➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ④②

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—Estoy flipando, tía —dice Valentina, fingiendo un tambaleo—. ¡¿Eras tú?! —chilla, estirando sus mejillas con las manos.

—Sí, pero no debes decirle a nadie.

—¿Entonces trabajas en un club? ¿Eres una prostituta? —chilla en voz baja.

—No. Sólo bailo —le contesto.

Seguimos caminando y solo puedo ver la sorpresa en el rostro de mi hermana.

—Ten cuidado, por favor. Esos lugares son un coñazo —me dice.

—Llevo trabajando casi dos años ahí, Valentina. Sé como cuidarme.

—¿Jamás han intentado sobrepasarse contigo? —pregunta, mientras entrando al salón completamente vacío.

—Muchas veces, por eso siempre Ruggero me buscaba a la salida... —digo y se me forma un nudo en la garganta, ahora ya no me buscará.

—Iré yo por ti —me dice Valentina agarrando mi mano, le doy una débil sonrisa—. ¿Te estás arrepintiendo?

—No, no es eso. Sólo que todo pasó muy rápido, ver a Ruggero y Lionel peleando, me destruyó por completo —murmuro, jugando con mis dedos—. Sabes... cuando ganamos el concurso y bailabamos toda la noche, creí que por fin lo había conseguido y podría estar con los dos bien. Luego fui a cagarla de manera brutal —gruño, chocando la palma de mi mano en la mesa.

—¿No habéis recordado nada? —pregunta, haciendo referencia a la noche del hotel.

—Algunos momentos, la marihuana nos la vendieron unos universitarios que se quedaban en la suite del final de pasillo. Me recuerdo abriendo un preservativo...

—Joder, eso es malo.

—Sí lo es. Luego recordé a un borroso Ruggero sobre mí, besando mi cuello.

—¿Y Lionel?

—No recuerdo nada sobre él.

—¿Y si hay cámaras de seguridad? Quizás las de los pasillos os ayudéis a recordar más.

—Lo había pensado, pero sin una orden judicial o de cateo. No nos van a mostrar nada...

—Tía, me sorprende que no hayas pensando en mí. Soy la puta ama en la persuasión —dice entre risas—. Además, si logras tener acceso a la habitación. Puedes urgar en el papelero por si hay algún condón usado.

—¡Es un hotel! —chillo—. Además pasaron dos días, ya deben haber limpiado y hospedado a más personas.

—Es una puta suite presidencial, Karol. Cuesta tres riñones hospedarse ahí. Al menos vamos a intentarlo, ¿va? —me insita.

—Debo dejar el tema por la paz, Valentina. No hay forma de que me meta a ese hotel a urgar un papelero en busca de condones usados —sentencio.

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  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora