— No eres fotógrafa, ni siquiera parece que sepas usar una cámara.
Mabel, muy cerca de la espalda de Clover, apretó los labios, intentando silenciar las voces en su cabeza que le exigían defenderse. Sabía que la crítica no iba dirigida a ella, sino a su personaje en el juego, específicamente al momento capturado en la imagen, donde llevaba la cámara colgando descuidadamente del hombro. Ellis, a su lado, sostenía la fotografía mientras avanzaban. No estaban seguros de si la soga había desistido en su intento de atrapar a Mabel porque finalmente iban en camino a la trama de su personaje o porque Clover tenía un sexto sentido para prever el peligro y desplegaba un escudo de agua alrededor de ellas, dificultando las trampas aleatorias de la soga. Esta, tras golpear la barrera en un berrinche, se había marchado y no había vuelto a aparecer desde entonces. Mabel apostaba por la segunda opción, pero Ellis no quería sacar conclusiones apresuradas. De cualquier modo, la linterna espanta fantasmas en sus manos era alternada hacia el frente y la espalda para que su luz evitará inconvenientes.
Mabel llevaba la lámpara de Cereza en alto, y Cereza, desde su interior, vigilaba la retaguardia con atención. A veces, cuando Mabel estaba a punto de bajar el brazo por el cansancio del peso, veía a Cereza asentirle, como si confirmara que todo estaba en orden, lo que la hacía resignarse a ejercitar el brazo un poco más. No iba a ser ella quien le quitara su importante tarea como guardián.
— Sin estuche, con el lente descubierto, sin funda a la vista... la llevas como si fuera un bolso. Cualquier fotógrafo con amor al arte agradecería no verte en la calle.
— No fui yo — aclaró Mabel, sintiendo que se ahogaba si no decía nada. Era agradable ver que Clover aún tenía energía y no era solo una sombra gris, por su entusiasmo al criticar a su versión ficticia, Mabel pensaba que era karma, por lo que había hecho sin querer en el baño y, quizá, un poco del amor que Clover le tenía a los fotógrafos. Con eso en mente, claro que dejaría que continuara criticando su postura todo lo que quisiera.
Retrocedían por el camino que Mabel había recorrido antes, más o menos, querían llegar al punto en donde había encontrado la soga por primera vez, en donde también el papel se ennegrecía de forma peculiar, pero no era fácil regresar por una ruta de la que no había visto nada.
— La mansión está dividida en cuatro — susurró Clover —. Cada ala es ocupada por uno de los hijos, y la cuarta por el padre. El centro tiene escaleras, pasillos, cocina, y otras habitaciones comunes como el comedor y varias salas.
— ¿Cómo lo sabes? ¿Lograste recorrer todas las alas en tan poco tiempo? — preguntó Mabel, asomándose ligeramente sobre el hombro de Clover para observar el camino que recorrían con tanta confianza —. ¿Y cómo saben a dónde ir sin perderse?
— ¿Quieres saber cuál es la diferencia entre un jugador novato y uno experimentado? — Ellis miró a Mabel, esperando su asentimiento antes de continuar —. Observar — señaló un ojo —. Observar atentamente los detalles.
Clover asintió.
— Las serpientes — señaló.
Sin detenerse, Mabel comenzó a buscar entre las sobrecargadas decoraciones: enredaderas de serpientes adornaban marcos de espejos, ventanales, muebles y paredes. Le costaba distinguirlas entre los apretados nudos en los que se entrelazaban, pero finalmente notó algo.
— Son delgadas — murmuró Mabel, recordando.
Había visto cobras con sus características capuchas y serpientes más grandes que podrían ser boas, pero no sabía lo suficiente de reptiles para identificarlas con precisión. Sin embargo, las que había en ese corredor eran más finas y alargadas que las anteriores.
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Rever Arcade
Mystery / ThrillerMabel quería dinero, una casa propia y felicidad. Aceptó entrar al mundo de juegos de Rever Arcade para buscar al hermano perdido de alguien, con la promesa de volverse ridículamente rica al terminar. Sin embargo, no esperaba acabar siendo dueña de...