—Si no lo sabes, te lo diré yo... —murmura, rozando sus dedos por mi espalda hasta mi cintura.
—Dime... —jadeo, mientras sus labios impactan en mi boca.
—Estoy pensando en que aún no has visto nuestra habitación...
Mierda. Mierda y más mierda.
En cuanto esas palabras salen de su boca, mi corazón explota de alegría “nuestra habitación”. Me toma de la mano, arrastrándome hacia las escaleras. El departamento es tan gran y hermoso, no había visto tanto lujo desde hace años.
La mansión de Texas era muy lujosa, según mis recuerdos. Siempre me pregunto si habrán remodelado, Valeria debe estar muy feliz de haberse salido con la suya. A veces me dan ganas de haberme quedado en Texas y oponerme a que esa arpía mande en mi casa, pero sin dudas venir a Seattle fue la mejor decisión que pude haber tomado y una de las razones por las que nunca me arrepentiré me está besando el cuello, suavemente mientras me muestra la habitación. Nada comparado a mi departamento.
—La cama es grande, entran hasta tres personas.
—¡Qué descarada! ¿Me estás proponiendo un trío? —su idiotez me hace reír, se me sale una carcajada horrenda y él se burla de mí.
—Contigo me basta y me sobra... —digo, envolviendo su cuello con mis brazos.
—Chau blusa —dice, tomando el borde de la misma y quitándomela por la cabeza —. Amo tu piel, es tan suave y blanca. Me encanta —sus húmedos labios van a parar en mi hombro, lo cual hace que me retuerza ante su tacto.
—Ruggero —gimo. Llevo las manos a su cinturón, quitándoselo y desprendiendo el botón de su pantalón.
—Despacio, nena. Quiero que vayamos despacio —murmura. Traga saliva cuando mi mano va a parar a su entrepierna. Toma aire y me recuesta en la cama, se quita la camiseta y se acuesta encima de mí, pero sin aplastarme.
—Creo que nunca podría cansarme de ti...—gimoteo.
—Te amo, nena—jadea, mientras se deshace de mi pantalón. Dejándome solo con la ropa interior.
Me besa en todas partes. Me besa en el cuello, en las mejillas, en la frente y luego baja sus labios hacia mi pecho. Lleva las manos al broche de mi brasier y lo quita, tirándolo a un lado. Pellizca mis pezones y me retuerzo del placer, su boca cubriendo la mía. Siento la presión de su ereccion en el vientre, lo deseo tanto. Lo tomo de los hombros y nos giro, quedando yo arriba de él. Se sorprende pero no dice nada, coloca sus brazos atrás de su cabeza y se prepara para el espectáculo. Amo tener el control, aunque sé que él también por lo que me apuro para sacarle los pantalones y sus calzoncillos. Antes de tirar de ellos saco el preservativo que supuse que estaría ahí, lo miro pícara mientras abro el sobre de aluminio.
—¿Puedo ponértelo? —murmuro, subiendo y bajando mi mano en su ereccion.
—Por favor—jadea, mordiendo su labio inferior.
Me recuesto sobre Ruggero, beso sus labios mientras mi mano sigue acariciándolo. Me apreta contra él y jadea en mis labios, tiene los ojos oscuros y los labios hinchados. Me encanta.
—Karol—gime, me está apurando.
—¿No querías ir lento? —murmuro en su oído.
—Vas a hacer que me venga simplemente con esto—sisea, apretando los dientes en mi clavícula.
Me enderezo deslizando el látex por él, me levanto y me deshago de mis bragad para volver encima de Ruggero. Coloca las manos en mi cadera mientras empiezo a bajar suavemente sobre él, maldice en voz alta y se muerde el labio. Le acaricio el pecho suavemente, su piel quema y eso me pone a mil. Eleva las caderas a nuestro encuentro, comienzo a subir y bajar sobre él. Se levanta, uniendo nuestros pechos y me besa, suavemente. Hasta que de un momento a otro me gira quedando abajo nuevamente, me penetra con fuerza, una y otra vez.
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➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol]
FanfictionSer una chica con dos vidas diferentes no es fácil, ocultarle a mi novio la verdadera profesión que realizo y lo que conlleva esta no es fácil, ser testigo de que como me denigran y tratan de comprar, no es fácil «nada es fácil». Sí, ser yo no es lo...