➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ⑤②

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—Hola... ¿Tú eres Karol, verdad? —asiento—. Ruggero me ha hablado muchísimo de ti—veo como el padre de Lionel la observa de reojo.

—Cosas buenas, espero—digo.

—¿No lo sabes nada de él? ¿Ya salió su doctor?

—¿Qué? —pregunto, confundida.

—Ruggero, ingresó a emergencias hace unos momentos—me levanto de la silla, creo que mi corazón no soportará otra mala noticia—. Creí que por eso estabas aquí— parece igual de confundida que yo.

—No, yo estoy... —prefiero no hablar de eso—. ¿Qué le ocurrió?

—No, nada grave. Estábamos en un ensayo y se le fue la voz—vuelvo a respirar.

—No lo sabía, es decir, hace mucho no hablamos.

—¿Deseas acompañarme a buscarlo?

—Em... Está bien—digo, camino hacia mi madre—. Mamá, si dan alguna noticia de Lionel me llamas, por favor—ella asiente. Cuando paso al lado del padre de Lionel escucho un chasquido de su lengua, pero lo ignoro.

—Tenía razón Ruggero, eres muy bonita—dice.

—Gracias, supongo. Y ustedes... ¿están saliendo?

—¿Qué? ¡No! —empieza a reír, me sorprendo. Creí que lo estaban—. Ruggero podría ser mi hermanito menor, es muy guapo pero para nada mi tipo.

—Oh, lo siento.

—No, tranquila. Además, Ruggero nunca me prestaría atención, está muy enamorado de ti...

—No me digas eso, por favor—murmuro. Ella se detiene.

—Digamos que Ruggero me tiene muy al tanto acerca de ustedes, se volvió como mi mejor amigo y... —ella me observa raro—, no entiendo la razón por la cual no están juntos...

—Ruggero era mi mejor amigo—digo, ignorando por completo el resto de lo que me dijo—. Tiene una gran capacidad para escuchar y así también para hablar—río.

—Oye, no te pregunté, disculpa—continúa caminando—. ¿Qué le ocurrió a tu novio? —dice.

—Él...—mi celular comienza a sonar, es un mensaje de mi madre acerca de Lionel—. Yo debo irme. ¿Puedo dejarte mi número así me llamas cuando encuentres a Ruggero? —agrego rápidamente.

—Claro—me contesta. Intercambiamos números y yo salgo corriendo directo a su habitación.

Al llegar veo a los padres de Lionel ahora sentados y a mi madre de pie, me acerco a ella.

—¿Qué ocurrió?

—Lionel sólo quiere verte a ti, rechazó por completo ver a sus padres —murmura. Miro en dirección a Leticia, tiene los ojos hinchados como si hubiera llorado mucho mientras el cretino de su esposo la abraza.

—Intentaré hablar con él para que los deje pasar—le digo. Leticia no tiene la culpa de que su marido sea un completo imbécil.

—Gracias—murmura.

Camino hacia su habitación, al entrar. Lionel está en una cama, conectado a muchos cables y tubos. Me duele verlo así, me acerco y tomo su mano.

—Karol... —murmura.

—Tranquilo, aquí estoy... —acaricio su mejilla, me siento en el sofá al lado de la cama sin soltar su mano.

—Creo que me voy a morir—mi piel se pone de gallina, de pronto mis labios se humedecen y quiero golpear cosas.

—No digas eso, por favor. No te vas a morir, no lo vas a hacer. No puedes dejarme... —sollozo.

—Me siento muy débil—susurra, con la voz quebrada.

—El doctor dijo que ya estabas estabilizado—murmuro, intentando calmar mis sollozos.

—El doctor dijo que ya casi vencía al cáncer y aquí estoy—ríe. Una característica de Lionel es que a pesar de todo puede reír.

—No puedes dejarme—gruño.

—No sé cuanto aguantaré pero quiero decirte algo... —se endereza en la cama y lo ayudo—. Quiero que me perdones, por haber sido tan celoso y paranoico contigo, tuve que tomarme el tiempo de conocer a Ruggero para darme cuenta que es un buen chico y jamás te haría daño, ni se aprovecharía de ti. Espero que quien sea el chico del que estás enamorada, logre hacerte tan feliz como yo no pude. También, no dejes que mis padres se interpongan y dona todos mis órganos, que no quede ni un tercio de mi, si quieres crema lo que sobre.

—Lionel, no te vas a morir—digo, apretando la mandíbula.

—Quizás no hoy, pero algún día el cáncer vencerá y es necesario que lo sepas...—toma mis manos y las lleva a sus labios, dejando un beso—. No me acerqué a ti por una apuesta, ni por conveniencia Karol. Lo hice porque me enamoré completamente de ti, de cada gesto y detalle. De tus sentimientos y hasta de tus defectos. Pero esos son los que te hacen aún más perfecta. Llegué a amarte como nunca jamás imagine hacerlo, solo me levantaba de la cama para poder ir a la escuela y verte. Tu sonrisa era capaz de reiniciar mi vida y darle sentido.

—¿Era?

—Era, porque ahora le das sentido a la vida de alguien más. Yo... ya no te amo.

Mi corazón se rompe, en mil pedazos y luego esos pedazos se rompen en dos mil más. Yace mi angustiada dignidad totalmente trizada en el suelo, me siento herida ante su comentario.

—Tu madre quiere verte. ¿Puedes dejar que te vea?

—No quiero que me vea así, espero que el último recuerdo que tenga de mí sea cuando estaba sano.

—¡No te vas a morir! —grito, enfadada.

—Karol...

—No, Lionel. ¿Querías que me enfade?—él agacha la mirada—. ¿Querías que me ofenda y me vaya? Pues no, mira que aunque no quieras estaré a tu lado hasta las últimas consecuencias. Ahora dejaré que tu madre entre, la abrazaras y trataras bien porque ella lo único que ha hecho es cuidarte y aunque tu padre... tu padre también te quiere—me corrijo antes de que diga algo de más —. Entiendo que estés enfermo, que te sientas mal pero no permitiré que te tires abajo ni que dejes de luchar. Eres más fuerte de lo que imaginas y estaré aún más molesta si te rindes, así que intenta cambiar esa mentalidad acerca de tu vida o tú y yo tendremos un gran problema—finalizo, saliendo de la habitación.

Una vez afuera le hago un gesto a Leticia para que ingrese y ella me agradece, en cuanto ellos entran rompo en llanto. Parezco fuerte, indomable e indestructible, pero soy la persona más sensible y débil que existe. Apenas me siento acorralada acudo al llano y la depresión, en vez de enfrentar mis problemas. Y ahora, ya no más.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora