➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol]

➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ②⓪

—Karol, tranquila—dice Ruggero, agarrandome por los hombros.

—No, Ruggero. No te atrevas a decirme que me tranquilice—bufo, saliendo de esa oficina.

—Hija, en la caja no reconocieron ninguna huella—dice Carrik interceptandome en el pasillo.

—Tarde. Ya sabemos quien fue la hija de puta—paso de él y camino por el pasillo. Siento como Ruggero me sigue.

—¡Karol! —grita y lo ignoro. Estoy muy enojada y no quiero desquitarme con Ruggero—. ¡Karol! —repite y me detengo, mirándolo.

—¿Qué? Ruggero, ¿qué?

—¿Qué vas a hacer? —me mira preocupado—. ¿Vas a enfrentarla? —pregunta.

—No, Ruggero. Jazmín no sabrá que la descubrí. Pagará por esto y le dolerá más que un golpe.

—Karol—frunce el ceño, mirándome decepcionado. Es la segunda vez que me miran así y no creo poder soportarlo.

—Esa perra se metió aquí como una criminal y me regaló una rata muerta—digo horrorizada—. ¿Crees que me quedaré de brazos cruzados? —exclamo.

—¿Qué harás?

—Todos tenemos cola que nos pisen. Todos mentimos y ocultamos cosas, sólo debo descubrir toda la mierda que debe esconder. Pero antes necesito a mi recluta.

—Karol, Jazmín no vale la pena. Deberías dejar las cosas como están.

—Sé que es tu ex amante y lo que quieras, Ruggero. Ella podrá odiarme porque me elegiste, pero esto ya no se trata de ti. Esto ahora es personal —sentencio, dándome media vuelta y saliendo de ahí.

Llego a casa de mi padre, Ruggero estaciona afuera de la gran mansión. Espero que Valentina esté, veo su coche al entrar y eso significa que está aquí. Ingresamos al interior de la casa y busco a mi hermana. Un sonido de mi celular me hace dar un respingo, es la alarma de medicamentos que me indica que son las 10PM. Se escuchan ruidos de la parte de arriba.

—¿Valentina? —pregunto, entrando en su habitación. Prendo la luz y ahogo un grito. Estoy viendo a mi hermana montando a un tipo.

—¡Joder! —grita, cubriendo su cuerpo con las sábanas.

—Lo siento. Yo... Te esperaré abajo.

Miro al chico que yace en la cama a su lado, el cual no es Michael. Pero es...

—¿Jorge? —mi cara se deforma por la sorpresa.

—Hola, Karol. Qué guapa estás...

—Gracias, supongo.

—¿Qué ocurrió? —dice Ruggero entrando—. ¡Oh, por...! —se da vuelta rápidamente.

—¡Ya que se vayáis! —grita Valentina, lanzandonos un almohadón.