—¿Papá?—mi voz sale temblorosa. Creo que me desmayare.
—Karol—sonríe. Cuando menos me doy cuenta estoy envuelta en sus brazos, me está abrazando y yo no se lo estoy impidiendo.
—Nena, si que te pasaste...—Ruggero sale del salón y se queda frío cuando nos ve.
Aún sigo siendo aplastada por este hombre que odio tanto pero no puedo reaccionar, estoy tan asustada y quiero llorar. Este señor es el culpable de todo mi desequilibrio metal y mi excesiva sensibilidad.
—¿Con qué te pasaste?—dice, mirándome.
Finalmente reacciono, separándome bruscamente de él. Carrik Sevilla está aquí y yo no estaba lista para este reencuentro.
—¿Qué haces aquí?—gruño, hacia él.
—¿Quién crees que paga las colegiaturas?—dice irónicamente.
—La mía tu no—le digo de igual forma.
—¿No nos vemos hace cuanto? Y ya estamos peleando.
—Hace aproximadamente dos semanas te metiste a mi apartamento. Ah, pero si hablas desde mi fiesta de dulces dieciséis. Entonces casi dos años.
—Creí que ya no estarías molesta conmigo...
—Oh, tranquilo. Ya no me molestas, no eres tan importante—le digo, recordando las sabias palabras de Valentina en la mañana. Fueron tan ciertas que se me quedaron grabadas en la cabeza.
—No vas a presentarme a tu novio.
—No es mi...
—Ruggero Pasquarelli. Un gusto Sr. Sevilla—ambos estrechan sus manos. Miro a Ruggero con una cara de: "¿de que lado estás?".
—Carrik. El gusto es mío. ¿No te importará que te robe a mi hija unas horas?—miro a Ruggero, pidiéndole ayuda.
—Les propongo ir a almorzar en el restaurante de mis padres. ¿Comida italiana?
Ruggero lleva a mi padre a la salida. ¿Qué carajos está haciendo? De pronto estoy muy molesta con él y con todos. Pero camino detrás de ellos sin protestar. Al único que siempre he podido echarle frente es a mi padre y ahora Ruggero me está quitando ese poder.
—Mi chofer nos llevará—dice mi padre, sacando su iPhone del bolsillo y llamando a alguien.
¿Quién es este hombre de clase y dónde dejó a mi padre?
Me acerco a Ruggero mientras, lo tomo del brazo y nos alejo un poco.
—¿Qué mierda crees que haces?—bufo.
—Trato de caerle bien a mi futuro suegro.
—¡Ruggero! ¿Por qué le dijiste que somos novios?
—Yo nunca dije eso.
—Pero tampoco lo negaste—ruedo los ojos—. En algún momento se cruzará con Lionel. ¿Y qué le diré? Ah, ya se. Papá este es mi verdadero novio, el otro es el que solo me llevo a la cama—digo todo tan rápido que siento que voy a desplomarme.
—Estará aquí en un segundo—avisa—. Karol, ¿tienes problema que invite a Valeria?
—¿De verdad lo dices?—prácticamente le ladro, solo la mención de esa mujer me da ganas de vomitar.
—No importa de todas formas.
—Valentina me dijo que se iban hoy. Nunca fuiste a mi colegio a pagar la colegiatura, siempre mandabas por correo.
—Aproveché el que estaba aquí. Quería conocer el lugar al que asisten mis hijas y de paso tenía esperanzas de encontrarte. Valentina me mintió que ya te habías marchado.
Te amo hermanita, gracias por intentarlo.
—Ahí está. Al fin—dice, cuando una gran camioneta negra se acerca a nosotros.
Todo es silencio cuando estamos en el coche, Ruggero sentado a mi lado y mi padre en el asiento delantero. Es demasiado incómodo.
—Voy a matarte—murmuro, pero solo gano una sonrisa triunfante de su parte. Envuelve mis hombros con su brazo y me besa la frente.
—Estoy tratando de hacer lo correcto—me dice, sonriéndome cálidamente. Él me hace ser mejor y solo por eso le estoy dando la oportunidad a mi padre de una comida.
Cuando llegamos al restaurante, el chofer nos abre la puerta y bajo después de Ruggero. Apenas entramos Bruno se acerca a su hijo y le da un fuerte abrazo, como si haces meses no lo viera.
—¡Ruggero, figlio mio!
Una particularidad de Bruno es el hablar con voz demasiada alta, casi gritando. Por lo cual, más de un cliente que estaba disfrutando de su delicioso almuerzo dio un salto en la silla.
—¡Karol!—se acerca y me abraza—. Siempre es un placer tenerte aquí bambina.
—Papá, te presento a Carrik Sevilla el padre de Karol—Bruno abre los ojos sorprendido.
—Piacere di conoscerti finalmente—ambos estrechan las manos.
—El placer es todo mío—dice educadamente mi padre, me quedo atónita. No esperaba esto realmente.
—Carrik volverá a Texas y decidí invitarlo a almorzar. Creí que seguías en Portugal—dice Ruggero, al parecer incómodo.
—He llegado hace unas horas. Aún debemos hablar de los incidentes aquí hace unos días...
Es la primera vez que lo veo tan serio. Luego recuerdo la noche del Lunes y se vienen los flashbacks de Ruggero sobre mí, jadeando y penetrándome. Esfumo esos pensamientos de mi cabeza. Miro a Ruggero y sabe en lo que estoy perdida recordando.
—Pero eso será luego. Ahora por favor—levanta la mano hacia uno de los mozos—. Prepara il migliore mesa y attendili, son mis invitados speciali—el humor cambia de pronto.
—¿No nos acompaña?—dice mi padre.
—Debo trabajar, pero los dejo en las mani migliori. Buon appetito.
El mozo nos pide que lo sigamos, subimos las escaleras y vamos a parar en la mesa de aquella noche. La que da con el balcón, la que tiene los sillones, en la que hicimos el amor. Miro rápidamente a Ruggero.
—Federico ¿no habrá otra mesa?—pregunta él.
—Señor como verá el restaurante está repleto—lo mira apenado.
—No hay ningún problema—se encoge de hombros hacia mí disimuladamente.
—¿Qué problema hay con esa mesa?—pregunta el chismoso de mi padre.
—Es que estoy saliendo de una gripe y el aire fresco me hará mal, pero podemos cerrar las puertas del balcón...
Admiro la facilidad con la que Ruggero remo la situación y mientras coloca la silla para que me siente. Quiere caerle bien a mi padre, lo entiendo pero por favor, invitarlo a comer es una locura.
—La carta—dice educadamente el mozo.
—Spaghettis con salsa holandesa, por favor—decimos al mismo tiempo Ruggero y yo, de pronto estoy como un tomate. Mi padre ríe.
—Lo mismo para mí—dice él—. Se los ve muy enamorados...—lo fulmino con la mirada.
—Papá—gruño.
—Lo estamos...—Ruggero toma mi mano por sobre la mesa y me sonríe, frunzo el ceño hacia él.
—Por supuesto—le sigo la corriente.
—Me permiten un segundo, iré al sanitario—mi padre con una educación que creí inexistente se levanta y se dirige a los baños.
—Estás realmente loco—digo, soltando su mano.
—Es un juego, Karol.
—¿Soy un juego para ti?—bufo, enojada. Él abre la boca para contestarme, pero se calla cuando mi padre vuelve a la mesa.
ESTÁS LEYENDO
➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol]
Fiksi PenggemarSer una chica con dos vidas diferentes no es fácil, ocultarle a mi novio la verdadera profesión que realizo y lo que conlleva esta no es fácil, ser testigo de que como me denigran y tratan de comprar, no es fácil «nada es fácil». Sí, ser yo no es lo...