➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ①③

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Agradezco al cielo que luego de haber buscado nuestras compras la rubia piernas largas de Julia se haya ido a la secundaria, es que mierda la detesto sin
conocerla. La forma en la que me restregó en la cara que fue novia de Ruggero, además es hermosa maldita sea. Mi metro y medio la odia.

—¿En qué piensas?—me pregunta Ruggero mientras conduce de nuevo a su casa.

—En que Dany va a correrme—gruño, no estaba pensando en eso pero es una realidad. No le avisé que iba a faltar tantos días y odia a la gente irresponsable, solo tendré que resignarme y buscar un nuevo trabajo.

—Mejor—murmura.

—¡Ruggero!—lo regaño, nunca le gustó que trabaje ahí sabiendo lo que hago.

—Piénsalo como una oportunidad de buscar algo nuevo.

—No tengo algo nuevo, sólo eso. Lo llamaré, él comprenderá—eso espero.

—No te correrá, eres la mejor bailarina de ese horrendo lugar. Eres... ¿cómo te llama? Eres la reina de la noche.

—Una reina sin corona ni trono. Sólo prendas diminutas y zapatos que me hacen ver alta.

—¿Es eso posible?—se burla.

Quiero fingir enojo pero termino riendo con él, lo golpeo en el hombro y me quedo perpleja al observar su perfil. Tiene la nariz perfectamente esculpida y la barba de unos días resalta en su mentón, es tan bello. Nunca me imaginé pensando de él de esta forma, ni siquiera en sueños lo pensé. Sólo era mi penoso mejor amigo que le avergonzaba verme en bikini, pero creo que esto ya venía de hace mucho. Creo que soy más bien una mejor amiga con Lionel que con Ruggero.

Siento que en estos días Ruggero se ha encargado de hacerme ver lo ciega que estaba al pensar que Lionel me amaba, pero no sólo con este viaje. Si no, también en la fiesta. Quiero buscar justificaciones donde no las hay, excusar a Lio. El alcohol, las circunstancias, el hecho de que me engañó conmigo misma. Pero no puedo, me pongo a pensar... ¿y si esa stripper no era yo y era otra? ¿Él se hubiera acostado con ella? O en realidad la pregunta sería ¿Me ha engañado ya?

Basta, Karol. Estás siendo paranoica.

Lo que más temo es que mi futuro con Ruggero no sea más que una ilusión, un espejismo de poder existir un "nosotros", o simplemente el querer un poco de aprecio cuando sé que mi novio es capaz de engañarme.

—Deja de pensar—Ruggero me saca de mi trance, de mi batalla campal entre lo que está bien y lo que está mal. Está sacando las compras de las bolsas.

—¿Qué?—me hago la desentendida. Sentada a lo lejos en el sillón.

—Deja de pensar. Te conozco, estás carcomiéndote pensando en lo que estamos haciendo—se acerca. Oh no, no te acerques.

—Odio que me conozcas tanto—me sincero.

—¿Hicimos un trato, verdad?—asiento—. Si tu me paras ya, volveremos a lo de antes. Pero si decides continuar, ten en cuenta que no me resistiré en meterme en mi cama—me toma del mentón, plantando un beso en mi frente.

Sus palabras me vuelven loca, esa presión en mi vientre crece y si me vuelve a hablar asi, seré yo quien lo meta en la cama.

—¿Sabes cuántos veranos aguanté el hecho de tenerte semi desnuda frente a mi y no poder hacer nada? Andabas de ahí para allá de la manita sudada con el idiota de Lionel. ¿Sabes cuántas veces quise sacarte esas dos piezas de ropa que cubrían tu cuerpo?—se va acercando. Se pone de rodillas frente a mi y coloca las manos en mi cintura.

—Ruggero...—quería que suene como una advertencia, pero mi voz me falla y parece más una súplica.

—Karol, te deseo con locura desde ese momento en que me besaste en el coche. Te deseo desde que te conocí—él ríe—, no puedo creer lo que sale de mi boca en este momento. Pero después de años de guardarlo necesito sacarlo.

—Ruggero, yo...—me calla, llevando su boca a mi cuello.

Oh... mierda.

—Quiero saborearte—sisea en mi oído, sus dientes se aferran a mi clavícula y gimo despacio.

—Ruggero—gimoteo. Lleva las manos al borde de mi short.

—¿Puedo?—pregunta. Asiento, soy incapaz de hablar en este momento. Elevo la pelvis facilitando que me quite el pantalón, sus dedos rozan la piel de mi cadera y siendo que me quema.

Nunca compré ropa interior para alguien, no creí que en mis cortos diecisiete años alguien me vería en bragas y brasier. Sus manos acarician mis caderas, mientras que su boca se encarga de devorar cada centímetro de mi cuello.  Esta termina sobre la mía, introduciendo su cálida lengua en mi cavidad bucal y coloco las manos en su cuello, tomando su cabello y tirando con fuerza. Él gime, lo cual me hace gemir a mí y ambos sonidos se hacen uno. Ruggero toma mi blusa de los bordes, pero lo detengo.

—Ahora tu—murmuro. No reconozco mi voz, está tan acelerada y ronca. Ruggero se para, quitando su polo azul por la cabeza y llevando las manos a su cinturón. Su pecho sube y baja violentamente, una vez que se quita los pantalones se agacha y me toma de las caderas hacia el borde del sillón.

—Eres bellísima—murmura, tomando ahora si el borde de mi blusa y quitándola. Sus ojos van a parar en mis pechos, los cuales resaltan en el brasier blanco. Me mira, pidiendo permiso. Estoy temblando, he perdido el habla y agradezco no poder hacerlo, porque seguramente me llevaría a decir alguna bobada y arruinar el momento, tengo que detenerlo... pero quiero gozar de esto un poco más.

Estoy tan excitada, mojada y desesperada. Su mano roza mi sexo, la cual va a parar en mi cuello para profundizar el beso. Ruggero lleva las manos a mis bragas, sus dedos se clavan ahí y las empieza a deslizar por mis muslos. Se lame los labios, su lengua humedece cada centímetro de esas pares de almohadas suaves y exquisitas.

Termina quitándome las bragas y las lleva a su nariz. Por Dios, este chico va a matarme. Veo sus intenciones, su cabeza va a parar directo ahí. Justo donde más deseaba tenerlo y anhelaba que tocara. Me abre las piernas, colgando una de ellas en su hombro y no puedo evitar llevar mi mano a mi boca. Ni siquiera me ha tocado y ya estoy gimiendo como loca.

—Ruggero—gimo, cuando su lengua toca mi punto más sencible.

—Eres deliciosa—murmura, mientras me vuelve loca con la lengua. Lleva una de las manos a mi pecho, la mete por debajo del brasier y me toma el pezón entre los dedos, tira de él haciendo que llegue a mi primer orgasmo.

No puedo pensar, no quiero pensar, porque hacerlo sería caer de mi sueño y darme cuenta que no es correcto. Darme cuenta que estoy engañando a mi novio con mi mejor amigo, porque aunque quiera negarlo sigo de novia con Lionel.

—Karol—gime Ruggero, envolviéndome en el segundo orgasmo—, me vuelves loco—ahora sus labios están en mi pelvis, sus dientes mordiendo en esa fina línea blanca de mi bronceado del verano—. Llevo un largo tiempo queriendo hacer esto en ese lugar que ese maldito bikini tapaba—arqueo la espalda y mi mano va a parar en su cabeza, tomo su cabello en un puño y tiro.

Se acerca a mis pechos, las manos van a parar en el broche dejándome asi desnuda frente él. Muerde su labio inferior, vuelve a arrodillarse y puedo ver el gran bulto en sus boxers. En este instante en lo único que pienso es en su pija adentro de mí, aunque el pensamiento morboso y excitante es más un deseo, no puedo hacerlo con Ruggero, al menos no ahora.

—Detente—gimoteo. Por supuesto que no quiero que se detenga, pero la culpabilidad es más fuerte que yo—. Detent...

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora