➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ⑤⑤

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—Me moría por mostráros y más al ver que se preocupais tanto. Pero aún estaba bajo la influencia de mi madre y gracias a Dios, ya no lo estoy.

—Eso quiere decir que no soy una promiscua —chillo de alegría.

—Aún te besaste con ambos —murmura.

—Pero no me los cogí.

El alivio desciende por mi frente y limpio una gota de sudor invisible.

—Me alegro por eso entonces... —dice entre risas.

Luego de varios minutos en los que miramos el techo, lanzo un chasquido con la lengua. Debemos continuar con esto.

—¿Qué haremos si ninguna de las dos es compatible para donarle médula?

—No lo sé... —murmura—. Pero debemos ser optimistas, alguna tiene que ser... —asegura.

—Una ambulancia vendrá en diez minutos a buscarlo. Debemos ir a preparlo —le digo. Ella asiente.

Mientras Carrick es trasladado al hospital, nosotras tomamos un taxi para ir al hotel. Este viaje está siendo una verdadera locura y necesito un momento para relajarme y tomar una bendita ducha.

—Ruggero aún no me contesta —le digo a Valentina. Ella pasa la tarjeta por la puerta del hotel y entramos a la suite.

—Debe estar en el avión seguro.

Mi hermana intenta calmarme, pero no puedo. Hay algo en todo esto que no me gusta, estoy demasiado preocupada y aún más cuando su celular me da a apagado. Me doy un segundo para respirar y calmarme, todo tiene que estar bien.

Miro la suite, un lugar realmente hermoso es lástima que no podremos disfrutarlo a fondo. Me encanta la idea de que ya hayamos resolvido el problema de Valeria, solo queda ayudar a mi padre y entonces podremos salir a conocer lugares. La idea de que Ruggero venga me pone feliz cada vez más, esta es la ciudad del amor y amaría realmente conocer la torre eiffel con él. Sería muy hermoso.

Nos turnamos para bañarnos, así que Valentina entra primera y está un gran rato ahí metida. La escucho llorar de vez en cuando y se me parte el corazón, esto está siendo demasiado para ella. Demasiado para todos. Una vez que Valentina sale, me adentro al gigantesco baño y lleno la bañera. Coloco un poco de gel y se empiezan a formar burbujas, me relajo lo mejor que puedo y comienzo a llevar mi mente a otro lugar, un lugar sin problemas y dramas. Pero sin dudas ese no sería mi hogar. Salgo de la tina y envuelvo mi cuerpo en una toalla blanca de algodón suave que cuelga en el perchero, seco mi cabello de a golpecitos y descuelgo el secador de la pared.

—Karol, sal rápido —dice Valentina y un mal presentimiento me golpea.

Termino de secar mi cabello y salgo a toda prisa.

—Me han llamado del hospital, debemos irnos —anuncia.

Asiento.

Me deslizo unos jeans azules por las piernas, me coloco una blusa y sudadera gris. Ato mi cabello desordenado en una coleta alta y meto en mi mochila todo lo necesario, cerramos la habitación y caminamos a toda velocidad hacia el ascensor. Al cruzar el vestíbulo escucho las noticias de varios accidentes y la piel se me pone de gallina, salimos y tomamos rápidamente un taxi.

—¿Qué va a pasar con mi madre? —pregunta Valentina después de un rato.

—No lo sé. Supongo que la llevarán a Estados Unidos y ahí será juzgada, por lo que me dijo el oficial hay muchos cargos en su contra. Extorsión, intento de homocidio y fraude, entre ellos.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora