➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ①⑤

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—Aquí tiene.

Ruggero le alcanza su licencia y su identificación sorprendentemente, me preparo para lo que se viene. Entro al coche y busco la mía, entonces recuerdo que quedó en el auto de Valentina.

—No he traído la mía, sólo iba por unos tragos—digo, acariciando mis sienes.

—No hay problema, señorita. Que tengan una linda noche—dice, regresandole su documentación a Ruggero. Él me fulmina con la mirada y me agarra del brazo.

—Calla y sube al coche—lo miro fijamente y obedezco.

Luego de que nos alejamos lo suficiente, empiezo a ver las luces de la ciudad alumbrando. Temo el abrir la boca para hablar. Después de todo nos metimos en ese lío por mí. El alcohol ya está cesando pero aún sigo bastante ebria por lo que no puedo controlar mis palabras y mucho menos mi sinceridad.

—Lo siento... —murmuro, él se sorprende y me mira.

—¿Por qué lo sientes? —pregunta, su voz bastante suave. Vuelve su mirada a la carretera.

—Por lo de esta noche... Sé que estás molesto conmigo

—No tienes que sentirlo, y no estoy molesto. Fue divertido. Sólo la próxima elige días en los que no haya escuela a la mañana siguiente.

—De todas formas no íbamos a dormir—digo con más ternura de la que debería, dibujando una gran sonrisa en su rostro.

—¡Ay por Dios! —exclama riendo—. ¿Qué voy a hacer contigo? —me mira lleno de dulzura y me completa el alma.

—Por cierto, ¿tienes una identificación falsa? —pregunto.

—No. Mi identificación y unos dólares con ella fue suficiente para que nos dejara en paz—lo miro con los ojos abiertos.

—¿Sobornaste a un oficial? —chillo.

—¡Por supuesto que no! —se burla, riendo a carcajadas—. Tengo permiso para conducir y solo le enseñe eso... —dice, pero no terminó de convencerme.

Llegamos a casa de mi madre, detiene el coche en frente y me ayuda a bajar, caminamos hasta la puerta a medias y se detiene mientras toca el timbre.

—¿No vas a entrar? —pregunto.

—Estás borracha, un martes. Tu madre seguramente te regañara y prefiero no estar ahí—responde riendo.

—Dijiste que ibas a cogerme de nuevo—digo sin pensar, él se sorprende por mis sutiles palabras. Tiro del borde de su camisa.

—Karol, lo dije porque estaba excitado.

Frunzo el ceño. ¿Por qué de pronto me habla así? Ruedo los ojos y zafo de su agarre, caminando por el porche. Ruggero me sigue confundido.

—Oye ¿a dónde vas?

Me toma de la muñeca para detenerme. Pero vuelvo a zafar y muerdo mi labio para no llorar, de cierta forma el alcohol y la frialdad de Ruggero no combinan.

—Karol—repite. Salgo del porche y camino por el sendero con velocidad—. ¡Karol! —grita, enojado. Me asusto y me detengo, pero no me giro hacia él.

Respiro profundamente, intento volver a la realidad pero no soy responsable de mis acciones. No tomo con frecuencia y estas son las consecuencias, ni siquiera sé en que estaba pensando cuando le pedí a Valentina que me llevara a ese bar. De cierta forma, desde que desperté me siento otra persona.

—Karol—repite. Está detrás de mí.

—Sólo necesito aire—le digo, sentandome en el suelo.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora