Ruggero
Entonces la veo, ahí parada en frente de mí. Mirándome fijamente como si quisiera poseer hasta mis pensamientos más profundos, su ceño se frunce levemente. Me acerco a ella, pero Karol retrocede.
—¿Ruggero?
Su voz es una melodía hermosa que se pierde en mis oídos y me acaricia el corazón, todo se vuelve mejor cuando esa voz me llena de recuerdos preciosos a su lado. En mi mente la veo riendo, llorando, enfadada, excitada. La veo bailando, sonriendo y besándome mientras hacemos el amor. La veo y la recuerdo. Muerdo el interior de mi mejilla para no quebrarme y lanzarme sobre ella a abrazarla.
—Osvaldo. Lo siento —murmura apenada.
—Estaba en la oficina con tu padre —le digo, volviendo mi voz más grave como la de Osvaldo.
Karol parece decepcionarse, ya que se acaricia las sienes frustrada. Pensó que era yo, sólo le hizo falta escuchar mi voz para saber que se trataba de mí. Tenía razón Osvaldo, Karol me conoce mejor que a nadie.
—Al parecer todos mis muertos están resucitando hoy... —dice con una risa cínica—. Primero ese chico que se parecía a Lionel en el hospital y ahora te confundo con Ruggero. Me estoy volviendo loca —bromea.
Esperen. ¿Hospital? ¿Lionel? ¿Podría ser que ella lo vio? Eso sería muy malo, no puede saber que estamos vivos, ninguno.
—¿Por qué fuiste al hospital? —le pregunto, caminando más hacia ella.
—Valentina volvió a drogarse, la llevé para que le pusieran un suero y se recuperara. Si Carrick la veía así se metería en problemas —murmura, caminando hacia mí.
—Te ves hermosa hoy —se me escapa.
—Oh, te lo agradezco... —murmura, un rubor apareciendo en sus mejillas.
Desvía la mirada al parecer se sintió incomoda con mi comentario aunque intentó ser amable. Decido buscar alguna táctica para salir del incómodo momento.
—¿Ya comiste? —pregunto.
—Comí unas patatas en el hospital, pero este bebé quiere más al parecer —bromea.
Bebé. Karol acaba de hablar de nuestro hijo. El corazón me empieza a latir con más rapidez, mis piernas tiemblan. Un bebé, un bebé real. Nuestro bebé. Es momento de escapar.
—Le diré a la cocinera que te prepare unos spaguetti con salsa holandesa —le digo con una sonrisa.
Me doy la vuelta, intentando huir de ese lugar y refugiarme donde nadie pueda verme. Necesito un segundo para recapacitar sobre esto.
—Te lo agradezco mucho. Espera... ¿Qué? —balbucea.
Repito lo que acabo de decir en mi mente, buscando algún error que la haya sorprendido. Pero simplemente no encuentro nada, lo cual me hace temblar en mi lugar.
—Dijiste spaguetti con salsa holandesa... —murmura, su mirada perdida en el suelo.
—Sí, eso dije... —le respondo confundido.
—Esa era nuestra comida favorita... —manifiesta, mis ojos se abren de par en par al oír el “nuestra”—. Mi comida favorita y la de... Ruggero —agrega, haciéndome suspirar de alivio—. No la he vuelto a comer desde que Ruggero murió.
Esas palabras son como un hierro oxidado hirviendo que me atraviesa el pecho. Me acerco más ella, mandando al demonio todo y la abrazo. La aprieto entre mis brazos, Karol se sorprende pero me sigue el abrazo colocando su cabeza en mi pecho, mientras peino su cabello fuera de su rostro. Permanecemos así por casi un minuto, absorbo todo su calor corporal y su esencia. Su perfume queda impregnado en mi olfato y su piel suave en mi tacto. No quiero soltarla, no me creo capaz de perderla de nuevo, pero debo dejarla ir. Nos separo un poco, lo suficiente para limpiar las lágrimas que bajan por sus mejillas.
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➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol]
FanfictionSer una chica con dos vidas diferentes no es fácil, ocultarle a mi novio la verdadera profesión que realizo y lo que conlleva esta no es fácil, ser testigo de que como me denigran y tratan de comprar, no es fácil «nada es fácil». Sí, ser yo no es lo...