—Karol, ¿estás bien?—escucho desde el pasillo.
No respondo. No tengo fuerzas ni para hablar, estoy echada en la cama desde hace tres días y solo me levanté para ir al baño.
—Karol, por favor—esa es la voz de Ruggero.
Oh, no. Oh, no.
Todo me recuerda a él, absolutamente todo lo que tiene que ver con Ruggero me hace mal. Apenas y visualizo mi cuarto oscuro por el hinchazón de mis ojos, no he parado de llorar ni un momento. Nunca había tenido una sensación igual, cuando sientes que el mundo se te viene abajo. Ruggero era la persona en la que más confiaba y me traicionó. Si él fue capaz de mentirme, ¿qué puedo esperar de las demás personas?
Me siento tan mal, tan sola, tan deprimida y agradezco al cielo estar de vacaciones porque tendría faltas sin justificación alguna.
—Karol...—la voz de Ruggero se quiebra, todo a mi alrededor se desmorona.
—¡Vete, maldita sea!—grito, con todas mis fuerzas. La garganta se me desgarra cuando esas palabras salen por mi boca.
—¡No me iré hasta que me dejes explicarte!
—¡No hay nada qué explicar dejaste las cosas muy en claro! ¡Soy una golfa!—las lágrimas caen por mis mejillas y mojan la almohada.
—Sabes muy bien que no lo eres, yo te amo y nunca pensaría algo así. Eres la mujer más increíble, inteligente y maravillosa que existe.
—¡Deja de mentir!
—No miento, por Dios. Ven aquí. Hablemos, por favor.
—¡Sólo vete, por favor!
—Deberías darle tiempo—le dice Valentina.
—Hace tres días que está metida ahí, seguro no ha comido nada.
—La he escuchado a medianoche rodando la heladera, no te preocupes—maldita buchona.
—Todo es mi culpa, carajo.
—La verdad es que si, la cagaste. Ahora dale un poco más de tiempo Ruggero, no debería dejar ni que te acerques—su voz es firme y hasta amenazante.
—¡Voy a volver, Karol!—escucho, antes de que la puerta se cierre fuertemente.
Después de limpiar mis lágrimas y mojar un poco mi cara, decido comenzar a vestirme para ir a trabajar. Dany no me dará más permisos, asi que es hora que me saque la pijama y me ponga un par de tacones.
Bailoteo por toda la pasarela, moviendo mis caderas y meneando mi cintura lentamente. Siento un poco incómodo el tacón, ya que tuve que salir descalza a escondidas de Valentina y me he golpeado el dedo chiquito del pie con uno de los muebles. Si, el peor dolor que se puede sufrir.
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➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol]
أدب الهواةSer una chica con dos vidas diferentes no es fácil, ocultarle a mi novio la verdadera profesión que realizo y lo que conlleva esta no es fácil, ser testigo de que como me denigran y tratan de comprar, no es fácil «nada es fácil». Sí, ser yo no es lo...