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—Mi casa está sola. —Le dije a Mateo.

Me había llamado porque dijo que necesitaba tener esa charla conmigo.

—Bueno, estoy cerca, así que probablemente en cinco esté ahí. —Dijo.

—¿Cinco? —Me miré al espejo.

Tenía puesta una mascarilla y solo tenía puesta una bata de esas de toalla. Lo peor es que no me podía vestir porque arruinaría mi mascarilla, y no me la podía sacar porque recién me la había puesto.

—Sí. —Colgó.

Solté un chillido antes de mirarme al espejo, tenía el pelo recogido en una bolita para que no tocara mi cara, la cual estaba verde a causa de mi mascarilla.

Mi mamá había salido por fin luego de años a lo de sus amigas, y Adrián estaba trabajando, así que tenía tiempo a solas.

El timbre sonó.

Bueno, tenía.

Bajé las escaleras en pantuflas antes de abrir la puerta algo seria.

Mateo alzó un poco sus cejas al verme.

—¿Y eso? —Preguntó.

—Pasa. —Me hice a un lado. —No tenía planeado que vinieras, estaba.. en día de spa.

Mateo entró y yo cerré la puerta. Él miró alrededor. Era la primera vez que venía, y de hecho..

—Sos la primer persona que traigo aquí. —Dije cruzada de brazos.

Él me miró y sonrió.

—Es linda. —Dijo él.

Asentí con la cabeza.

—Vení, mi habitación está arriba. —Dije, y le hice una seña para que me siguiera.

Subimos las escaleras y abrí la puerta de mi habitación.

—Esta es.. —Me acerqué y recogí una tanga que había en mi cama antes de apretarla en mi mano. —.. ¡Mi habitación!

Mateo se rió. —Ese entusiasmo.

—Es que es hermosa, ¿no? —Dije y él asintió.

—Esperame. —Me fui a la puerta de la izquierda donde estaba mi clóset y tiré la tanga antes de cerrar. —Ya está.

Volví y me senté en la cama.

—Me gusta ese póster. —Dijo señalando el que había en mi habitación de Marilyn Monroe.

—Gracias. —Dije. —Digo gracias por halagar mi buen gusto.

—Ese ego. —Mateo me sonrió y negó con la cabeza.

Sonreí al verlo y me sentí bien de nuevo por tenerlo ahí, como si no hubiese pasado.. así se sentía, pero no era así.

Así que tampoco debía dejarlo pasar.

Mi sonrisa se desvaneció y bajé mi mirada a mis uñas.

—Entonces.. ¿venías a hablar? —Dije.

—Ah, sí. —Se sentó en mi cama, a mi lado.

El miedo que tenía el otro día había desaparecido. Realmente me encontraba intrigada por lo que me diría, porque de ser malo no habría venido hasta acá, o no estaría siendo tan amistoso.










Maratón 1/?

Cada vez se me hace más tarde pero es que me agarró el hambre. Lo paro cuando vea que se están durmiendo, las amo❤️

Mess [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora