➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ⑨

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-¿Tienes tu guitarra?

-Por supuesto, sabía que ibas a querer cantar algo.

Luego de horas cantando, bailando y molestándonos, llega la hora de irse. Todo ese sueño que estaba viviendo en algún momento se tenía que terminar, Ruggero está hablando por teléfono. Continuó mareada porque el champagne aún sigue en mi sangre, qué más desearía que nos quedemos aquí esta noche...

-Karol, tendremos que quedarnos aquí esta noche.

-¿Qué?-me sorprendo de mi misma cuando digo esa simple palabra con todo el horror posible, acaba de leer mi mente o pensé en voz alta-. Estás ebrio, pero estás en condiciones para manejar.

-No es eso, ¿recuerdas el puente en el cual pasamos mil veces dando vueltas?-asiento-. Está inundado por la lluvia, las calles de tierra están intransitables y hay riesgos de derrumbe en las carreteras.

-Agradezcamos que mañana es domingo-murmuro, recordando las palabras que dije al llegar.

-La verdad. ¿Tienes hambre?-niego con la cabeza-. ¡Vaya milagro!-se burla.

-Tengo sed, pero también sueño. ¡Ay no sé ni lo que quiero!-bufo, frustrada.

-Somos dos en todo caso...-murmura.

Me mira fijamente, su mirada penetrante con sus bellos ojos marrones, inyectados en sangre debido a nuestras copas de más, sus labios suavemente apretados y esa barba de semanas que decora su rostro. No se parece mi mejor amigo que cruce en el instituto cuando llegué, su voz era más suave y tierna, ahora por tanto cigarro se ha vuelto gruesa y ronca, pero no deja de gustarme cada vez que una palabra sale de su boca. Esa boca con esos labios carnosos, rosados y suaves. No puedo olvidar el pequeño beso que nos dimos, quiero sacármelo de la cabeza pero no puedo. Necesito volver a probarlos...

-Karol-dice suavemente, sacándome de mi trance-. Si tienes sueño puedes dormir en mi habitación, yo estaré en la de mis padres por si necesitas algo. ¿Bien?

-Si, claro en un momento voy-murmuro, estoy mojada, mierda. Los pensamientos impuros sobre mi mejor amigo han dejado mis bragas empapadas, carajo. ¿Qué haré con esto?

Subo las escaleras a pasos cortos y frenando en cada escalón con miedo a un trompezón, abro la primera puerta que veo en el pasillo. Genial, un baño. Me aseo rápidamente, estoy muerta de vergüenza. Estoy borracha, excitada y loca por ese hermoso hombre que me gusta hace tanto tiempo. ¡No eres correspondida! Me recuerda mi subconsciente. ¡Ya lo sé imbécil, déjame hacerme ilusiones! Es solo mi mejor amigo, mañana volveremos y todo estará como antes. Todo volverá a la normalidad.

Salgo del baño, tirando la cadena y secando mi cara con mi blusa gris. Soy una completa estúpida, la blusa se trasluce de una manera muy provocativa. ¡Mi chaqueta está abajo! Genial, piensa, piensa Karol, piensa.

-¿Necesitas una toalla?

Un Ruggero sin camiseta posa muy sensualmente en el marco de la puerta de lo que parece su habitación, me lanza la toalla y la acepto sin protestar. No porque no quiera mandarlo a la mierda por burlarse de mi, solo estoy muerta de vergüenza por las cosas de mi mente de borracha está pensando de él en estos momentos.

-Entra ven, te ayudaré a desvestirte.

Mi corazón se detiene, mis bragas se acaban de mojar nuevamente. ¡Mierda! ¿Desde cuando tiene ese efecto tan irritable en mí?

-¿Qué?-jadeo.

-No puedes ni mantenerte en pie, ven aquí-riendo, me toma de los hombros.

Apretando mi cabeza en su pecho me hace ingresar a la habitación, me dirige a la cama pero en uno de los muebles me llama la atención algo. Un porta retrato de un pequeño Ruggero Pasquarelli en calzoncillos de astronautas, no puedo evitar reír como loca. Él rueda los ojos.

-Espera, es una foto muy tierna-paro de reír y la tomo entre mis manos, con miedo de romperla.

-Tenía seis años, es en Italia cuando aún vivía allá.

-Tengo que agradecer a los astros que viniste aquí...

-En realidad, yo debería agradecer que tu estés aquí-acaricia mi mejilla-. Perdóname que este día no fue lo que tenía planeado.

-No te disculpes, creo que no podría haber sido mejor. Yo no te regalé nada-me cruzo de brazos y hago un puchero como niña chiquita.

-Estás aquí y con eso es suficiente.

-Bien, basta de cursilerias mucho por hoy. Te amo Ruggero, buenas noches-beso su mejilla y camino hasta la cama.

Mierda, es la cama más cómoda que mi cuerpo ha tocado. Se acerca a mi, quitando mis converse de lugar. Me ofrece una camiseta suya y aunque me niego la deja en los pies de la cama, en cuanto se va y cierra la puerta la tomo entre mis manos, huele a él. Se preguntarán, ¿a qué huele Ruggero? Pues no lo sé, solo estoy segura que es lo único que mis fosas nasales desean oler.

Genial, ahora soy una loca que huele camisetas.

Me quito los pantalones, colocándome su camiseta arriba. Me queda hasta un poco más arriba de los glúteos, en el espejo puedo ver la palabra "Led Zeppelin" la famosa banda de rock de la cual Ruggero es fanático.

Tomo asiento en la cama, observando como las gotas de lluvia mojan la gran ventana que da con el prado y el lado. Todo es tan hermoso aquí, quisiera no irme jamás. Me levanto y camino hacia el balcón, en un intento fallido de no hacer ruido las puertas de vidrio rechinaron al rozar contra el suelo

-Karol-escucho a mis espaldas-. ¿No tenías sueño?

-Sólo quería observar la lluvia, es una idiotez pero este lugar me da mucha tranquilidad.

-¿Qué? Me estoy muriendo sin batería en mi celular, no sé que hacer. Sé que son las doce de la noche gracias al reloj de pared que hay en la habitaciónde mis padres, voy a morir si no nos marchamos mañana mismo.

-A mí me parece genial, no hay ruidos más que el de la lluvia golpeando el vidrio de la ventana. Llenando el lago, me tranquiliza por completo. Me siento hasta más liviana-suelto una risa tonta, por lo cual está riendo a mi lado.

-Mi camiseta te queda mejor a ti.

-Oh, mierda. Estoy en bragas-me ruborizo de pies a cabeza, agradezco que las luces estén apagadas porque debo estar de color carmesí.

-Tranquila, yo en boxer-río, pero es hasta que mis ojos van a parar ahí abajo.

¡Deja de mirar, Karol!

-Si Lionel se enterara de esto, creo que se volvería loco y me mataría.

-Lionel es un idiota.

-No puedo creer que no notó que eras tu, es decir, aunque tengas una cirugía en el rostro me daría cuenta que eres tu. Cuando entras a un lugar, es como si de pronto todo se vuelve mejor. Ya sabes, ahí estás con tu sonrisa, haciendo cualquier cosa por hacer reír. Aunque tu la estés pasando peor, eres increíble.

Coloco mi mano sobre la suya sin pensarlo, la cual está asentada en la baranda del balcón.

-Amo todo lo que dices.

-Yo te amo a ti...

Él me sonríe, de pronto me siento tan feliz que podría morir de alegría. Tan solo con unas cuantas palabras es capaz de hacerme sentir tan dichosa, por un momento mi vida es un poco mejor. Se acerca un poco, acariciando mi mejilla con su mano libre.

-Despiertas cosas en mi que nunca nadie lo hizo...

Bésame, bésame, bésame.







  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora