➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol]

➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ④①

Nos quedamos en silencio varios minutos, los cuales parecían horas y el tiempo pasaba mientras que los tres nos mirábamos como si fuéramos unos desconocidos que se acaban de conocer.

—¿Qué sentiste? —pregunta Ruggero finalmente.

Lionel traga saliva con dificultad, frunce el ceño y agacha la cabeza. Hace esa mueca rara respectiva de él, dando vuelta la lengua en su boca y lanzando un chasquido. Ruggero y yo lo miramos expectantes, como si de la revelación de una película se tratara. Lo que diga cambiaría por completo el resto de la trama.

—No lo sé —responde finalmente.

—¡¿Cómo que no lo sabes?! —gruñe Ruggero.

—Tu nos viste en ese maldito video, fue un beso de casi un minuto y tú me correspondiste. Fue el primer beso que le di a un chico, por supuesto que no tengo idea de lo que sentí.

—No importa lo que hayas sentido porque yo no sentí nada —escupe—. Amo a Karol, es la única que quiero en mi vida. Intentamos ayudarte, Lionel, pero siento que tu plan desde el principio fue meterte en nuestra relación.

—¡¿Meterme en su relación?! —grita Lionel, la furia saliendo por sus poros—. Tú te metiste en nuestra relación —le dice, dándole un empujón y haciendo a Ruggero caer en el suelo.

—¡No! —grito. Ayudando a Ruggero a que se ponga de pie.

—Sé lo se siente que se metan en tu relación, te roben a la chica que amas y sigan como si nada. Por eso mismo jamás se lo haría a nadie, ni siquiera a ti —le dice Lionel.

—Por favor, váyanse —lloro.

No me doy cuenta que estoy llorando hasta que ambas miradas preocupadas me penetran, sorbo mi nariz y limpio las lágrimas con rudeza. Me duele mucho verlos peleando, más que la razón sea yo y lo que sea pasó anoche.

—Karol no era mi intención... —empieza Lionel, pero niego con la cabeza.

—Solo quiero que se vayan, por favor —ruego, caminando a la cama y metiéndome bajo todas las frazadas. Me doy vuelta, dándoles la espalda.

Solo escucho la puerta abrir y cerrarse, justo a tiempo cuando los brazos de Ruggero rodean mi espalda. Me quiebro a llorar, entonces me apreta más a su pecho y lo siento sollozar. Lo que me hace voltearme, mirarlo y limpiar la lágrima que viaja por su mejilla.

—Todo esto es mi culpa, perdóname —susurra.

No sé qué decir, no sé si consolarlo y decirle que nada es su culpa. No sé si pedirle por favor que se vaya o simplemente, no sé si besarlo y pedirle que duerma conmigo. La segunda gana y veo la decepción en sus ojos.

—Esto es muy difícil, Ruggero —susurro—. Sabes que te amo, soy muy feliz de tenerte a mi lado y no soportaría perderte... —acaricio su mejilla, limpiando algunas lágrimas en ellas—. Pero es momento de que deje de pensar en ayudar a los demás, necesito tiempo... Tiempo para mí.

—No me digas eso... Por favor —murmura, sosteniendo mi mano y dejando un beso en ella.

—Lo mejor será que terminemos —le digo.

Se me parte el corazón, Ruggero agacha la mirada y yo la desvío, si lo veo así lo más probable es que me arrepienta y le pida por favor que nunca me deje. Pero me mantengo firme a mi decisión.

—No puedo vivir sin ti...

Ruggero me aprisiona entre sus brazos, lo dejo porque quizás sea el último abrazo que nos demos por un tiempo. Me separo lentamente, coloco una almohada entre nosotros.