➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol]

➸ ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ①

—¡Mi amor!—grita uno de los imbéciles del público.

—¡Eres hermosa!—grita otro, tirándome veinte dólares.

—Aquí tenemos a nuestra hermosa Kitty, nuestra bella... “¡Reina de la noche!”—anuncia Dany.

Doy una última vuelta a la pasarela, observando detenidamente a través de la máscara todas las caras de los viejos verdes del público. Son los mismos, siempre vienen a verme. Soy una de las mejores según Dany, cuando simplemente lo único que hago es bailar y pasearme por el lugar.

—Karol, ya—me murmura Dany.

Quitándome el vaso de vodka de la mano, mierda. ¿No pueden dejar a una ahogar sus penas tranquila?

—No deberías beber, tienes que conducir a casa aún.

—Me buscará Ruggero. No te preocupes.

—Ah, entonces no hay problema—murmura cortante, finalmente se larga y puedo terminar mi vaso de vodka.

Me levanto de la silla y me dirijo al camerino a cambiarme de ropa, la peluca ya picaba. Seguro tengo la cara con el mismísimo poker por la rapidez en la que quité el maquillaje.

Una vez afuera del club camino hacia el coche de Ruggero. Él me besa en la mejilla y arranca, en el camino le cuento como fue mi día y pregunta si alguno de los hombres de aquí me había molestado.

—Tenemos que ir a comer algo, ¿bien?—sus ojos de perrito y su puchero son mi perdición.

—Bien, pero luego me llevas a mi casa. ¿De acuerdo?—asiente emocionado.

Estaciona su Audi negro en las puertas del bar de comida italiana de sus padres, me abre la puerta atentamente y le agradezco. Sí, mi mejor amigo es todo un caballero.

—Hace mucho no veo a tus padres, me alegraría encontrarlos.

—Quizás, creo que ya volvieron de su viaje a Inglaterra.

—Genial—digo y me sonríe.

Entramos en el lugar, inmediatamente uno de los mozos saluda amablemente a Ruggero y nos da lugar a nuestra mesa. Pedimos unos spaghetti con salsa holandesa, él me sonríe ya es nuestra comida favorita. Comemos conversando de las tareas que hay que hacer para mañana, también de que Lionel me estuvo buscando toda la tarde noche y finalmente se fue de mí casa.

—Tienes que decirle la verdad...—murmura.

—No lo sé, tengo miedo de como reaccione.

—¿Recuerdas mi reacción?—inmediatamente empiezo a reír.

—Creíste que era una prostituta—suelto una carcajada.

—Es que de verdad, eras mi pequeña amiga y no te imaginaba dentro de ese lugar.

—Ni yo me imaginaba dentro de ese lugar. Sabes... aunque últimamente estoy ganando más, no puedo dejar de trabajar ahí. Dany me hizo un gran favor dándome ese trabajo siendo menor de edad, creo que en estos momentos lo último que debo hacer es decirle a Lío. Sé que no se merece que le esté mintiendo, pero si tu reacción fue esa... no me quiero imaginar la de él.

—Tienes razón, fuera de que es malo que le estés mintiendo... se pondría como loco, y me vería obligado a romperle su...

—Ruggero—lo regaño.

—Bien. Tendría que interceder a defender a mi mejor amiga—me sonríe, no puedo evitar reír. Es lo mejor que tengo.

—Al parecer tus padres no están.