➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ④⓪

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Mientras Ruggero sigue hablando con mi madre en la cocina, aprovecho para acercarme a Lionel, tomo aire y me preparo para lo que se viene.

—Karol—se voltea hacia mí. Patrick se escabulle dejándonos solos—. Escúchame, debo irme. Mis padres tuvieron un problema y me llamaron hace un rato—suspira, angustiado—. ¿Podemos hablar mañana?

—Oh, si. Claro, no te preocupes.

—Por favor, disculpame con tu madre que no me haya podido quedar para el postre. Pero sabes como son mis padres...

Claro que lo sé...

Se acerca y me besa en los labios, solo un corto beso y se marcha a las corridas. Bueno tendrá que esperar para mañana entonces, vuelvo mi mirada hacia la cocina y ahí está Ruggero sacando su cabeza.

—Te escucho—le digo.

—¿Volviste con él? —pregunta, al parecer vio el beso.

—No.

—¿Y ese beso? —ruedo los ojos.

—No significa que haya vuelto con él.

—Bien, perdón. Sé que no tengo derecho de reclamarte nada...

—Por supuesto que no—lo interrumpo—. Tengo demasiado sueño, así que habla. Te escucho—le digo. Mi mamá hace su aparición, pero al ver que estamos hablando, se vuelve sobre sus tobillos y se pierde en el pasillo.

—¿Podemos ir a otro lugar? —pregunta, le señalo que me ayude a mover la silla hasta la habitación. Una vez adentro, cierro la puerta y me ayuda a subir a la cama.

—Bien, ahora si. ¿Quieres un cafecito o algo? —le digo irónicamente.

—Sé que estás molesta conmigo, me debes odiar por lo que escuchaste y no te culpo. Yo me odio por no haberte defendido pero todo tiene su explicación.

—Te escucho—repito por tercera vez en la noche.

—Cuando tu llegaste a Seattle mi padre estaba en bancarrota y el restaurante todavía no existía, me tocó a mi salir a buscar trabajo cuando alguien me contrató como seguridad encubierta.

—Mi padre—murmuro. Él asiente—. Entonces no te acercaste a mí buscando amistad, lo hiciste por dinero—la decepción se siente en cada palabra que sale de mi boca, me siento muy confundida. Pero no hago más preguntas y lo dejo seguir hablando.

—Al principio, si. Pero fue entonces que un agente de la policía me fue a buscar a la salida del instituto, preguntándome si conocía a tu padre. En ese momento creí que Carrik solo tenía la empresa en Texas y a eso su fortuna, pero luego me enteré de algo más oscuro...

—Las plantaciones de marihuana, fue una de las razones por las que perdí contacto con él. No quería que me involucraran si lo descubrieran.

—Exactamente. Ese agente de policía es el Sr. Ferro, que hoy actualmente es el encargado de la misión para descubrir las plantaciones de marihuana.

—Y tu misión era...

—Renuncié con tu padre, porque ya había ganado suficiente dinero como para ayudar a mis padres a salir de esa baja económica y fue ahí que abrieron el restaurante.

—Si renunciaste. ¿Por qué seguiste siendo mi mejor amigo?

—Sabes muy bien las razones. Me enamore de ti, aunque tenía que hacerlo en silencio, ya que tu padre me amenazó en un principio que no me involucrara contigo.

—Por eso tu insistencia de demostrarle lo contrario cuando almorzamos. Espera, ¿tú te comportaste como si no lo conocieras la primera vez lo que se vieron?

—Sí, se supone que tu no debías saberlo. Tranquila que él no sabe donde trabajas, le daba cada detalle de lo que hacías pero preferí omitir eso.

—No me importaría de todas formas que lo sepa, yo me gano el dinero de buena forma. No como él. ¿Y lo que pasó en tu departamento?

—Esta es la parte en la vas a odiarme, cuando el agente Ferro se enteró que salías con su hijo, no quiso saber nada sobre eso. Me pidió que hiciera lo posible para separarlos, la razón principal era por tu padre y la segunda por el lugar donde trabajabas—él suspira—. Ferro no debe saber que tengo una relación contigo ni que estoy enamorado de ti, porque me despedirá y eso significa chau restaurante.

—¿Qué tiene que ver el restaurante?

—Él me hizo un préstamo para terminar de pagar el lugar y alguno que otro arreglo, con la condición de poner la mitad a su nombre.

—Me perdí, de verdad es mucha información para procesar.

—Trabajo encubierto para el FBI desde hace casi tres años, investigando a tu padre y la mejor forma que encontraron para llegar a él fue por ti.

—¿No tendrás problemas por haberme contado esto?

—No, nunca sabrán que te conté. Pero necesito tu ayuda para saber donde están ubicadas esas plantaciones.

—Ruggero agarraste a la peor persona, con Carrik tenemos la peor relación padre e hija que puede existir.

—Por eso necesito que te vuelvas cercana a él.

—¿Estás loco? Lo detesto.

—Por eso mismo. Lo detestas, arruinó tu vida y además se la da por ahí con lujos a costa de la adicción de otras personas.

—¿Mi padre sabe que trabajas para el FBI?

—Por supuesto que no. Ya me habría mandado a matar.

—No digas eso, por Dios—me tapo el rostro horrorizada.

—Karol, lo siento. Quiero que sepas que te amo. Nunca fue mi intención dañarte.

—Yo lo siento, por haber sacado conclusiones absurdas.

—No te preocupes, yo también lo hubiera hecho—coloca un mechón atrás de mi oreja, acariciando mi mejilla—. Me has hecho mucha falta—murmura, acariciando sus labios con los míos.

—Espera—digo, limpiando mis labios que aún tengo saliva de Lionel.

—No iba a besarte. No puedo—me dice.

—¿Ah, no?—me siento tan confundida y avergonzada.

—Me dijiste que necesitabas tiempo...

—Sí, tienes razón.

—No puedo, pero yo muero de ganas de besarte—dice uniendo sus labios con los míos.

Su deliciosa lengua jugando con la mía, el calor me empieza a subir por el vientre. Extrañe tanto esta sensación, mi piel arde a su toque cuando me quita el hermoso top con brillantes. Tomo el borde de su camiseta y se la saco, su boca devora mi cuello ferozmente. De pronto, empieza a relajarse y va más despacio por mi pie.

—Mierda, como te extrañe—gimotea.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora