➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ②⑧

2.6K 234 35
                                    

No estoy segura si pasaron segundos, minutos u horas pero no puedo hablar, ni moverme. Estoy tan sorprendida que no tengo forma de reaccionar ante esta propuesta, una parte de mi quiere gritarle: ¡Por supuesto! Pero otra, la sensata, cree que aún es muy pronto.

—Ruggero, yo... No puedo creerlo...

—No tienes que darme una respuesta ya, solo piénsalo—hace una mueca triste.

—Es no tengo que pensarlo. Claro que quiero vivir contigo—él abre los ojos como platos y corre hacia mi.

—Te amo. Te amo. Te amo... —repite mientras me levanta en sus brazos.

—Pero espera, primero debo arreglar las cosas con Lionel... —murmuro, prácticamente cagando el momento.

—Lo sé, cariño. Con que hayas aceptado ya me hiciste más que feliz, lo demás se arreglará solo.

—Yo también te amo —me abrazo a su cintura y me besa una vez más.

—Ahora entiendes las compras...

—La pintura, las cortinas de baño y las toallas... Nunca me lo hubiera imaginado —acaricio el cabello de su nuca.

—Por fin podré hacerte el amor sin miedo a que alguien entre a interrumpirnos.

—Así que por eso es que quieres que me venga a vivir contigo...

—Quiero que te vengas a vivir conmigo, porque faltan meses para terminar la secundaria, seremos adultos y deseo que seas tú quien me acompañe en ésta nueva etapa. Te necesito más que nunca.

—Yo también, Ruggero—acaricio su mejilla—, pero no vendré a vivir aquí mañana mismo. Necesito tiempo, al menos un mes, para hablar con Lionel y preparar la mudanza, eso lleva mucho esfuerzo y estamos cerca de los exámenes finales.

—Lo sé, te entiendo. El día que tu me digas que estás lista para mudarte, yo me encargaré personalmente de todo lo que eso conlleva. Por ahora solo ayúdame a bajar las compras—acaricia mi labio inferior con el pulgar y me da un corto beso.

Ahora que puedo ver el apartamento por afuera casi se me salen los ojos, es demasiado hermoso y debe ser costoso. Frunzo el ceño, me niego a que Ruggero pague todo.

—Otra condición Ruggero—digo, él rueda los ojos como si se lo esperara.

—Me vas a decir que no quieres que pague todo.

—¿Por qué me conoces tanto? —río, cargando dos bolsas. Son las dos de la mañana y obviamente el botones del apartamento no está—. Déjame aunque sea pagar la mitad o las facturas, no lo sé.

—De eso hablaremos cuando vengas a vivir aquí, ¿okey? —asiento, colocando todas las bolsas en el piso del elevador.

Él me mira, cuelga un brazo alrededor de mis hombros y besa mi mejilla. Me siento tan segura en sus brazos, protegida, como si nada pudiera dañarme. Cuando estoy con Ruggero me siento una persona normal, siento que no vivo una doble vida, que soy la misma todo el tiempo. Con él lo soy. Ruggero fue el primero en enterarse de que trabaja como bailarina, al principio se shockeo y luego empezó a cubrirme. Con Lionel, cuando teníamos que hacer alguna tarea y ahora con Valentina.

—Le diré a Valentina sobre esto. Así vaya buscando un lugar donde quedarse, seguramente mi padre le pagará un Penthouse.

—Tú vivirás en un Penthouse, lo que haga o deje de hacer Valentina no tu problema. Quizás hasta se vaya a vivir con su nuevo novio—mi cabeza se gira hacia él.

—¿Novio?—pregunto confundida, Valentina no me ha dicho nada.

—¿No te contó? Toda el instituto lo sabe, empezaron a salir la noche de la fiesta.

—No lo sabía. Al parecer estaba esperando que me entere por mí misma. Ahora entiendo la razón por la cual no duerme en el apartamento hace días. ¿Sabes quién es?

—No tengo idea. Sólo sé que es un chico con novia, porque unas chicas en la cafetería estaban tratandola de zorra.

—¿En serio? No puedo creer que no me contara nada...

—Bueno. Dejemos de hablar de ella, seguramente lo de ese chico no durará mucho.

—No lo sé, la conozco hace nada pero la note muy diferente. El día la fiesta me pidió una blusa, salió súper casual pero cuando la vi en esa casa estaba  vestida completamente diferente. Me dijo que no bebía, pero esa noche mostró todo lo contrario. Sinceramente no conozco para nada a la persona que duerme en mi apartamento hace casi dos meses.

—No debes preocuparte por ella Karol, como te dije lo que haga o deje de hacer Valentina no es tu problema. Es una mujer adulta, sabe comportarse.

—Tengo una sensación extraña, como si me estuviera ocultando algo. Necesito saber que es ese algo porque Valentina desde que llegó me empezó a dar mala espina y ahora que me entero que no me cuenta nada, más desconfianza me nació por ella.

—Ya deja de hablar de ella, cariño. Esta noche es nuestra... —besa mis labios mientras las puertas del ascensor se abren, bajamos las compras y empezamos a llenar la casa.

Los muebles en el lugar son modernos y me encantan las combinaciones de colores, texturas y decoración. Le da un toque tan adulto al lugar, por un momento me olvido que tengo diecisiete recién cumplidos y que el año entrante estaré en la universidad.

—Ruggero—digo de pronto, dejando las bolsas en el sofá.

—Dime—me contesta, mientras descorcha una botella de vino y toma dos copas de cristal de una de las cajas.

—¿Es en serio?

—Hay que festejar, cariño. Vamos a vivir juntos, es un gran paso—me besa en la mejilla y me entrega una de las copas.

—Si fuera por mí, vendría mañana mismo a vivir aquí contigo—sonrío, bebiendo de mi copa.

—¿Qué querías preguntarme?

—No es una tontería solo, déjalo estar—mi risa sale nerviosa. Entonces me toma de la mano y me mira fijamente.

—Dímelo, Karol. Quiero que nuestra relación sea a base de la confianza, puedes decirme cualquier cosa al igual que yo a ti.

—Es que te molestarás, es una pregunta tonta.

—Karol—me reprende.

—Bien—suspiro derrotada, me siento en el suelo adelante del sofá y él se sienta al lado—, quería saber si pretendías ponerte en contacto con tu hermano—sus labios se separan lentamente y frunce el ceño—. Ves, lo sabía.

—No estoy molesto, es solo que... no lo había pensado. Es decir, es todo muy reciente. Supongo que me gustaría conocerlo, saber de él y hasta relacionarnos. Aunque aún no estoy tan seguro...

—Te entiendo perfectamente.

—Nadie más que tú puede entenderme...

—Cambiando de tema... Tengo miedo.

—Yo también—ambos reímos—. Estoy aterrado, créeme. No pretendía vivir solo al menos hasta que terminara la universidad, pero no podía seguir ni un día más en esa casa.

—¿Cómo está tu madre?

—Ella está bien, creo que de todas formas sospechaba algo porque no se la vio muy afectada.

—Las mujeres tenemos un sexto sentido, lo sabemos todo—digo, haciendo énfasis en la última palabra.

—¿En qué estoy pensando ahora mismo? —dice, besando mi hombro.

—Mmm—murmuro, cuando empieza a dejar besos húmedos en mi cuello—. No sé qué estás pensando, pero puedo decirte lo que yo estoy pensando...

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora