Karol Sevilla:
Estoy en ese escenario, con esas prendas escasas y las medias de red negras. Los tacones más altos y el maquillaje más provocador. Estoy ahí bailando, meneando lentamente cada parte de mi cuerpo y actuando para mi público. Mi vista va a parar en medio de este, hombres de dinero con las billeteras abiertas a cumplir sus deseos. El reflector me cega, pero continuo bailando al compás de la lenta canción. Tomo el micrófono entre mis manos, dando inicio a mi nuevo espectáculo. Ya no soy la chica que llegó hace tres años a Seattle, esa chica murió y ahora solo me queda esto.
Abro los ojos con cautelo, cortando mi linda imaginación. Visualizo la habitación, no hay nadie, busco a Ruggero pero lo escucho discutiendo con alguien, escucho sus gritos cerca pero a la vez lejos. Está a unos pasillos seguramente, sin pensarlo dos veces me bajo de la cama y agarrando bien mi falda camino arrastrando el parante con el suero. Los gritos se vuelven cada vez más fuertes a medida que avanzo hasta que me encuentro con el responsable.
—¡No dejaré que hagas eso! —le grita a Lionel, a muy pocos centímetros de su rostro. Empujandolo y veo que Lionel se acerca para golpearlo pero intercedo.
—Les voy a pedir que se calmen o se retiren, estamos en un hospital—dice una de las enfermeras.
—¿Qué sucede? —pregunto, confundida e intentando mantener la compostura.
—Nada—escupe Lionel, perdiéndose a mis espaldas.
—Ruggero—murmuro, acercándome y agarrando su mano.
—Está todo bien. Vamos de vuelta a emergencias—me contesta besando mi frente y acompañándome de vuelta a mi pequeña sección en emergencias.
—¿Vas a decirme por qué peleaban? —pregunto, delineando mis ojos con los dedos. Son aproximadamente las cuatro y media de la mañana.
—No peleabamos, sólo discutimos.
—Es algo similar o igual.
—Soy el chico que le robo a su novia, no esperes que nos llevemos a la perfección... —murmura, desviando la mirada de mí y sé que me miente. Pero decido no insistir.
—Karol. Ahora que el suero se terminó y todo salió bien con la radiografía, te puedes ir—anuncia Adam, dando un pequeño repaso y sonriendome—. No más locuras, pequeña—me guiña un ojo y sonrío.
—¿Qué diablos fue eso? —gruñe Ruggero, mirándome fijamente.
—Se volvió un amigo—digo, intentando ponerme de pie. Ruggero me ayuda.
—Vi sus miradas. Al menos él no cree que es solo tu amigo...
—Está casado, y es mi doctor, Ruggero—adquiero y sólo se encoje de hombros.
Ruggero me recuesta en su cama, tapandome y besando mi coronilla. Espero que se acueste a mi lado, pero se mete directamente al baño. A los segundos, su celular suena y tengo el maldito impulso de levantarme, pero hasta que me planteo la idea, sale y contesta, para volver a meterse al baño.
Desde que desperté Ruggero está más extraño que de costumbre, sus actitudes hacia mí y hacia Lionel. Hay algo raro aquí y debo averiguar que es.
—¿A dónde vas? —pregunto, cuando sale con una toalla en la cintura.
—A la escuela—contesta, distante como si fuera una obviedad.
—Iré contigo...
—No, Karol. Debes dormir—dice antes de que quiera pararme.
—Ya te pedí perdón, Ruggero—mi voz sale más débil de lo que hubiera querido. Hasta suena rota, quizás es lo que de verdad estoy sintiendo.
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➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol]
FanfictionSer una chica con dos vidas diferentes no es fácil, ocultarle a mi novio la verdadera profesión que realizo y lo que conlleva esta no es fácil, ser testigo de que como me denigran y tratan de comprar, no es fácil «nada es fácil». Sí, ser yo no es lo...