➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ②⓪

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Karol

Es mi segunda semana de clases en el nuevo instituto, la verdad es que la paso bastante bien. Me hice tres amigas que son muy lindas y que chillaron de alegría en cuanto les conté de mi embarazo, peleándose entre ellas por quien seria la madrina. Por lo que Valentina saltó diciendo que mi bebé es su ahijado y amenazando con morder a la que se le ponga en el camino. Mis amigas lo tomaron como un chiste, pero conozco a mi hermana y sé de lo que es capaz.

—Entonces nos veremos esta noche en tu casa, ¿verdad Karol? —me dice Danna, entrelazando nuestros brazos.

—Sí, le pediré a mi padre si podemos quedarnos en la cabaña del patio. Pediremos pizza y podemos meternos a la piscina —le respondo.

—Eso estaría guay. Salgo a las siete del taller de danza y... —dice Cira pero al ver que agacho la mirada se detiene—. Lo siento —murmura.

—No te preocupes. El ser rechazada del taller no será lo peor que me suceda —bromeo, aunque si me había afectado bastante el no poder ingresar por el embarazado.

—Piensa de esta manera, vimos tus videos bailando y eres increíble. Esos cabrones se lo pierden —dice Danna dándome un apretón en los hombros.

—Además ya sólo te quedan cuatro meses para que nazca el bebé, estarás en tu mejor momento para las nacionales —manifiesta Emma, mirando mi abdomen de reojo.

—No estaré aquí para las nacionales —murmuro. Las tres me miran confundidas—. Debo regresar a finales de Mayo a los Estados Unidos, tengo que rendir mi examen de ingreso a Northwestern.

—¿No estarás aquí cuando nazca el bebé? —pregunta Danna con decepción.

—Mi madre y mis suegros me pidieron que estuviera en Seattle antes de que nazca el bebé.

—Iremos a visitarte —dice Emma con emoción—. ¿Verdad, chicas?

—Por supuesto... —responden ambas.

El timbre de la hora de salida resuena en los pasillos y me despido de mis amigas antes de caminar hacia el estacionamiento, donde el chofer Gaston nos espera.

—Buenas tardes señorita. Espero que haya tenido un bonito día —me dice con educación.

—Buenas tardes, si lo fue. Gracias —le respondo.

Abre la puerta del coche, en el interior ya está Valentina con la cabeza contra la ventanilla y las gafas de sol en sus ojos. La remuevo un poco, notando que está dormida o...

—Valentina ¿Estás drogada? —gruño.

Ella gira su cabeza, quitándose las gafas y dejando a la vista unos ojos inyectados en sangre. Ruedo los ojos.

—¿Podría llevarnos a un hospital? —le pregunto a Gaston.

—Tengo órdenes de vuestro padre de llevarlas directamente a la mansión —responde.

—Intento salvar a mi hermana de un centro de rehabilitación. Por favor. Mi padre me dijo que diéramos una vuelta porque unos colegas suyos irían a almorzar —le digo.

—Vale.

Enciende el coche, saliendo del estacionamiento y dirigiéndose al hospital más cercano. Una vez en la sala de emergencias, le inyectan un suero a Valentina para que vuelva a su estado de sobriedad. Mientras, el hambre hace rugir mi estómago así que camino con cuidado hacia una máquina expendedora por alguna chatarra.

Meto un billete en la máquina, aguardando porque caigan las patatas frutas pero se traba. Me veo en la obligación de golpear el vidrio, sin tener éxito. Unos gritos me hacen distraerme, gritos que provienen del pasillo que sigue. Me acerco con miedo, a sabiendas que podría ser un paciente adolorido o algo así. Estoy a punto de llegar cuando una mujer se interfiere en mi camino, luce como una enfermera.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora