Sin pensarlo dos veces, elimino el espacio que nos separaba. Sentándome en su regazo, su miembro chocando en mi feminidad. Gemimos, lo hacemos como nunca lo hicimos.
—Ruggero—gimoteo.
—¿Quieres hacerlo?—pregunta, mirándome fijamente. Me besa, sin pasión solo amor puro y sincero.
—Sí—digo, estoy borracha y loca por este hermoso hombre. Quizás mañana me arrepienta, pero en estos momentos lo deseo. Tanto, de lo que estoy dispuesta a soportar.
—¿Segura?
—¡Sí, Ruggero, sí!—le digo, riendo. Toma sus pantalones, sacando un sobre de aluminio.
—No sabes cuanto esperé por este día.
—Yo también.
—No es como lo soñabas, tu primera vez ¿No quieres... esperar?
—Ruggero. Si no lo hacemos en este preciso instante, me entrará la culpa. Asi que por favor, no hables más.
Él asiente y abre el preservativo. Suspiro, estoy nerviosa. Me tumba sobre el sofá, colocándose arriba. Trago, tratando de tranquilizarme. Abre la boca para hablar pero la tapo con mis besos, no quiero que hable porque la culpabilidad me matará y terminaré huyendo.
—Solo, ve despacio—susurro. Ruggero asiente y se prepara. Antes, se encarga de llenarme de besos. Sus labios succionan mi cuello y sus manos toman mis caderas, solo mete un poco.
—Ruggero—gimo, mi pecho subiendo y bajando violentamente.
—¿Quieres... quieres que pare?—el deseo y la preocupación teniendo una batalla interna. Niego.
Me besa suavemente. Mis mejillas calientes, nunca estuve tan mojada y lista. Estaba tan necesitada de esto, lo necesitaba a él. A su boca recorriendo mi cuello y sus manos envolviendo mi cuerpo. No sé si es amor, o si es deseo, lo único que sé es que quiero a este hombre con locura.
La mete un poco más, toma mis manos llevándolas a cada lado de mi cabeza. Me besa por todas partes. No es como lo soñe, pero es con él y nada más importa. El lugar, la hora, las copas, no fueron culpables. El deseo y el amor que sentimos es más fuerte. La indiferencia de Lionel y los problemas que tendré luego de esto, no me importan. Sólo Ruggero, la forma en la cual su cuerpo se presiona contra mí, gimiendo.
—Karol, eres increíble—gime, acelerando sus embestidas.
No es tan malo como todo el mundo dice, un leve pellizco interno que después de unos momentos desaparecen. No puedo contestarle, decirle que lo amo porque sé que si abro la boca llorare.
Sus caderas chocan con fuerza, sin violencia pero solo como si su vida dependiera de ello. ¿Cómo pude perderme de tan exquisita sensación por mis miedos e inseguridades? En este momento, me siento tan protegida, segura, entre sus brazos.
—Dime que soy el único—gimotea, mordiendo el lóbulo de mi oreja—. Dime que soy el único que puede hacer sentirte asi, el único que te hace gritar de placer con solo tocarte. El único con el que te arde la piel y quieres arrancartela, el único con el que te vienes en cuestión de segundos. Dímelo—sus palabras, me elevan. Me llevan a lo más alto.
—Lo eres...—siseo.
—¿Qué soy?
—Eres el único.
Entonces me vengo, luego de unas embestidas se viene él. Vaciandose en el condón. La sensación más placentera que nunca sentí, Ruggero descansa sobre mi pecho pero sin aplastarme.
—Fue...—empiezo.
—Fue el mejor.
—No me mientas así.
—Fue el mejor porque fue contigo—dice, acariciando mi mejilla.
—No puedo creer que finalmente pasó.
—Esperé tanto esto que creo que no podría estar más feliz—besa mis labios, le hago un espacio a mi lado para que se acueste. Tira de su chaqueta para tapar nuestros cuerpos desnudos—. Finalmente te hice el amor...
—Hicimos el amor—saboreo las palabras—, tú lo dijiste.
—Creí que no vendrías—susurra, colocando un mechón de cabello atrás de mi oreja.
—Estaba preocupada. Después de que no me llamaste, ni respondiste mis mensajes...
—Estaba molesto, siendo sincero. Preferiste irte con Lionel, me dejaste ahí.
—Habíamos peleado y te comportaste como un cretino. Tiendo a huir cuando las cosas se ponen feas.
—No huyas. No vuelvas a hacerlo—frunce el ceño—. Te necesito más que nunca—coloca la cabeza en mi pecho, abrazandose a mi cintura.
—Estoy aquí...—peino su cabello descontrolado con los dedos.
—Lo sé.
Mi celular marca las seis de la mañana, el amanecer pinta el cielo. Los rayos de sol entran por los ventanales del gran balcón, siento que algo se me olvida y entonces lo recuerdo...
—Oh, mierda—murmuro para mí misma.
El efecto del alcohol comienza a disminuir y recuerdo que mi ropa está bañada en vino. Aprovecho que Ruggero se movió para salir debajo de su cuerpo, tomo la ropa interior y me la coloco. Recuerdo haber visto ropa de Valentina en el baúl del coche, pero no puedo bajar así. Tomo la chaqueta de Ruggero que tapaba su desnudez, tiene un cuerpo de dioses y no quito la mirada de él hasta que reacciono. En el restaurante no hay ni un alma, corro hacia el coche y saco rápidamente las prendas. Vuelvo corriendo, me visto en pleno salón y me coloco las vans. Una falda roja de cuero y una blusa negra con escote jugado, no hay nada más.
No me despedí de Ruggero, pero tengo explicaciones que darle a Lionel, el cual seguro ya notó mi ausencia. Conduzco por las calles ya transitadas, agradezco no tener Instituto hoy porque estaría muerta. Llego al estacionamiento y dejo el coche en su lugar, corriendo hacia el ascensor saludo a Richard rápidamente y comienzo a subir. Cada piso se hace más largo y me desespero, cuando llego al pasillo meto las llaves en la cerradura y respiro. Preparándome para lo que viene. Abro y efectivamente Lionel me espera frunciendo el ceño en el sofá.
—¿Dónde carajos estabas?
—Estaba... con Ruggero. Sus padres van a divorciarse y me necesitaba.
—¿A las tres de la mañana? ¿No podías esperar para consolarlo hoy?
—Estaba en la terraza del restaurante de sus padres, borracho. Temi que haga una locura.
—Pudiste haberme despertado y te acompañaba.
—Te noto muy cansado por los entrenamientos. No quería molestarte.
—Me preocupaste—se acerca y me abraza.
Tengo que decirle la verdad, tengo que decirle la verdad, pero no puedo... maldita sea.
—¿Vamos a desayunar?—me pregunta y asiento.
Un mensaje hace vibrar mi celular: “¿Por qué te fuiste? ”.
Respondo rápidamente: “Luego hablamos”.
Ahora si que estoy metida en un gran problema...
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➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol]
FanfictionSer una chica con dos vidas diferentes no es fácil, ocultarle a mi novio la verdadera profesión que realizo y lo que conlleva esta no es fácil, ser testigo de que como me denigran y tratan de comprar, no es fácil «nada es fácil». Sí, ser yo no es lo...