➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ⑤④

865 138 19
                                    

Pasaron tres horas en las que traté de llamar a Ruggero, pero simplemente me da buzón. Llamé a Antonella y me dijo que cuando llegó a su departamento había echo maletas y se fue a pesar de que intentó detenerlo. Probó quitándole el pasaporte, pero juró que encontraría la forma para venir. Ruggero siempre serás el ser más testaduro que he conocido.

Después de que le dieran el almuerzo a Valentina, me dispongo a hacerle la charla y preguntarle sobre sus intenciones para decirle a Michael, pero la veo tan destrozada que al final no le pregunto nada. Quizás aún es muy rápido. Lo único que espero que Ruggero no se lo diga a Michael. No me ha dado tiempo de advertirlo.

—Debería llamar a Michael —murmura.

Agradezco que haya nacido de ella.

—¿Estás segura? —indago.

—Sí, tiene el derecho de saberlo. Era su hijo... —susurra, y muerde su labio para evitar llorar—. ¿Me pasas el móvil? —pregunta. Asiento.

Le alcanzo su celular, lo desbloquea y marca su número. Se queda varios segundos viendo la foto de perfil de Micharl y tomando valor, hasta que finalmente lo llama.

—¿Quieres que me quede? O... ¿prefieres estar sola? —le pregunto.

—Sí, ¿puedes esperarme afuera? —pregunta y asiento.

Me bajo de la cama, caminando hacia la puerta y la abro. Miro a mi hermana varios segundos, antes de salir y cerrar la puerta detrás de mí. Me siento en una banca afuera de su habitación, la escucho sollozar y contarle a su novio la horrible noticia.

Me agarro la frente con fuerza, intentando calmarme. Han pasado dieciocho horas desde que llegamos y no he podido pegar un ojo. Además estoy demasiado molesta con Ruggero, le dije que no venga y es lo primero que hace, para colmo apaga su celular así que ahora no tendré ni idea de lo que está haciendo o lo que pretende hacer.

Decido calmar mi mente y centrarme en lo importante, debo encontrar a mi padre y advertirlo. Me calmo, me pongo de pie y le informo a Valentina que iré por algo para comer. Ella asiente con la cabeza y sigue su conversación con Michael. Salgo del hospital y me subo a un extraño estilo de taxi, al cual le indico la dirección de la clínica de oncología y en quince minutos estoy afuera. Entro al lugar, dándome una muy mala espina casi al instante. Camino hacia recepción, donde una mujer bajita con rizos descontrolados me sonríe amable. Le digo que busco a mi padre y me dice que está en el cuarto piso, me da una cintita de visitante y camino al elevador.

No sé qué haré exactamente cuando lo vea, creí que Valentina estaría a mi lado cuando hiciéramos esto, pero ahora ella tiene sus propios problemas. No quiero presionarla.

Las paredes del pasillo están pintadas con muchos colores y se ven realmente alegres, a pesar de que en el aire se respira mucha tensión y ganas de salir corriendo. Golpeo la puerta de la habitación de mi padre, y luego de un oír un “pase” me adentro al lugar. En cuanto veo la figura delgada de mi padre en la cama, la piel se me pone de gallina y mi rostro no lo disimula.

—Karol, querida... —murmura.

Se sienta en la cama y me mira sonriente. Se ve tan diferente al hombre que se fue hace unas semanas, está tan cambiado y su cabello se está cayendo. Se ve tan mal y me pone violenta el saber la razón de ello.

—Hola Carrick —le digo, acercándome a la cama—. ¿Cómo te sientes? —pregunto.

—Mejor de lo que me veo —ríe.

—Sabes que no puedes mentirme... —frunzo los labios y me acerco un poco más.

—Le pedí a Valeria que las trajera porque los médicos ya no tienen esperanzas, lo más probable es que me queden unos días... —murmura, entonces suelta una gran tos desde lo profundo de su garganta.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora