➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ①④

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Ruggero

Se preguntarán ¿por qué estoy corriendo? Ni siquiera yo lo sé, en realidad Borja me llamó del aeropuerto diciéndome que había visto a la chica de mis dibujos. Sí, porque visteo en mi cuaderno el cual está repleto de dibujos de Karol. No conseguí un taxi, así que sólo me quedó correr como si mi vida dependiera de ello. No quedaba muy lejos el aeropuerto del departamento de Verónica, la misma que me gritó horrorizada que mirara antes de cruzar la calle. Me creía un crío, pero ciertamente lo era.

—¡A un lado! —grité.

Todo el conjunto de personas en el medio de la acera dio un brinco y me abrieron paso, me miraron furiosos y un poco aterrados, no los culpo. Parecía un psicópata en pijamas y crocs haciéndome lugar entre la gente.

Una fina capa de sudor había manchado mi frente y una gota se deslizó hasta mi mandíbula, habían catorce grados pero aún así mi cuerpo lanzaba chispas.

—¡Cuidado capullo! —escuché a mis espaldas.

—¡Lo siento! —respondí, aunque ya no podían oírme.

¿Tan desesperado estaba por saber de ella? Salí en pijama con los dientes sin lavar y el cabello revuelto, tengo tostada en mi boca que aún no lo logro tragar. ¿Será posible que ella esté aquí? Quizás se fue de viaje o algo así.

Estoy a una cuadra del aeropuerto, así que aumento mis pasos. La piel se me eriza de pensar en que quizás pueda encontrarla, hablarle y preguntarle sobre mí.

—¡Con permiso! —grité.

Una anciana se hizo a un lado, mirándome con el ceño fruncido pero no dijo nada.

Llegué al aeropuerto, donde una chica de sombrero extraño y gafas metió sus maletas en mi camino. Iba demasiado rápido, no tuve tiempo de frenar y arrase con una de las maletas, pateandola y sintiendo como algo duro había dado en mi pierna. No tuve cabeza para voltearme a disculparme y entré por las grandes puertas del aeropuerto. Empecé a buscar velozmente, visteando hacia todos lados. Al escuchar que el vuelo en el que Borja regresaba a Marbella ya había despegado cualquier esperanza de hallar a aquella chica se había perdido.

Regresé cabizbajo hacia la salida, había fracasado y quizás ella también se subió a un avión. Quería morir en ese instante, me había echo demasiadas ilusiones en los treinta minutos de trote. Me calme unos segundos, tomando asiento a las afueras del aeropuerto y mirando los coches pasar.

Estaba ridículo vestido y todo sudoroso, cualquiera diría que era un vagabundo. Me puse de pie, chocando mis pies en el suelo a medida que avanzaba, regresando por los pasos en los que anteriormente había corrido. Llegué hasta el lugar donde lance esa maleta por los aires, la chica ya no estaba como para disculparme.

Entonces note una cosa metálica tirada en el suelo, era una especie de identificación para las maletas. Me quedé helado al leer el nombre “Carrick Sevilla”, se me puso la piel de gallina y un escalofrío me recorrió la espina. Tenía una dirección en Seattle y un número telefónico. Se me pasó por la cabeza tirarla, pero lo mejor era guardarla y probar en llamar. Tal vez le pertenecía a la chica a la cual le patee la maleta, tal vez...

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  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora