➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ②⑨

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Mi alarma suena cuando ya estoy despierta y metida en un delicioso baño de espumas. Ciertamente, extrañaba mi vida de lujos y no tener que pelear por el agua caliente. Aunque soy consciente de que todo esto será temporal, hasta que encuentre un departamento. No puedo depender de Ruggero, peleamos constantemente y no puedo acudir a Carrik cada vez que tengamos un desacuerdo.

—¡Karol! —escucho a Valentina por el pasillo.

—¡En el baño! —contesto, rodando los ojos. Su chillona voz ha estropeado mi momento de paz y armonía, el encuentro conmigo misma.

—¿Has pensado en la idea? —dice ahora más cerca.

Mierda. Con mi insomnio, los mensajes de Dario y la charla con mi padre ni siquiera me detuve a pensar en el plan de la chiflada de Valentina. Agarro la toalla desde el tendero y envuelvo mi cuerpo, desato el moño en el que está mi cabello y salgo del baño.

—Ni siquiera he planteado sus pros y contras —le contesto, abriendo la puerta y pasando por su lado.

—¡Venga, tía! Es una idea estupenda —se queja, siguiéndome por el pasillo.

—La fiesta de Halloween es mañana. No me jodas por el momento —contesto, entrando a mi cuarto y cerrando la puerta en su cara.

Rápidamente meto mi pálido cuerpo en la ropa interior de encaje blanco y observo el uniforme de repuesto de Valentina que yace en mi cama. Deslizo la falda por mis piernas, es realmente corta y me aprieta en la cintura. Lucho varios segundos para prender los botones de la camisa, la cual una vez arreglada parece que van a explotar. Valentina y yo tenemos una talla similar, pero ella es alta y con poco busto mientras que yo uso brasier del ciento cinco. Me miro incómoda al espejo y agarro mi frente, es lo que hay.

Pienso varios segundos en pedirle a Ruggero que lleve mi uniforme para cambiarme en el instituto, pero no quiero hablar con él, no aún.

Peleo un par de segundos para colocarme la corbata sin uso, la mía ya tendría al menos tres años y nunca la he lavado, así que no se desliza tan fácil la tela cuando no sabes colocartela. Ruedo los ojos y resignada decido ir sin corbata hoy.

—¡Joder! Santa madre —jadea Valentina cuando salgo al pasillo.

—Ni siquiera se te ocurra —le gruño, tirando de la corta tela de la falda para bajarla.

—Te ves como una jodida colegiala de las porno —se burla y le enseño mi dedo corazón por la cara—. Venga ya, hablando en serio. Estás muy guapa.

—No era mi intención. Si tu no hubieras olvidado mi ropa, no estaría pasando esto. Agradece que tengo los libros de las materias de hoy en mi casillero, o estarías muerta —bufo, bajando las escaleras con prisa.

—Buen día, niñas... —dice Valeria sorprendentemente. Esperaba un “¿Todavía estás aquí?” pero no me quejo.

—¿Carrik? —pregunto, mordiendo una tostada.

—Tenía una reunión y debía tomar un avión, así que decidió adelantarla —responde Valeria amistosamente. Lo cual me sorprende.

« ¿Qué planeas, perra?»

—Ah.

—Tienes unas ojeras mortales, cariño —dice, mirándome fijamente y haciendo una mueca.

Y... hasta ahí llegó su buena vibra.

—Estoy despierta desde hace horas —gruño.

Me miro frente al espejo y tiene razón, pesco unas gafas de sol de la repisa y me los pongo para cubrir mis muy marcadas y moradas ojeras.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora