Karol
Luego de mi vergonzosa presentación en el salón, las tres chicas que se sientan detrás de mí se acercaron a hablarme. Me juraron que mi historia las había conmovido y que de verdad me admiraban, cosa que me incomodó pero no tanto como las miradas que me dieron los demás. Me contaron que entendían mi dolor porque antes eran cuatro hasta que una de ellas se suicidó, lo cual también me conmueve y las cuatro acabamos llorando a mitad del pasillo. Sí, esto del embarazo es un huracán de hormonas.
Quedamos en que vendrían a cenar a mi casa en la noche, intercambiamos números y me moví de asiento al medio de ellas en las siguientes clases.
Fue un primer día bastante... ¿bueno? Sin contar mi momento de debilidad en el salón.
El chofer como prometió está en la entrada del instituto a la hora de salir, espero a Valentina unos minutos hasta que me llega un texto de que no irá a almorzar. Saldrá un amigo. No pedí más explicaciones, tal y como me gustaría que actuara ella conmigo, aún debemos tener una charla sobre su influencia en mi vida.
—¿Sabes si mi padre fue a trabajar? —le pregunto a Gastón
—No sabría responder, señorita. No me pidió que lo llevase a ningún lugar.
—Oh, okey. Gracias.
Son las únicas palabras que intercambiamos con Gastón en todo el viaje. Al llegar me abre la puerta cosa que agradezco y entro directamente a quitarme los tenis. Me doy una larga ducha que mi cuerpo lleno de tensiones agradece.
Bajo a almorzar. Linda la cocinera se encarga de servirme en la gran sala, pero como no hay rastro de Carrick y Valentina no vendrá, decido comer con ella en la cocina. Es una chica bastante divertida y me entretiene mucho.
En medio del almuerzo alcanzo a escuchar el horrible timbre de llamada que tiene el celular de Carrick, frunzo el ceño. Se supone que mi padre no está en la casa. Sigo el sonido por la casa hasta que llego a su despacho, abro la puerta y veo el mismo sobre su escritorio. Me acerco sin entender porque dejó su celular, veo que en la pantalla hay un número desconocido y dudo en sí contestar o no. Hasta que finalmente cortan. Estoy a punto de darle la vuelta cuando vuelve a sonar. Sin saber que más hacer, tomo el celular entre mis manos y deslizo mi dedo en la pantalla para contestar el llamado.
En cuanto escuché esa voz quedé helada, esa voz grave y esa acentuación que la caracterizaba. Tenía que estar imaginándome esto, debía estar soñando. Pellizque mis brazos, creyendo que era un sueño. Pero era real, era real me repetía.
—¿Ruggero? —me atreví a preguntar—. ¿Ruggero eres tú?
La esperanza inundaba mi pecho, las lágrimas caían por mis mejillas mojando todo a su paso y las manos me temblaban. Tuve que tomar asiento o sentí que me desmayaría.
—¿Karol?
Veo a mi padre parado en la puerta de su despacho, con el ceño fruncido y molesto al parecer por tener su celular en mis manos. Pero cuando ve mi rostro bañado en lágrimas y como tiembla mi cuerpo, su rostro cambia y camina hacia mí.
—Carrick, es Ruggero yo... creo que es Ruggero —se me quiebra la voz.
Él parece sorprenderse y a la vez su tez vuelve a cambiar a una de enfado. Me quita el celular, haciéndome dar un salto.
—Seas quien seas. Mi familia ha pasado por mucho para tener que aguantar con bromas de mal gusto. No vuelvas a llamar —gruñó.
Pude ver como sus dedos bloquearon el número para luego arrojar el celular sobre su escritorio. Me puse de pie indignada, ahogando una exclamacion.
ESTÁS LEYENDO
➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol]
FanfictionSer una chica con dos vidas diferentes no es fácil, ocultarle a mi novio la verdadera profesión que realizo y lo que conlleva esta no es fácil, ser testigo de que como me denigran y tratan de comprar, no es fácil «nada es fácil». Sí, ser yo no es lo...