➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ①⓪

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Ruggero

Luego de unas largas horas con Verónica carcomiendo mis oídos acerca del tumor presente en mi lóbulo temporal, finalmente se marcha. Me promete regresar mañana para que festejemos mi cumpleaños, cosa que me desagrada pero no puedo negarme.

Verónica salió literalmente corriendo luego de recibir una llamada del hospital, un aviso de que en la madrugada deben desconectar a Lionel de esos cables y determinar si va a despertar o no. No he podido dejar de pensar en ello, ese chico rubio es mi única esperanza de saber quién es él y saber quién soy yo.

—Así que tienes ese tumor... —asiento—. Es una puta mierda... —musita mi compañero, el cual se llama Borja y no pierde oportunidad de consolarme, a su manera.

—Creo que es el mínimo de mis problemas en este momento...

—Es un puto tumor. Puedes morir.

—El doctor Walker me explicó la operación. Sé su complejidad, pero no cree que el seguro de Verónica vaya a cubrirlo. Necesitan identificaciones y papeleo que no tengo...

—Conozco un chaval que puede hacerte una identificación falsa —me interrumpe.

—¿De verdad?

—Sí, tío. Por supuesto que debes tener mucha mala suerte para que la descubran, parecen reales. Nadie notará la diferencia.

—Eso estaría... bien. Gracias.

—Considéralo un regalo de cumpleaños.

Borja me guiña un ojo. Lo mire realmente extrañado.

—¿Cómo lo sabes?

—He escuchado a la tía con la que hablabas intentando que una enfermera te traiga un pastel en la mañana.

—¿En serio? —indago, incrédulo.

¿Verónica está haciendo eso por mí?

—Sí, hasta exigió unas velitas. Aunque no sabe ni cuantos años cumples —responde entre risas.

—Es muy considerado de su parte.

—¿Te la follas? —curiosea.

—¿A Verónica? —jadeo—. Por supuesto que no. Es mucho mucho más grande que yo y... creo que estoy enamorado de otra persona —asiente divertido—. Otras personas —me corrijo.

Borja suelta una carcajada ante mi indiscreción, pero ya no me avergüenza tanto admitir que estoy enamorado de dos personas que ni siquiera recuerdo. Quizás antes de perder la memoria tenía conflictos con ello, pero la verdad es que me gusta la idea de saber aunque sea un poco sobre mí y las personas con las que me relacionaba.

—¿La stripper y el chico rubio?

—Ellos mismos... —murmuro, sintiendo el calor inundar mis mejillas.

—¿Qué harás cuando los recuerdes? —indaga.

Lo miro fijamente. Simplemente no sé qué decir, jamás lo había pensando y mucho menos planteado. ¿Y si no me gusta lo que recuerde? ¿Y si me estoy enamorado de dos personas que probablemente me odian? No lo soportaría. No soportaría el pensar que estoy solo en el mundo.

—Creo que los buscaría —murmuro, con duda en mi voz que me delata.

—¿Y por qué no os buscan ellos a ti? —plantea.

Nuevamente mi cabeza es una bomba de tiempo, un debate constante entre lo que sé y entre lo que creo que podría ser.

La voz de la enfermera en el pasillo me da calma, entra justo para impedir más pensamientos que me llevaría a la borda.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora