➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ④⑧

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Todos permanecemos en silencio la siguiente hora. Mi madre al parecer estuvo pendiente de toda la situación, se ha tomado un vuelo desde hace horas y descansa en el sofá con su gran barriga mientras se toma un té con Leticia la madre de Lionel.

—Esto sanara pronto —me dice Ruggero, pasando un aldogon con alcohol por el labio partido.

—¿Todo el tiempo estuvieron ahí? —pregunto.

—Sí, así estaba planeado. Los contactos del padre de Lionel dijeron que diez de lo más peligrosos de Texas habían salido del estado, por lo que inmediatamente suposimos que venían para aquí. Fuimos derribando uno por uno, robandonos los pasamontañas y la ropa, necesitábamos una confesión de ese tipo y así fue la mejor forma. No sabes cómo me aguanté las ganas de partirle la cabeza en cuanto te tocó —murmura, acariciando mi mejilla golpeada.

—Pudieron haberme dicho. Estoy cansada de que me oculten todo —gruño—, ya no soy una niña a la cual deben cuidar. Puedo soportar esto...

—Lo sé —me interrumpe—, yo te lo hubiera contado pero con Lionel nos enteramos esta mañana.

—¿Por eso la pelea?

—Necesitábamos salir antes del instituto.

—¿Por eso la pelea? —repito.

—Soy consciente que no fue el mejor método, pero no nos quedó opción. La directora puede ser muy terca a lo que asuntos policíacos se refiere.

Lanzo un suspiro de frustración, recojo mi cabello en un moño y hago puños en las mangas de mi sudadera.

—Debo llamar al trabajo para avisar que no iré hoy, tuve suficiente por un día.

—Ya lo hice —murmura, apenado.

—Bien —respondo sin más.

—No creímos que alguien saldría herido, menos Valentina o tú. Por eso te dejamos en la escuela, creímos que tardarías horas en uber. ¿Quién te trajo? —pregunta, frunciendo el ceño.

—Dario.

—¿Volviste a verlo? —oigo como su respiración se altera y rueda los ojos.

—Hoy volví a verlo, Ruggero. ¿Y sabes qué? No tengo cabeza para soportar tus celos.

—¿Cómo estás? —me pregunta Lionel, deslizando su mano por mi cintura—. Sígueme la corriente —dice entre dientes. Noto que Leticia se acerca a nosotros.

—Karol, nosotros debemos irnos, pero fue muy lindo volver a verte a pesar de la situación —dice entre risas finas y cálidas como ella—. Me alegra mucho que sigan juntos y estén por asistir a la misma universidad —dice dando palmaditas al aire.

—Mamá —gruñe Lionel—, aún no está decidido —agrega, mirándome.

—Quizás tú lo hagas entrar en razón, Karol. Stanford es una de las mejores universidades del país. No puede perderse esa oportunidad. Adiós chicos  —dice con una sonrisa y mi madre la acompaña a la puerta. Lionel se separa de mí y suspira.

—¿Qué diablos fue eso? —gruñe Ruggero.

—Probablemente mi madre aún cree que salgo con Karol... —dice Lionel haciendo una mueca.

—¿Por qué? —pregunto confundida.

—No sería fácil decirle “Oye mamá, terminé con Karol porque me engañó” —el corazón se me estruja al traer esos recuerdos a la mente—. Pero luego aproveche la situación, ya que prometí que mientras siga contigo no iba a trabajar en la empresa de mis padres.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora