➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ③⑨

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Mientras Ruggero sigue caminando hacia mi, lo observo de pies a cabeza. Tiene la camisa desprendida con una mancha de vino en ella, fuera del pantalón y sin un calcetín. Está un desastre andante. Cuando finalmente está parado en frente de nuestra mesa, los ojos se le llenan de lágrimas mientras me envuelve en sus brazos.

Me paralizo por completo. No dice nada, simplemente me abraza con fuerza y amor. Las lágrimas que fluyen por sus mejillas empapan mi campera, tardo en reaccionar pero le acepto el abrazo.

—Creí que te perdía—gimotea, mientras llora. Llamamos la atención de todos en el lugar.

—Estoy bien—murmuro, como si no fuera una obviedad.

—Te morías delante de mí, entre en pánico perdón por no haber estado cuando te dieron el alta—se arrodilla delante de mi, tiene los ojos rojos e hinchados como si hubiera llorado mucho.

—No te preocupes, de verdad...—río, limpiando mis lágrimas.

—Necesito hablar contigo.

—Ruggero. Karol está exhausta, fuimos a buscarte a tu apartamento pero nos topamos con una escena nada agradable. Necesita comer. ¿Qué te parece si vienes a cenar esta noche? —fulmino con la mirada a mi madre.

¿Acaso olvidó que también invitó a Lionel? ¿Qué planea?

—Por supuesto. Lo siento, es que no puedo de la felicidad. Es decir, tuvieron que inyectarme calmantes y desperté hoy en nuestro sofá —dice mirándome a los ojos. Siento un calor subiendome por el vientre al recordar el gran y cómodo sofá en el piso de arriba, donde hicimos el amor.

—Te entiendo cariño, pero ahora entiende a Karol. ¿Ya almorzaste? Si quieres puedes sentarte con nosotros.

—No, no se preocupe. Acabo de almorzar—dice, mientras frunce los labios y se acerca a mi nuevamente—. Quiero que sepas que te amo, mi amor. Ayer fue el peor día de mi vida al sentir que te perdía. Por favor, dame la oportunidad de darte mis explicaciones y si luego de eso no quieres seguir conmigo te entenderé.

—Está bien—digo, tragando saliva con fuerza.

—Buen provecho—se marcha.

—Estás metida en un buen problema—dice mi madre tomando un trago de refresco.

—¿Por qué lo invitaste a cenar cuando ya lo hiciste con Lionel?

—Lo siento cariño. Es mi manera de desviar los problemas, así que ahora tomate tu tiempo de pensar que harás con esos dos muchachos.

—Diles que yo no lo apruebo a ninguno de los dos—dice Patrick, haciendo que largue una carcajada.

—Eso es lo que menos les preocupa—le contesto, aún riendo.

—Soy como tu padre, necesitan mi aprobación y ambos muchachitos me caen mal.

—Patrick por favor, comportate—lo regaña mi madre, él me sonríe.

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  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora