➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ②④

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Ruggero

—¿Así que perdiste la memoria? —pregunta Lionel, bebiendo de su taza de té.

—Sí, dos meses sin saber a qué era alérgico o como se ataban las agujetas. Fue demasiado raro, olvidé hasta de las cosas básicas que sabía hacer. Luego recordé aquel tumor que me detectaron hace un año. Es un milagro que esté vivo —le cuento.

—No sabes como me alegro de que lo estés... —me dice mirándome sonriente.

—Y yo que tú lo estés —le respondo—. Me causaste muchos sustos...

—¿Qué puedo decirte? Pasé de ser un chico normal a vivir una película de acción y terror. Mi estabilidad se vio afectada —responde entre risas.

—Valentina está sedada —gruñe Karol ingresando a la habitación—. Está exigiendo ser internada en un psiquiátrico porque está viendo fantasmas, se niega a aceptarlo... —agrega.

—Por lo que nos has contado, Valentina tuvo meses horribles y le costará mucho asimilarlo. Hay que darle tiempo... —le dice Lionel y Karol asiente en su dirección.

—¿Le has dicho? —pregunta Karol. Abro los ojos como platos, lo he olvidado y ni siquiera me había planteado decirlo.

—¿Decirme qué? —indaga Lionel, dejando la taza en la mesa de noche.

—Em... Bueno... —tartamudeo.

—Estoy embarazada —dice Karol de pronto, soltandole la bomba de la nada y la miro ceñudo, esa no era la forma. Veo en sus ojos diversión y hasta cinismo. ¿Qué le sucede?

—Oh... eso sí que no me lo esperaba —murmura Lionel, parpadea varias veces y desvía la mirada—. Los felicito —me mira fijamente, acariciando con su pulgar mi muñeca.

—Ruggero, ¿podemos hablar? —dice la voz molesta de Karol desde mi espalda.

Me volteo, siguiendo sus ojos hasta el punto donde mi mano está sobre la de Lionel y la retiro lentamente, ganándome una mirada de confusión de parte del rubio frente a mí.

—Claro —asiento—. Ahora regresamos —le digo a Lionel y éste asiente, tomando nuevamente la taza de té.

Karol sale disparada afuera de la habitación, me veo en la obligación de seguirla hasta el final del pasillo donde se queda quieta, cruzando los brazos y mirando sus tenis. Luego de que no me dirija la palabra por caso un minuto, decido hablar yo.

—¿Qué sucede? —indago. Me paro delante de ella.

—¿Qué les sucede a ustedes? —bufa—. Han estado la última hora coqueteando y manoseandose en mis narices.

Veo las lágrimas en sus mejillas y doy un paso hacia ella, mirándola con preocupación. ¿Coqueteando? ¿Estuvimos coqueteando? No lo siento así.

—Karol eso no fue así —me quejo.

—Por supuesto que sí. Tus ojos brillan cuando lo miras... —solloza.

—Karol, estoy contigo. Lo sabes... —intento tomar su mano pero se retira.

—Ni siquiera te gastaste en negarlo —bufa, lanzando los brazos en el aire—. Sientes algo por él.

—Por supuesto que siento algo por él. Es mi amigo —refunfuño, dando un paso hacia atrás.

—Sabes muy bien a qué me refiero.

Su labio inferior tiembla cuando vuelve a romperse a llorar. No sé qué hacer. Si le digo que no siento nada por él le estaría mintiendo y prometí no mentirle más, pero esto me lo está dificultando.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora