➸ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ⑤

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Karol

Observo de a ratos la imagen del profesor de filosofía escribiendo en la pizarra y el contenido en ella, pero simplemente no puedo concentrarme. Hace varios días estoy con unas náuseas terribles, debidas a Pupi que está creciendo dentro de mí.

Aún sigo sin poder asimilarlo del todo. Sé muy en mi interior que quizás no haya sido la decisión más sana, pero es lo único que me queda de Ruggero y no tengo más alternativas. Ya no estoy en tiempo para realizar una interrupción del embarazado, aunque no estaba en mis planes hacerlo. Carajo. Sólo tengo dieciocho años y tengo más problemas de los que me gustaría tener. Ahora viene uno repleto de mierda, pañales y llanto. Quizás hasta ahí llegue mi sueño de ser cirujana.

La campana suena, permitiéndonos ir a almorzar. Cruzo el pasillo, topandome con Osvaldo en frente de los baños. Todavía no he tenido cabeza para decirle a la familia de Ruggero. No sé cómo si lo tomarían ellos. Pasaron de perder un hijo a ser abuelos, será igual de confuso para ellos como para mí.

—Hola, Karol. ¿Cómo estás? —me pregunta.

Me distraigo en sus facciones, tan idénticas a las de Ruggero. Juro que si no fuera por esa acentuación Marroquí, no dudaría en pensar en que es él. En qué es su hermano.

—Karol —repite. Sacándome de mi nube.

—Hola, perdón. Yo sólo...

—Pensaste que era él —me interrumpe. Suelta una risita y se acomoda el cabello—. Eres la segunda persona a la que le pasa lo mismo hoy.

—¿Qué? ¿A quién te refieres?

—Esa chica... Jazmín. Nos tocó juntos en biología y te juro que me miró la hora que estuvimos ahí.

—Es que eres su reflejo, es como si..

—Él estuviera aquí —vuelve a interrumpir.

—Sí. Te miro y es como si él estuviera vivo.

—No conocí mucho a Ruggero y a Lionel creo haberlo visto una sola vez. Sólo sé que te amaban demasiado...

—Lo sé. Yo también los amaba. Yo... los amo —respondo.

—¿No has logrado superar sus muertes?—indaga.

—Yo... Jamás lo haré —me sincero—. Siento que si los supero, voy a olvidarlos y no son personas de la cuales quiera olvidarme.

—¿Perdiste la esperanza?

—¿En qué? —pregunto confundida.

—De que aparezcan con vida... —murmura.

—¿Viste cómo terminó el avión en el que viajaban? A pesar de que no hayan encontrado sus cuerpos, es imposible que hayan sobrevivido a semejante accidente —se me quiebra la voz.

—Entonces si perdiste las esperanzas.

Lo miro fijamente, sin saber que responder con exactitud. Mi labio inferior tiembla cuando abro la boca para objetar, sin lograr coordinar una frase y cerrandola para agachar la cabeza en rendición.

—No debí decir eso. Lo siento... —murmura apenado.

—No... Tienes razón. Perdí las esperanzas —suspiro pesadamente—. La idea de perder a Ruggero y a Lionel me hizo pedazos. No hay noche en la que pueda dormir en paz pensando que... —paso saliva con dificiltad—. Quizás, si yo no le hubiera prohibido acompañarme en un comienzo, cuando estaba a pie del aeropuerto con su maleta, listo para seguirme a ver a mi padre... Él estaría aquí. Todos estarían aquí.

  ➳ LA REINA DE LA NOCHE [Ruggarol] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora