➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ⑥

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Es la maleta de Giovanna, maldigo en voz alta mientras busco algún tipo de dirección o número telefónico. Sólo su nombre en letras con brillos y una etiqueta del muelle de Santa Mónica, ese debe ser un indicio.

Genial, pasaré mi día buscando a una desconocida y a mi maleta, en vez de descansar como mi cuerpo ya lo reclama. Termino de comer mi hamburguesa para darme fuerzas, Alexandra me matará por hacer esto. Tomo unos lentes oscuros y campera con capucha, nadie me reconocerá así. Tomo la maleta y cierro, busco en Instagram y en Facebook personas con ese nombre. De pronto, me siento como el acosador de You, el pensamiento me hace reír lo que me hace parecer más loco aún.

¡Genial!

Giovannareynaud56 en Instagram. “Veinte años, estudiante de derecho, vegana y amante de la naturaleza”. Esto parece más un perfil de Tinder. Me decido en enviarle un mensaje, pero su última conexión es de hace tres días. Mientras el ascensor baja, miro sus posteos y al parecer tiene dos hermanas, una de unos cuatro años y la otra debe tener unos doce. Sólo hay fotos con su padre y ningún indicio de algún novio, esposo o amante. Pero lo peor, ningún indicio de alguna dirección. Aún no contesta mi mensaje.

Salgo del elevador, caminando por la recepción y arrastrando la maleta. Nadie me reconoce por lo que agradezco, en cuanto piso la calle muchas cámaras se encuentran sobre mí. Por lo que me quito las gafas y no me queda más que sonreír. Alexandra me matará sin dudas, contesto unas preguntas y la seguridad me ayuda a llegar al coche. Coloca la maleta en el baúl y entro en el asiento trasero de un salto.

—¿A dónde Sr. Pasquarelli? —me dice el simpático chofer.

—No lo sé—gruño—. ¿No conoces por casualidad a alguna Giovanna Reynaud?

—Mmm, no señor. Disculpe.

—Confundimos maletas y ni siquiera sé donde vive—tomo mi frente.

—Quizás en el aeropuerto puedan darle información —me contesta, tiene razón.

—Pues al aeropuerto—le digo y él arranca el coche.

La única información que logran darme en el maldito aeropuerto es que tomó un vuelo desde Los Ángeles y que viaja constantemente entre estas dos ciudades, nada con respeto a ella por la confidencialidad

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La única información que logran darme en el maldito aeropuerto es que tomó un vuelo desde Los Ángeles y que viaja constantemente entre estas dos ciudades, nada con respeto a ella por la confidencialidad. Rendido salgo y le digo al chofer, que ahora sé que llama Óscar sobre mi fracaso.

—Señor, mire él es Christian. Es conductor de uber y llevó a una señorita hace unas tres horas a un lugar cerca de Santa Mónica, deberíamos intentar—me dice y asiento.

—Claro, por supuesto vamos—le contesto, subiendome al coche.

Él arranca y después de unos quince minutos estamos cerca de Santa Mónica, el olor a mar y el frío empieza a aumentar a medida que Óscar conduce. Saco mi celular, diez llamadas perdidas de Alexandra genial. Decido apagar mi celular y esperar a que lleguemos. De pronto, Óscar sale del camino marcado por el uber. Frunzo el ceño y la piel se me pone de gallina, un mal presentimiento me golpea, pero decido ignorarlo.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora