➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ③④

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—¡Karol! —escucho, haciendo que me levante de golpe—. Carrik viene y estará encabronado si os ve así —dice y rápidamente empujo a Ruggero de la cama.

—¿Qué haces? —gruñe.

—Métete al armario. Ya. Ya —le digo y a este le faltan piernas para correr. Valentina se va.

Puede ser que no me importe lo que piense Carrik, pero si quiero seguir quedándome en esta casa debo seguir sus estúpidas reglas. Me doy cuenta que nos dormimos destapados, así que me meto debajo de las sábanas y me hago la dormida. Unos minutos después, Carrik entra y enciende la luz. Gruño, haciéndome la dormida y me remuevo en la cama.

—No te hagas la dormida —gruñe Carrik. Me siento como si un espíritu hubiera levantado mi cuerpo y lo miro resignada.

—¿Cómo osas interrumpir mis sueños? —me burlo, haciendo una voz tonta de cuento de hadas.

—Ruggero puedes salir, donde quiera que te hayas escondido —dice, rodando los ojos. Segundos después la puerta del armario se abre y sale Ruggero con la cabeza agachada.

—¿Qué comes que adivinas? —gruño, cruzandome de brazos.

—Su coche sigue al frente de la casa. No debo ser adivino para eso...

—Ya. ¿Cuál será mi castigo?

—Karol —ríe y se mete las manos a los bolsillos del traje azul—. No te castigue porque terminaste en una estación de policía. No voy a hacerlo porque metiste a un chico a la casa... —dice divertido.

—¿Quién eres? ¿Y Dónde está mi padre? —me burlo. Frunciendo el ceño.

—Es que nunca creí que harías algo así. Te veías tan reservada y... aburrida —dice y lo fulmino con la mirada—. Bajen a desayunar —dice y sale de la habitación, cerrando la puerta.

—Creo que sigo dormido y acabo de tener un sueño en el que tu padre es amable, divertido y hasta sarcástico —exclama Ruggero y se lanza sobre la cama.

Pero entonces la puerta se vuelve a abrir, haciendo que Ruggero ruede en la cama y caiga nuevamente al suelo. Muerdo mi labio para no reír a carcajadas y vuelvo a ver el rostro de mi padre en la puerta.

—No se me da muy bien lo de ser padre. Pero sé que debo amenzarte, Ruggero. Así que, que sea la última vez que esto sucede —le gruñe.

—Por supuesto, señor —le contesta Ruggero rápidamente.

—Bien. Nos vemos en la noche, tengo una reunión —dice y asiento con la cabeza. Se va y miro confundida a Ruggero, mi rostro podría ser un clon del meme de Shrek. Totalmente confundida.

—Algo se trae entre manos —le digo a Ruggero y me pongo de pie.

—Estoy muy sorprendido. Así que concuerdo contigo —dice.

—Ya, voy a ducharme... —murmuro. Poniéndome de pie y estirando mis brazos.

—Podríamos ducharnos... —susurra Ruggero, envolviendo mi cintura con sus brazos desde mi espalda.

—No. El hecho de que hayamos dormido juntos no significa que todo haya vuelto a la normalidad. Ya sabes la condición para que eso ocurra —le anuncio, dándome vuelta y separando nuestros cuerpos.

—Karol... —dice frustrado y se sienta en la cama.

—Debe ser muy grave e imperdonable para que no puedas decírmelo... —murmuro. La resignación sonando en mi voz.

Sin mirar atrás, me meto al cuarto de baño y coloco seguro por si a Ruggero se le da por insistir. Sé que mientras él esté cerca no pienso con claridad, actúo involuntariamente. Tiene demasiado poder sobre mí. Me vuelve débil. Además, si nos duchamos los más probable es que terminemos teniendo sexo y el periodo acaba de llegarme.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora