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Estaba demasiado agotada, creí que anoche cuando llegara a mi casa al menos iba a poder dormir y luego afrontar los problemas con mamá y Adrián.

No, los gritos en la madrugada inundaron la inmensa casa logrando que me estresara.

—¡Más te vale que te alejés de ese niño! —Gritó mí mamá yendo detrás de mí.

Subí las escaleras irritada.

—¡Olivia! —Exclamó furiosa.

—¡Déjame en paz!

Y así fue como luego de una larga discusión no terminamos concluyendo nada.

Ahora estaba lista para ir al colegio, había terminado mi desayuno sin decir una sola palabra bajo la atenta mirada de mis padres.

—Gracias. —Dije levantándome de la mesa.

—Nos vemos. —Dijo mi padrastro a mí mamá antes de salir conmigo.

Me subí al auto junto a él.

—No me dejés esperando hoy, Olivia. Que sea la última vez. —Advirtió Adrián.

Asentí tratando de no verme grosera, aunque su presencia me irritara demasiado.

—Adiós. —Bajé del auto y enseguida choqué con alguien.

Me separé un poco con el ceño fruncido.
Mi expresión de molestia desapareció al ver el rostro de Mateo.

—Hola. —Dijo él con una sonrisa.

Mis mejillas se calentaron al instante. No contesté nada y caminé a pasos ligeros hasta entrar al colegio, conservé la elegancia aun así.

—Ey, Olivia. —Oí a Mateo atrás cuando ya estaba por entrar al aula.

Solo ahí detuve los pasos y me di vuelta para mirarlo.

—Hola. —Sonreí.

Él traía aún esa hermosa sonrisa consigo pero esta vez también había adoptado una expresión de confusión.

—¿Por qué actuaste así? —Interrogó cuando estuvo frente a mí.

—Estaba mi padrastro ahí. —Dije con un tono obvio.

—¿Y? —Preguntó sin entender.

Te odian.

—Es algo raro él. —Le resté importancia.

Me di la vuelta para entrar al salón y solté un grito cuando sentí un líquido frío esparcirse en mi pecho.

Miré molesta a la chica frente a mí, mientras ella me miraba asustada.

—¿Qué te pasa? —Dije enojada.

—¡Lo siento! Fue sin..

—¡Lo hiciste a propósito! —Vociferé.

—¡Claro que no! —Se defendió.

La miré mordiendo mi labio por la molestia y cuando estaba por empujarla Mateo tomó mi brazo.

—Ya está, fue un accidente. —Dijo Mateo.

Lo miré y alcé una ceja.

—Claro que no. —Dije seria.

—Claro que sí. —Dijo con una sonrisa.

Tomé aire sintiendo como la molestia me invadía más.

—¡Claro que no! Mirá como me dejó la camisa. —Le dije a Mateo y miré a la chica. —Se nota que todas me odian. ¿Sabés cuanto cuesta esta camisa?

—Ya basta, Oli. —Dijo Mateo.

Me quedé congelada al oírlo llamarme así de nuevo.

Reacciona Olivia.

—No me mires así. —Dije y él rodó los ojos antes de jalar mi brazo y llevarme hasta el baño.

Él encendió la luz y yo me miré al espejo renegando entre dientes.

—Dejá de discutir tanto. —Dijo mientras se sacaba su campera.

—Mirá, toda morada quedó. —Me quejé.

Mateo negó con una sonrisa.

—Tomá. —Me ofreció su campera. —Sacate la camisa y ponete mi campera.

Yo lo miré algo sorprendida.

—Va, solo si querés. —Alzó los hombros.

—Sí, obvio que quiero. —Dije rápido, lo cuál luego me reproché. —Quiero decir, solo por esta vez, porque odio la ropa sucia. —Rodé los ojos.

Él se mordió el labio y se dio vuelta para que yo me cambiara tranquila.

—Y también porque huele a vos.. —Musité empezando a cambiarme.














Jelou beibis<3

Mess [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora