➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ④⑨

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Luego de unos quince minutos, finalmente llegamos al aeropuerto y noto a Ruggero muy inquieto. Le pido que se relaje y él respira súbitamente varias veces antes de tomar el valor para bajarse del coche, lo sigo y dejo mi bolso debajo del asiento.

Entramos al gran lugar, trayendome recuerdos de la última vez que estuve aquí en mis sueños. Le decía a Ruggero que lo dejaba por Lionel, la piel se me pone de gallina.

—Deberías haber traído uno de esos cartelitos que tiene su nombre —lo regaño.

—Según mi padre debo buscar un chico idéntico a mí —susurra, jugando con sus dedos—. Además, no sé ni como se llama —ríe.

—Osvaldo —murmuro. Recordando mi sueño.

—Ese soy yo —dice una voz a nuestras espaldas.

Oh por Dios, si que es idéntico a Ruggero.

—Ruggero. Hermano —le dice.

—¿Te llamas Osvaldo? —pregunta confundido, mirándome a mi. Él asiente —. Bienvenido a Estados Unidos —le dice extendiendo su mano, pero Osvaldo la rechaza y le da un abrazo.

—Muchas gracias —le contesta este, esbozando una sonrisa.

—Ella es Karol, mi... —empieza, pero me mira sin saber que decir.

—Es complicado —bromeo, haciendo que el marroquí ahogue una carcajada.

—Es un gusto, Karol.

—El gusto es mío. ¿Nos vamos? —les pregunto con apuro, llegaré tarde a mi clase.

—¿Cómo sabías su nombre? —gruñe Ruggero en mi dirección.

—Es una larga historia —respondo.

—Me alegro que hayas accedido a venir —le dice Ruggero cuando entramos al estacionamiento.

—Fue difícil convencer a mi madre, nunca había salido de Marruecos —le responde, rascando su nuca.

Pero yo estoy tan fascinada con su parecido a Ruggero, debo estar quedando como una grosera al mantener la vista en él fija. Olsvaldo me sonríe, haciéndome ruborizar y finalmente aparto la mirada.

—¿Dónde aprendiste Español? —le pregunto, mientras Ruggero arranca el coche y lo saca del estacionamiento.

—Fui a instituto de idiomas, sé siete idiomas y lenguaje de señas —me contesta.

—Eso es increíble—respondo, volteando mi cuerpo para mirarlo en el asiento trasero.

—No tanto, es aburrido saber tantos idiomas pero no poder ponerlos en práctica. Al fin puedo hacerlo... —dice colmado de alegría.

—¿Cuánto tiempo vas a quedarte? —pregunta Ruggero con frialdad.

Le doy un apretón en la pierna para que se relaje y lo fulmino con la mirada. Ruggero rueda los ojos y sigue conduciendo.

—Hasta que me corras —responde entre risas y me hace reír a mí también.

—Creí que te quedarías en casa de mi padre... Digo... Nuestro padre —tartamudea.

—Ah. Yo creí que me quedaría contigo, no sé si sabes pero Bruno y yo no tenemos la mejor de las relaciones...

—Bienvenido a mi mundo —digo con ironía.

—¿También te llevas mal con tu padre? —pregunta Osvaldo y asiento—. Lamento oír eso...

—Bien, entonces te dejaré en mi departamento así te instalas —interrumpe Ruggero, aprieta el volante con mucha fuerza y los nudillos se le palidecen.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora