Olivia
—Subí, dale. —Me dijo Dante estresado.
No quería, estaba pensando seriamente irme donde Marceline, pero eso podía traerme muchos problemas ya que no había tanta seguridad y privacidad como la que tenía en el hotel donde estaba hospedada.
Pero me tenía de los nervios la idea de que Mateo también se estuviera hospedando en el hotel.
—¿Sabés si se está hospedando en el mismo hotel? —Le pregunté a Dante.
—No lo sé, ¿por qué te importa? Podés subir, ¿por favor? —Dijo agotado.
Si quizá no fueran las nueve de la noche me lo pensaría más, pero estuve todo el día ocupada, filmando, tomándome fotos y respondiendo preguntas estúpidas en entrevistas.
Me subí al auto rodeando los ojos.
—Christine, ¿tenés agua? —Le pregunté a nuestra chófer.
Ella le ofreció la botella a Dante y él me la pasó, la tomé mirando a la ventana demasiado pensativa.
—Viste que sos mala. A mí me decís que esa no te gusta. —Se quejó Dante. —Y me ponés a buscar la que te gusta si no hay.
—¡Eso no importa ahora! —Le dije a Dante estresada.
Miré la botella y resoplé. Ojalá pudiera ser Jesús para convertir el agua en vino.
—¿Y a vos qué te pasa? —Preguntó él confundido.
¿Y si me cambiaba de hotel?
—¿Hay otro hotel igual de bueno? —Pregunté.
—No, al menos no con penthouse libre.—Dijo mientras sacaba su celular.
—Quizá un penthouse no sea necesario. —Dije
Él me miró con el ceño fruncido.
—Linda. —Habló en español. —¿Te volviste loca?
No dije nada más y seguí mirando a la ventana hasta llegar a las puertas del hotel.
Como siempre, Dante salió y abrió la puerta para luego yo salir.
Caminé tratando de verme segura hasta el hotel. Podría ser que Mateo solo estuviera ahí por alguna otra razón que yo no puedo imaginar.
Pero la debe haber, ¿no?
Entro y me alivio al no ver a nadie, camino hasta el ascensor y miro a Dante venir.
—Qué tanta prisa. —Dijo Dante antes de entrar.
—Quiero llegar ya. —Le dije antes de apretar el botón para el último piso.
Tomé aire tranquila viendo las puertas cerrarse pero me tendré cuando una mano evitó que las puertas se cerraron.
En seguida estas se comenzaron a abrir de vuelta, dejándome ver al morocho.
No, por favor, no.
Sus ojos conectaron rápidamente con los míos y comencé a alterarme al sentir esos ojos de nuevo observarme.
Mi pecho comenzaba a mostrar lo agitada que estaba, seña significativa de mis nervios.
Me reté por que no quería demostrarlo, pero tenerlo cerca era demasiado.
Justo cuando creí que nada podía ser peor, Mateo fue empujado abruptamente hacia mí, a lo que yo quedé atrapada en la esquina del ascensor por él, quien puso sus dos manos a los costados de mi cabeza para no caer sobre mí.
Y nuestros rostros estaban tan cerca.
Holaas❤️✨
No sé si está claro, entonces aviso que cuando hablan en cursiva es porque hablan italiano y cuando no está en cursiva es porque es español.
¿Quieren que haga maratón en un ratito? Puede que lo considere si las veo activas en este cap🥺❤️