➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ③⑤

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—Muéstrame —le digo. Poniéndome de pie y acercándome a ella. Las lágrimas se deslizan por mis mejillas—. Muéstrame el puto video —gruño. Jazmín sonríe.

—No te lo mostraré, aún no cari. Esta noche todos los verán.

—¡¿Qué carajos te hice?! ¿Por qué tanto odio hacia mí? —le grito, haciendo puños de nuevo. Ella retrocede, aterrada.

—¡Me quitaste lo único que le daba sentido a mi vida! —grita, señalando a Ruggero—. Una cosa era cuando eran mejores amigos. ¡Pero luego te lo cogiste! —chilla. Todas las miradas del lugar están en nosotros—. Yo te amo, Ruggero —le dice, mirándolo a los ojos. La piel se me pone de gallina.

Bruno Pasquarelli baja las escaleras y nos mira frunciendo el ceño, se acerca a su hijo y le pregunta lo que estaba ocurriendo, pero Ruggero no responde. Simplemente no puede dejar de mirar a Jazmín y eso me da un muy mal presentimiento.

—Deberían seguir esta discusión en otro lugar. Por favor —dice Bruno.

—Está bien. De todas formas ya me iba. Provecho —dice Jazmín, dando media vuelta y saliendo del restaurante.

Miro a Ruggero, el cual todavía mira el lugar en el que estaba Jazmín anteriormente. Debería mirarme a mí, darme las explicaciones necesarias. Pero no le da la cara.

—Deberían volver a sentarse—dice Lionel desde atrás, agarrandome por los hombros. Pero retiro sus manos con brusquedad.

—Aléjate de mi —le advierto —. Ambos. Son un par de mentirosos —se me quiebra la voz. Al fin Ruggero me mira y se ve preocupado—. ¿Ese era el maldito secreto que no podías contarme? —le gruño. Ruggero aún tiene los labios sellados.

—Sabíamos que reaccionarias mal si sabías que eran reales. Pero aún así ibas a ayudarnos cuando no lo habíamos aclarado...

Lionel se agarra la frente con desesperación. Quiere arreglarlo a toda costa.

—No me molesta que se hayan besado —les digo y ambos se sorprenden.

—¿Ah no? —dice Lionel esperanzado.

—Me molesta que me hayan mentido en la cara —gruño—. Les pedí por favor que me dijeran si eran reales o no. No me habría molestado entonces... Pero te lo dije Ruggero, quería que me dijeras la puta verdad y no te dio la cara para hacerlo... me enteré por alguien más y ahora es tarde —muerdo mi labio inferior, aguantando las lágrimas.

—Valentina nos dijo que te dijéramos que no eran reales. Dijo que sufrirías.

—Valentina sabe de mí, lo que yo he querido mostrarle. Ella no me conoce, chicos... —envuelvo mi cuerpo con mis brazos—. Ustedes si.

—Karol, por favor—murmura Ruggero.

—¡Te pedí que seas sincero conmigo! —sollozo, tapando mi rostro con las manos y luego quitándolas—. Tú más que nadie sabes como odio que me oculten cosas y aún más enterarme por alguien más.

—Te lo íbamos a decir. Después de la fiesta —dice Lionel, jugando con sus dedos.

—Me lo iban a decir cuando sea demasiado tarde... —les digo, tragandome mis sollozos.

—Karol, por favor. Perdóname —dice Ruggero, mirándome arrepentido. Su carita de perrito siempre ha sido mi perdición, pero ahora no tiene efecto en mí.

—Necesito tiempo... —murmuro.

Me doy media vuelta y salgo del restaurante al mismo tiempo que una llamada de Dario entra a mi celular. Suspiro, me limpio las lágrimas y mientras camino por la acera, contesto.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora