—Voy a pedir la noche—le anuncio, tomando mi celular.
—¿A dónde iremos?
—Donde tu quieras...—murmuro.
A los tres timbres Dany me contesta, le meto una excusa de que estoy enferma, si no hago reposo mañana tampoco podré ir a trabajar y posiblemente muera. Él me pide que me recupere y luego de agradecerle, le cuelgo. Sabe que si su mejor bailarina muere la clientela desaparecerá.
—Listo —le digo.
—Te llevaré a un lugar tan especial y cliché que querrás vomitar—me dice, haciéndome reír a carcajadas.
Luego de quince minutos estaciona en un supermercado veinticuatro horas, lo observo ampliamente confundida cuando detiene el motor y se baja.
—Oye, esto es muy cliché —le digo con ironía y él ríe.
—Antes iremos de compras —me abre la puerta y extiende su mano—. My lady—sonrío mientras la tomó y bajo del coche.
Son las doce de la madrugada cuando cruzamos las puertas del supermercado. Ruggero toma un carrito y lo arrastra por los pasillos, lo veo tomar muchas cosas y colocarlas en el. Cosas realmente innecesarias.
—¿Pintura? —le pregunto confundida—. ¿Para qué necesitamos pintura?
—Ya lo verás... —me mira con picardia y temo con las ideas que se le pasan por la cabeza.
Lo sigo por los pasillos cuando mete una cierta cantidad de bolsas de snaks y botellas con distintas bebidas.
—¿Harás una fiesta o a qué se debe tanta comida?
—Me has leído la mente—deja el carrito y se acerca a mi, tomándome de la cintura —. Pero una fiesta para tu y yo, solitos—me besa suavemente y me suelta, mientras sigue con sus compras inútiles. Lleva cortinas de baño y toallas de algodón, ¿qué está planeando?
—Mira esto —le digo, tomando un sombrero muy gracioso de el pasillo de cotillón.
Saca su celular y me toma una fotografía, hago una cara rara y saca otra. Mientras él observa las fotos, me abrazo a su cintura y quitándole el celular, nos tomo una selfie. Hace una cara extraña y tomo otra. Pongo en modo secuencia y Ruggero me besa en los labios, lo miro y se me explota el corazón de amor.
Parecemos un par de novios enamorados, aunque aún no tengamos un título serio y no sepamos que será del futuro de nuestra relación.
—Creo que compramos todo lo que necesitamos—toma mi sombrero extraño y lo mete al carrito.
—No tienes que comprar eso—le digo, intentando sacarlo pero me detiene.
—Te ves muy tierna con él, déjalo —no me opongo.
Llegamos a la caja y el pobre cajero casi se desmaya cuando vio la cantidad de cosas que lleva el carrito, todas son idioteces.
—¿Contado o tarjeta? —dice. Ruggero le acerca su efectivo y casi me desmayo cuando paga aproximadamente tres mil dólares en esto.
—¿Estás loco? —le digo, cuando empuja el carrito por el estacionamiento.
—Por ti, nena.
—No intentes engatusarme, son cosas realmente innecesarias. Dinero tirado.
—Dinero que pagará el cretino de mi padre—dice, abriendo el baúl del coche y empezando a colocar las bolsas en el.
—No me dijiste la razón por la que tus padres se divorciaran—murmuro.
Termina de guardar las compras, cierra el baúl y entramos en el coche. Me mira y suspira, preparándose para hablar.
—Mi madre descubrió que hace unos diecisiete años, en unos de los viajes a Marruecos mi padre tuvo una aventura con una mujer —abro los ojos como platos.
—¿Cómo lo descubrió? —es lo único que se me ocurre decir.
—Hace unos años esa mujer contactó a mi padre, al parecer la embarazo y exigía que le envié dinero—mi mandíbula va a caer al suelo de la sorpresa, no creí que Bruno fuera capaz de algo así.
Siempre fue mi única imagen del padre y marido perfecto, las apariencias realmente engañan.
—Al parecer mi padre enviaba una buena cantidad a otro nombre como si fuera un inversionista. En el el último viaje como mi madre lo acompaño, lo descubrió cuando ella personalmente fue a pagarle a ese inversionista y charlar sobre nuevas propuestas gastronómicas. Mi madre lo encaró y no le quedó más remedio que decir la verdad, por eso cuando fuimos a almorzar hoy mi padre se comportó tan amable. Volvió antes de Marruecos para intentar convencerme de que me quede con él y no con mamá.
—Wao, entonces ... ¿tienes un medio hermano?—es lo único que se me ocurre decir, estoy impactada.
—Mira justo la coincidencia. Apenas descubres que tienes una media hermana y ahora lo tengo yo.
—Sé perfectamente lo que debes estar sintiendo.
—Lo sé, por eso apenas me entere y tuve una fuerte discusión con mi padre. Corrí a contártelo a ti.
—Y yo te recibí de la peor manera posible —agacho la mirada. Coloca los dedos en mi mentón, levantando mi cabeza para que lo mire.
—Nunca te lo hubieras imaginado, ni yo...
—Te prometo que siempre estaré para ti, Ruggero. Pase lo que pase con nuestra relación, eres lo más importante para mí.
—Para mí también. Por eso te tengo una sorpresa...
—¿De verdad? Muéstrame —le digo divertida, tratando de cambiar el humor del ambiente.
—Tenemos que ir a buscarlo...
—No necesitas regalarme nada, vamos al lugar que querías llevarme y según tu me hará vomitar
—río.—Bien. Te llevaré —dice, simplemente.
Creí que iba a insistir con la sorpresa, hay algo raro en esto pero no le digo nada. Sigue manejando, y estaciona en frente de una farmacia. Lo miro nuevamente confundida, se baja y me pide que cierre los ojos. Genial. Me cubre los ojos pero no vamos en dirección a la farmacia, estamos cruzando la calle. No lo entiendo. Estamos en pleno centro de Seattle. ¿A qué lugar me lleva?
Siento que saca un manojo de llaves y abre una puerta. Estoy tan impaciente. De pronto me quita las manos pero me pide que no los abra aún.
—Ahora—dice.
Oh, por Dios...
—Un departamento —digo, mirando como solo hay un simple sofá.
—En unos meses terminamos la secundaria y será momento de que vida independientemente de mis padres, pero como se van a divorciarme me adelante y estaré instalado mañana mismo.
—Ruggero es un hermoso lugar, me siento tan orgullosa que quieras por fin vivir solo.
—No viviré solo, es decir—busca en su bolsillo y saca dos par manojos de llaves, uno con un llavero con una R y el otro con una K, no puede ser—, si aceptas. Viviremos juntos... ¡Sorpresa!
ESTÁS LEYENDO
➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol]
Hayran KurguSer una chica con dos vidas diferentes no es fácil, ocultarle a mi novio la verdadera profesión que realizo y lo que conlleva esta no es fácil, ser testigo de que como me denigran y tratan de comprar, no es fácil «nada es fácil». Sí, ser yo no es lo...