➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ①⑨

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Ruggero

—Esperaremos a que ellas se vayan y recién nos acercaremos a la casa —me dice Michael. Ambos escondidos detrás de unos arbustos.

—No aguanto más las ganas de orinar. Michael volteate —le pido.

—Es nuestro escondite, no puedes orinar en nuestro escondite —gruñe—. Ahí se van. Agáchate—dice.

Vemos como la limusina negra sale del gran jardín, rodeando la manzana y saliendo a la calle. Las ventanillas polarizadas no me dejan visualizar al interior del carro, por lo que me despido de ella sin siquiera haberla visto.

—Ahora sí —dice Michael.

Llegamos a la acera de la mansión, metiéndonos en la casa antes de que las puertas enrejadas se cierren. Corren por el gran jardín, metiéndonos entre los árboles. Me siento un poco mareado de pronto, estoy recién operado y mi cuerpo aún está debilitado.

Michael toca el timbre de la casa, haciéndonos pequeños ante los ojos de cualquiera que pase por esta calle. La puerta es abierta por una amable señora que nos mira aterrada mientras levanta las manos en alto, creyendo que vamos a robarle.

—¿Está Carrick? —gruñe Michael.

La mujer nos mira aterrada aún.

—Lo siento señora. Buen día, mi amigo se despertó del lado izquierdo de la cama. Queríamos saber si está Carrick Sevilla —le digo de buena manera.

—¿Quién me busca? —dice una voz gruesa y firme.

De pronto ese rostro conocido regresa a mis recuerdos, haciéndome tensar y a la vez suspirar de alivio. Carrick empalidece, mirándonos aterrorizado.

—Ruggero... Michael... —traga un dificultad.

Es ahí cuando Michael se lanza sobre él, dándole un fuerte puñetazo en la mejilla. La mujer grita aterrada y sale corriendo hacia alguna dirección. Entramos a la gran mansión, cerrando la puerta y mirando a Carrick acariciar su mejilla.

—Creo que me merecía esa —dice Carrick entre risas.

—¡Dijiste que nos protegerías! —le grita Michael furioso.

—Creí que estaban muertos.

—Pues estamos aquí así que muertos no estamos —mascullo.

—¿Tú llamaste ayer? —me pregunta.

Asiento.

—Dejaste a Karol muy afectada —gruñe.

—¿Por qué está molesta conmigo? ¿Qué le hice?

—Ruggero perdió la memoria, salió de una operación hace unos días por la venda en su cabeza —le explica Michael. Ruedo los ojos.

—No le hiciste nada —responde a mi pregunta—. Ella piensa que estabas muerto y yo también lo pensaba, creí que estaban jugandole una broma a mi hija. Sólo la estaba protegiendo, yo colgué la llamada.

—Entonces... ¿ella me extraña?

—Más que a nada... Ella está...

—Embarazada. Lo sé. La vi —lo interrumpo.

—Te golperia de no ser que llevas esa venda. ¿Cómo te atreviste a embarazar a mi hija?

—Oh, Carrick. Tú sabes muy bien como se hacen los bebés —le respondo con ironía.

Carrick me fulmina con la mirada.

—Dejen su pelea suegro-yerno para después. Necesitamos planear algo.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora