Sin saber que hacer camino hacia ahí y la levanto.
—Lionel se que hace mucho calor. Pero... ¿podrías vestirte? —le digo entre dientes.
—Muchísimo calor, mi amor—me toma de la cintura y me da un corto beso. Veo como Ruggero gira su cabeza hacia el televisor apagado.
Terminamos de comer y luego de despedir a Lionel, quedamos Ruggero y yo en un absoluto silencio incómodo. No sé qué decir, ni cómo justificarme. Lionel sigue siendo mi novio y aún con Ruggero no sé qué somos nosotros.
—¿Así que ya te lo cogiste? —dice finalmente. Ruedo los ojos.
—Voy a vestirme. Si es que aún quieres llevarme al trabajo.
—Contestame.
—No, Ruggero. No me acosté con él.
—Dime la verdad.
—Te estoy diciendo la verdad—mi paciencia se está acabando.
—Sí, claro...
—¿Quieres que te diga que me lo cogí o la verdad? Porque esa es, no me acosté con él.
—Pero íbas a hacerlo...
—¿Con qué derecho me reclamas? Lionel es mi novio. Tú y yo no somos nada.
—Hicimos mucho para calificarnos como nada.
—¡¿Qué pretendes de mí?! —grito.
—¡¿Qué piensas tú?! —me grita.
—¡Pienso que estoy pasando por uno de los momentos más complicados de mi vida! —mi respiración se altera—. ¡Hoy me vi obligada a sentarme en la misma mesa con el tipo que más odio en la vida!
Intento caminar hacia mi habitación pero me vuelvo hacia él.
—¡Ahora estoy planteándome que debo decidir entre seguir con mi novio, con el que vamos a cumplir más de un año para estar contigo, siendo que no me garantizas nada seguro! —mi mano va a parar en su hombro, empujandolo.
—Karol... —murmura.
—Oh, no. Ahora me vas a escuchar—tiro el delantal que venía cargando en el sofá y me preparo para seguir —. ¡Hace más de un mes entre aquí mismo y había una chica rubia con perfecta manicura sentada en mi sofá diciendo ser mi hermana!—bufo, tomo aire y sigo —. ¡Luego vuelvo y están los dos cretinos que arruinaron mi vida en mi cocina! Y como si no fuera poco ahora tu...
No sé si fue en cuestión de segundos pero no soy consciente cuando estampa sus labios contra los míos, me resisto golpeandolo en el pecho para que me suelte pero no lo logro. Sus brazos me envuelven contra su pecho.
—Bésame. Bésame, por favor —murmura contra mis labios—. Te necesito.
Sus últimas dos palabras me hacen mandar el mundo a la mierda y dejar de resistirme, abre la boca introduciendo su dulce lengua en mi cavidad bucal. Danzando junto a la mía, me sienta sobre el sofá quitándome la blusa que acababa de colocarme y los shorts. No puedo parar aunque quisiera, él me necesita pero yo aún más. Desprende su pantalón y en cuestión de segundos ya se está colocando un condón, esto está mal pero no puedo detenerme. Se deshace de mis pantis y entra en mí, gimiendo con fuerza.
Me embiste haciendo chillar al feo y viejo sillón, sus manos me envuelven los pechos mientras lame el lóbulo de mi oreja.
—Ruggero. Por Dios—jadeo.
No estoy segura si pasaron minutos u horas, pero cuando se viene gritando mi nombre es suficiente para aclarar mi cabeza.
—Karol. Dime que soy el único, eres mi vida... —su respiración agitada está en mi oído y me vuelve loca.
—Ruggero. Te amo —lloriqueo.
La puerta del departamento se abre y se me baja la presión, ambos nos giramos aún en esta posición para ver a una Valentina ampliamente sorprendida mirarnos.
—¡Joder! —grita, volteandose y cerrando los ojos.
Ruggero se sube los pantalones y el bóxer, busco apresurada mis bragas y shorts. Estoy tan avergonzada. Ruggero se sube la bragueta, le hace un nudo al condon usado y lo mete en el bolsillo trasero de sus pantalones.
—Voy a ir al baño —dice y desaparece por el pasillo.
—Ya volteate —le digo a Valentina, tapando mis ojos con vergüenza.
—Es que yo lo sabía, coño. Hay una tensión sexual entre ustedes, se sentía en el aire. ¿Qué tal folla, eh? —su mirada pícara me hace reír y de pronto ya estoy llorando—. Oye, ¿por qué lloras? ¿Tan malo fue?
—No —niego con la cabeza.
—¿No qué?
—Esta no soy yo. Yo nunca engañaria a mi novio. Yo... —me rompo en llanto.
—Lionel es un gilipollas y deberías terminar con él. ¿Es que no te das cuenta, tía? Estás enamorada de Ruggero hasta la médula.
—Odio que me des consejos.
—Yo odio que nunca te dejes aconsejar. Hazme caso.
—No le cuentes a nadie de esto, por favor.
—Te lo prometo—dice, dejando su bolso en el sillón. Pero de inmediato se da cuenta y lo levanta con cara de asco —. No volveré a apoyar el culo en ese sofá.
La muy exagerada saca toallitas húmedas y limpia su caro bolso, la dejo con su obsesión con la limpieza mientras corro a vestirme para ir a trabajar.
En el coche no nos dirigimos la palabra, acabamos de vivir un momento muy salvaje y no somos así. Lo que Valentina llama tensión sexual nos lleva a comportarnos así, es que pienso en Ruggero encima de mí gimiendo y me excito en cuestión de segundos. Es que él es tan... Prohibido, eso me hace sentir tanta pasión, o yo soy prohibida para él y eso nos hace sentir tanto fuego uno por el otro.
—El abogado de mi madre dejó los papeles del divorcio hoy en el restaurante, solo falta que mi padre los firme y estarán divorciados—dice, sacándome de mis pensamientos. Tiene la cabeza en el volante hasta que el semáforo cambia.
—Yo... No puedo creerlo, no sé ni que decirte al respecto.
—Por eso llegué antes, necesitaba contarte y hablar contigo. No sabía que Lionel seguiría ahí.
—Lo siento...
—¿Por qué lo sientes? —una lágrima baña su mejilla y le pido que detenga el coche.
—Por todo lo siento. Siento que tus padres se estén divorciado, siento que hayas tenido que ver eso en el departamento. Siento esto, lo siento porque no mereces pasar estas situaciones por mi culpa.
—Somos más que nada Karol, mucho más.
—Lo sé y lo reafirmo cada vez que me besas. Te amo y no quiero que sufras, en cuanto pueda hablaré con Lionel y terminaré con él. Eres el único hombre que quiero en mi vida...
—¿De verdad? —tomo su mano y la coloco en mi regazo.
—Te lo demostraré... —beso su muñeca y él acaricia mi mejilla con la misma mano.
—Eres la única mujer que quiero en mi vida...
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➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol]
FanficSer una chica con dos vidas diferentes no es fácil, ocultarle a mi novio la verdadera profesión que realizo y lo que conlleva esta no es fácil, ser testigo de que como me denigran y tratan de comprar, no es fácil «nada es fácil». Sí, ser yo no es lo...