➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ⑥

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Ruggero:

Ya, tonto. Me haces cosquillas... —reía la bella niña de orbes esmeralda.

—Eres tan hermosa. Podría admirarte todo el día... —le murmuro.

Coloco la cabeza en la piel suave y lisa de su abdomen. La bella chica sólo tiene ojos para su libro, el cual la tiene embobada. Me mira de reojo y suelta una risita cuando pego los labios a la piel de su cintura, deslizando la lengua por su piel caramelizada y perfumada.

—Me haré pipi —reía.

Terminé por escalar su cuerpo en la cama, entrelazando nuestras piernas y dejando un beso en su frente. La chica soltó su libro, abrazándose a mi cintura y colocando su cabeza en mi pecho. Peine su cabello, sintiendo las suaves hebras acariciarme los dedos a medida que lo retiro de su rostro. Arruga su nariz en un gesto tierno. Deposito un pequeño beso en ella, haciendo que se remueva sonrojada.

—Te amo, Karol.

—Yo también te amo...

—¡Coño!

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¡Coño!

—¡Se llama Karol! —exclamo.

Abro los ojos, dando un salto del sofá y visualizando los cristales rotos en la cocina. Ese si que fue un despertar veloz.

—¿Karol? ¿Quién se llama Karol? —pregunta Verónica, entrando a la cocina con una escoba y una pala.

—¡La chica!

—¿Qué chica? ¿Has estado metiendo tías a mi apartamento? ¡Te voy a...!

—¡No, Verónica! —la interrumpo. Coloco mis manos en su dirección formando un “alto”—. La chica de mis recuerdos, la chica de los ojos verdes...

—¡Oh, eso es un avance! —chilla—. ¡Vamos a buscarla en redes! ¡Mueve el culo! —dice con emoción.

Corro detrás de ella hacia la habitación, nos lanzamos sobre la cama y abre la laptop. Rápidamente entra a Instagram, tecleando el nombre de la recién recordada en la pantalla.

—Espera, ¿será con K o con C? —indaga.

—¡No lo sé! Busca de las dos formas.

Mi mandíbula cae al suelo cuando aparecen más de mil trescientos resultados, bufo frustrado cayendo de espaldas en la cama. Verónica empieza a bajar entre todas las chicas que se llaman así, pero ninguna es ella.

—Vale. Me rendí —dice cerrando la laptop—. Debo ir a trabajar. Intenta recordar su puto apellido —gruñe.

Se pone de pie, dejando la laptop de nuevo en su lugar. Camina hacia el armario y saca ropa limpia, para luego lanzarla en la cama.

—¿Tan fácil te rendirás? —bramo.

—Cariño, sin un apellido tardaremos meses o quizás años en hallarla. De todos modos cuando regrese de trabajar seguiremos buscando, ¿vale? —me asegura para mi tranquilidad.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora