➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ⑤⓪

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—Karol —escucho a lo lejos, pero no me volteo.

Llego a la parada del autobús y agradezco al cielo que este ahí esperándome, me subo con velocidad y me siento en los últimos asientos. Al cabo de unos minutos debo bajarme y tomar otro, así que me relajo y me pongo a pensar formas para decirle a Dany que renuncio.

En cuanto cruzo el umbral de la puerta principal, escucho susurros en el pasillo que va al patio trasero. Pero cuando camino hacia ahí me topo con una escena nada digna de ver, sacada completamente de un video porno.

—¡Valentinaaa! —chillo, tapandome los ojos y dándome media vuelta—. ¡Ya tienen un bebé, no hagan otro! —camino hacia la cocina y finjo arcadas.

Luego de unos minutos Valentina aparece peinando su cabello con los dedos y acomodando su ropa, frunzo el ceño y ella se ríe.

—Os he encontrando follando con Ruggero miles de veces, que ya no folles no es mi culpa... —se queja, cruzandose de brazos.

—¿Y mi madre? —pregunto.

—Se fue a hacer la compra —responde.

—Bien, voy a hacer de cuenta que no vi nada, buscaré ropa y me iré a trabajar.

—¡Vale! —escucho cuando llego a las escaleras.

Subo rápidamente, meto todo lo necesario para esta horrible noche y me doy una ducha rápida, coloco un poco de música en la laptop y canto mientras me seco el cabello, ahogando los gemidos que vienen desde el piso de abajo. La verdad es que extraño tener sexo con Ruggero, pero no debo caer en la tentación o todo se irá al demonio.

Me coloco ropa cómoda y recojo mi cabello en un moño, tomo mi bolso y corro por las escaleras para buscar las llaves del coche de Valentina, pero se ella ya se fue y se las llevó. Genial.

En lo que camino a la parada de autobús, desarmo el moño en el que está recogido mi pelo y me coloco un gorro verde flúor de Valentina. Me distraigo con el celular, así que no noto cuando el autobús pasa y nadie lo detiene. Maldigo en voz baja y me pido un uber, tardaré más tiempo pero es mi única opción.

«No pienso llamar a Ruggero. »

Mientras espero el uber, me coloco los audífonos y coloco en aleatorio mi playlist de Spotify. La parada está vacía, ya son casi las diez de la noche por lo que me dejo llevar por la música y de un segundo al otro mi cuerpo se determina, comenzando a bailar como si estuviera en un escenario. Repentinamente, la música se detiene porque alguien me está llamando, así que avergonzada tomo asiento en los bancos de la parada y contesto sin mirar de que se trata.

—¿Qué? —gruño.

—Oh, ¿te interrumpo?

Es Dario.

—Dario, disculpa. Creí que eras alguien más... —me disculpo.

—No hay problema, pero estoy estacionado delante de ti hace quince minutos y no pude evitar mirarte bailar —dice entre risas.

Levanto la mirada aterrada, viendo que ahí está en su coche clásico mirándome divertido. Hago un gesto de vergüenza y camino hacia él.

—Me siento ampliamente acosada —bromeo. Ya se ha vuelto nuestra frase.

—Estoy en camino a una fiesta, ¿y tú? —pregunta, esbozando una gran sonrisa.

—Al “trabajo” —le respondo, haciendo comillas con mis dedos.

—Ah, ¿quieres que te lleve? —pregunta nervioso.

—Ya pedí un uber, debe estar llegando... —le respondo.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora