➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ③

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Karol

Un nuevo día, un nuevo infierno. De eso se trataba cada uno de los días de instituto, luego de la pelea con Jazmín todos me miran como si estuviera loca. Lo más probable es que sí y no pueden culparme, aunque no me siento orgullosa de cada día perder un poco más la cordura.

Llevo a mis labios la fría botella con licor y le doy un buen trago, sintiendo como el alcohol me quema la garganta y se mete en la sangre. Es una buena manera de de olvidarme de los problemas, pasaron más de cuatro meses desde que Ruggero murió y aún no he encontrado consuelo en nada, ni en nadie.

Valentina luego del funeral, se ha dedicado a salir cada noche y regresar justo a tiempo para ir al instituto. Lleva el cuarto llamado de atención por llegar ebria, medio drogada y descuidada al instituto. Seguimos sin hablar, así que no tengo idea lo que pasa por su cabeza. Lo único que sé es que la comprendo, ella fue la que peor salió de toda esta situación. En menos de veinticuatro horas había perdido a su bebé, a su madre y al amor de su vida. Nadie podía culparle el estar destruida.

Yo, por mi parte. Hace días que me siento para la miseria, aún más que en los últimos meses. El reflujo me obliga a levantarme rápidamente y correr hacia el baño, vaciando todo lo que hay en mi estómago en el retrete. Me agarro el cabello para no marcharme y escucho el llamado a la puerta, seguro es mi madre.

—Karol —jadea, cuando me ve en el suelo del baño a medio morir.

—¿Qué? —bufo.

—¿Estás bien? —me pregunta, pero ella sabe la respuesta.

—Tendré que ir al médico... creo... que destruí... mi hígado —le respondo, arrastrando las palabras.

—Iremos en este instante. Levántate —me gruñe. Me toma del brazo y me ayuda a ponerme de pie.

—Estoy muy borracha.

—Lo sé, de paso una intravenosa no te vendrá mal. Me promiste que dejarías de beber así... —la decepción en su voz es elocuente.

—Cierro los ojos y lo veo... Los veo, a ellos... —respondo. Se me quiebra la voz.

Me siento desvanecer y es lo único que recuerdo hasta que pierdo completamente el conocimiento.

Me siento desvanecer y es lo único que recuerdo hasta que pierdo completamente el conocimiento

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Siento el alma regresarme al cuerpo, pero no puedo despertar. Es como si estuviera sedada, pero a la vez no. Escucho varios ruidos y voces inaudibles, hasta que mi cerebro comienza a reaccionar y escuchar con claridad.

—Tendría entre unas diecisiete a dieciocho semanas. Por lo que me cuenta que ha pasado en los últimos meses es muy entendible que no haya notado el embarazo... —le escucho decir a la doctora.

«¿Qué?»

Intento moverme, intento abrir los ojos y quejarme. Debe haber alguna clase de error, un malentendido. No puede ser que esté embarazada, es imposible. Quiero protestar y pedir que repitan la prueba, no era para nada algo que deseara en estos momentos. Sin embargo, siento que me inyectan algo y vuelvo a quedar inconsciente por lo que parecen horas. Siento que la mano suave de mi madre agarra la mía y deposita un beso en ella, desearía girarme y preguntarle qué está sucediendo pero no puedo. Es como si mi cuerpo existiera pero yo no tuviera control alguno sobre el, un cuerpo sin alma o un alma sin cuerpo.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora