➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ①①

1.6K 169 18
                                    

—Ruggero—le digo, peinando su cabello suavemente. Su cabeza yace en mi vientre mientras lee un libro.

—Dime—se quita las gafas y se sienta para observarme.

—¿Has pensado en conocer a tu hermano? —le pregunto, recordando mi sueño.

—Él me llamó, durante la semana en la que estuviste en el hospital. Creí que sería para planear un encuentro, pero fue todo lo contrario—frunce sus labios, al parecer recordando—. No quiere saber nada de mí, ni conocerme. No quiere que me entrometa en su vida—se encoge de hombros.

—Lamento escuchar eso—tomo su mano.

—Cambiemos de tema—dice, acariciando mi muslo desnudo.

—Hey, me doy cuenta en lo que estás pensando pero no. Debemos dormir temprano, mañana hay instituto—le digo. Beso rápidamente sus labios y él rueda los ojos.

—Yo quería postre—dice tiernamente y me hace reír.

—Sí mañana te despiertas más temprano de lo usual, puede que tengamos un rico desayuno—le digo, acariciando su barbilla.

—Propuesta tentadora—ronronea, lamiendo mi cuello y rozando la yema de sus dedos en mi cintura.

—Te levantarás cinco minutos antes del horario para irnos—me burlo, recostandome con cuidado  a su lado.

—Es por eso que debemos hacerlo ya—sus dedos se pierden en el interior de mis bragas y suspiro.

—Por favor, Ruggero—intento ponerme firme pero mi voz me traiciona y sale como una súplica.

—¿Eso es un “hazme el amor”? —susurra con sensualidad y mi piel se eriza.

—Sí... Digo no—me corrijo—. Ya pero rápido—me resigno.

—Así me gusta—dice, sacándose la camiseta.

La alarma de mi celular suena débilmente, no es el volumen en el que suele estar y lo agradezco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La alarma de mi celular suena débilmente, no es el volumen en el que suele estar y lo agradezco. Anoche con un round no fue suficiente y tuvimos sexo durante varias horas. Fue como una reconciliación después de que en mi sueño el “nosotros” se haya esfumado.

—Buen día, hermosa—dice la voz ronca de mi novio.

—Buen día, hermoso—acaricio su pecho con la yema de los dedos.

—¿Dormiste bien?—toma mi cintura y me acerca suavemente. Mi yeso roza la cama y casi me sale un gritito de dolor—. Disculpa—dice inmediatamente.

—Dormí tan bien que aún tengo sueño—le respondo, atando mi cabello en una coleta.

—Te ves tan bella—acaricia mi mejilla.

—Ya—le digo sonrojada.

—Es la verdad, eres...

—Ya, ya, ya. Suficiente ternura por una mañana, debemos levantarnos—le digo, quitándome la sábana calentita del cuerpo y obligándome a salir de la cama.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora