Me levanté extrañamente con buen humor.
Tenía que ir hoy al colegio como siempre. Bajé a desayunar con mi mamá y mi padrastro. Ellos estaban en silencio comiendo en el comedor, como siempre, no se me hacía una escena muy distinta.
De hecho era extraño que me fijara tan solo un poco en eso, puesto que era un escenario cotidiano con el que venía conviviendo demasiado tiempo.
—Me voy para el colegio. —Avisé a mi mamá.
—¿No pensás desayunar? —Cuestionó ella. Mi padrastro apartó la mirada de su comida para mirarme esta vez a mi.
—No, dejá así. —Dije peinando un poco mi cabello.
—Al menos tomate el jugo. —Dijo mi mamá.
—No, voy a llevar mi agua, ¿bien? —Dije con una sonrisa.
—Okay. —Dijo ella extrañada y volvió a fijar su atención en su comida.
—Esperá te llevo. —Dijo mi padrastro limpiando su boca con un pañuelo.
Asentí con la cabeza y acomodé bien mi mochila en mi hombro para irme al colegio.
La verdad quería eliminar el recuerdo de Mateo riendo conmigo anoche, pero no podía evitar la voz en mi cabeza diciendo que se había visto realmente lindo sonriendo, o que inadvertidamente me había derretido un poco con su amabilidad.
Igual probablemente las cosas iban a hacer iguales con él hoy, como han sido siempre. Sin embargo, me sentía de muy buen humor.
Miré a mi padrastro que plantó un beso en los labios de mi madre y luego se dirigió a mi. Ambos salimos de casa y nos subimos a su auto.
El viaje inició de inmediato y yo miraba con una sonrisa a la ventana.
—¿Por qué estás tan contenta? —Preguntó él, mirándome de reojo.
Alcé los hombros y lo miré.
—Tuve un sueño anoche. —Dije y él rió un poco.
—Bueno, anoche parecías estar de mal humor. —Dijo él con ironía.
—Lo siento. —Dije restándole importancia. —Me sentía mal ayer.
Él asintió con la vista en el camino.
Detuvo el auto donde siempre y me miró.
—Espero que en serio te esté yendo bien, Olivia. —Me advirtió con la mirada. —Recuerda que tenés un sueño, ¿hm?
Asentí y abrí la puerta.
—Adiós. —Dije despidiéndome y luego de cerrar la puerta del auto, apresuré mis pasos para entrar al colegio.
La verdad que si mi padrastro se daba cuenta de como iba, me podría matar. Bueno no, exagero pero igual, se molestaría mucho.
Caminé primero a la cafetería del colegio. Pedí un buen café para la profesora, capaz así le agrado un poco.
Me dieron un café enseguida y me fui a pasos rápidos pero cuidadosos al salón, para llegar a tiempo y sin embargo, no regar el regalo para la profesora.
Cuando entré al salón comencé a caminar hacia el escritorio de ésta.
—Buen día, profe. Le traje est..
Largué un grito cuando caí al suelo junto con el café, regándolo en el suelo, pero aun así, logrando que manchara mi camisa y quemara mi pecho.
Me levanté avergonzada y bastante enojada.
Me di la vuelta y miré a Mateo que aguantaba la risa. Me había hecho zancadiila.
—¡Te odio!
A esta hora xq sí<3