➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ②②

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Karol Sevilla:

—¿De verdad quieres discutir esto ahora?—gruño.

—Ahora solo quiero comerte la boca y meterte ese cuarto de limpieza, pero no lo haré porque solo quiero que te calientes y vengas a rogarme que te coja—sus palabras tienen el efecto que desea, siento como mis bragas se mojan y tengo la intuición de apretar los muslos.

—¿Crees que te rogaré? Estás muy equivocado. En este momento tengo cientos de chicos para echarme un polvo, nunca te rogaría—digo, mirando como el laboratorio está llenándose de gente.

—Ninguno de esos, ni nadie podría hacer que te vengas como lo hago yo. Nadie sabe como y donde tocarte como lo hago yo, con ninguno de esos gritaras como lo haces conmigo. El único nombre que provendra de esa boquita, es el mío. Tal y como lo hacías una y otra vez hace unas noches.

—¿Y le llamas a Lionel posesivo?—bufo. Rodando los ojos y haciendo el amague de marcharme.

Ruggero toma mi muñeca y me mete a la fuerza al pequeño cuarto de limpieza, besándome ferozmente sin una gota de ternura. Tira nuestras mochilas al suelo sin piedad, seguro algo se rompió. Pero eso no importa en este momento, solo me concentro en como su pecho sube y baja violentamente mientras desabrocha su cinturón, gimo. Quiero esto.

—¿Tienes un preservativo?—siseo. No soy capaz de reconocer mi voz.

—¿Creiste que iba a tener sexo contigo?—se burla, mientras lleva las manos a mi trasero tirándome hacia su cuerpo—. Te dije que ibas a rogarme...—mete las manos debajo de mi falda, sus dedos tiran de mi braga bajandola por mis muslos.

—Ruggero—gimoteo.

—Siente—susurra entre dientes. Mientras mete dos dedos en mi interior, muerdo la palma de mi mano para no gemir. Para, ganándose una mirada asesina de mi parte.

—¿Por qué paras?—gruño.

—¿Quieres que siga?—asiento—. Dilo—ruedo los ojos.

—Si quiero—murmuro, está logrando avergonzarme.

—¿Qué quieres?—dice, hundiendo ahora tres dedos. Tiro la cabeza hacia atrás, con su pulgar acaricia mi clítoris. Ese pequeño lugar que descubrí y ahora lo amo gracias a él.

—Te quiero a ti. Maldita sea—gimoteo, de inmediato tapo mi boca.

—¿De verdad quieres esto?—detiene sus dedos, pero luego continúa. ¡Es tan frustrante!

—Sí, Ruggero. Por favor—ruego. Perdiendo hasta el último poco de dignidad.

—Sus deseos son órdenes—dice contra mis labios. Al mismo tiempo que saca un preservativo de su bolsillo, se lo coloca y me levanta una pierna, colocándola en su cadera.

—Carajo—gime. Se hunde en mi sin piedad, machacándome contra la pared del pequeño cuarto.

—Ruggero—jadeo, tiro con fuerza del cabello de su nuca. Él se agarra de las paredes para seguir entrando y saliendo de mí. En algo sorprendente para mí, mete dos dedos en mi boca y puedo sentir el sabor de mi misma. Chupo, tal y como lo hago con su pene.

Lo miro fijamente a los ojos, mientras sigue con sus embestidas. Fuerte, profundas, sin detenerse. Tiene tanta fuerza, me fascina. Gimo. Es mi segundo polvo y creí que seguiría doliendo, pero ese pellizco interno ahora es solo placer. Un torbellino de sensaciones me golpean, me siento en el cielo. Ruggero pone los ojos en blanco y hunde su cabeza en mi pecho, sus manos masajean mis pechos sobre la blusa. Estoy cada vez más cerca. Coloca las manos en mi cuello, tira de mi cabello obligándome que lo mire. No puedo creer que estoy haciendo esto de nuevo, con mi mejor amigo.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora