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Estábamos en la cancha, él estaba entrenando antes del partido. Eran las cinco y el partido era a las siete, así que aún tenía tiempo de entrenar.

Lo acompañé al entrenamiento y claramente me iba a quedar al partido.

Mateo me miró desde la cancha y se acercó a las gradas, en seguida le pasé el agua de su termo y yo se la pasé.

—¿Estás cansado? —Pregunté.

—Sí. —Sonrió. —Pero, estoy muy emocionado.

—¿Y nervioso? —Cuestioné.

—No, ya no. Solo quiero disfrutar del partido, voy a dar todo de mí, y si eso no es suficiente no sé que lo sea. —Dijo él y sonreí.

Mateo era alguien ejemplar para mí.

—Te queda lindo ese conjunto. —Soltó la botella mirándome de pies a cabeza.

Ayer habíamos escogido un conjunto para él y uno para mí, además de un conjunto que escogimos igual para los dos.

Él no lo sabía pero le había comprado un par nuevo de Nike AF1 y unos Air Max 90. Se los daría luego del partido.

—¿Te gusta? —Pregunté.

—Me encanta. —Dijo mordiéndose el labio

Él se acercó a mí y me comenzó a comer la boca de repente, yo sonreí mientras sentía como sus labios me besaban.

Sentí sus manos viajar hasta mi trasero y lo apretó con fuerza.

—Que ganas de hacerte de todo. —Dijo mirándome serio.

—Que atrevido sos. —Dije y él sonrió.

—Y como para no serlo con vos. —Dijo antes de volver a dejar un beso en mis labios.

Él se fue de nuevo a entrenar, dejándome embobada allí sentada.

(...)

—¡Dale, Mateo! —Grité desde las gradas.

A mi lado se encontraba el hermano de Sam, o sea, quién había venido a ver a Mateo a jugar.

El partido estaba empatado, había un gol de Mateo con asistencia de Ignacio, y otro gol de otro chico que para nada conocía.

—Juega muy bien. —Dijo él y yo asentí.

—Es el mejor. —Dije mirando atenta las jugadas.

Miré el reloj desesperada porque sabía que se estaba por acabar el partido.

Miré a Mateo que estaba en el centro de la cancha, rápidamente miró al arco y sin pensarlo mucho pateó el balón.

Mis ojos se abrieron mucho y un grito de festejo salió de mi garganta.

—¡Fue increíble! —Gritó el hombre que estaba a mi lado.

—¡Lo sé! —Lo sacudí un poco mirando aún a la cancha.

Suspiré cuando el árbitro dio por terminado el partido, miraba con una sonrisa como Mateo celebraba con sus amigos.

—Estoy tan feliz por él. —Dije demasiado contenta.

Cuando miré al frente y vi como Mateo venía hacia mí, no me aguanté y corrí hacia él, sonreí cuando abrió sus brazos y yo salté para abrazarme s él como un mono.

Escuché la risita de Mateo en mi oído.

—Te amo, sos el mejor. —Dije.

Sus labios atraparon los míos y nos besamos así unos pocos segundos.

—Te amo. —Dijo antes de bajarme.

Mateo y yo volvimos a las gradas.

—¡Estupendo juego! —Dijo el señor antes de tomar su mano y apretarla.

Mateo le sonrió y se quedó mirando a la izquierda. Yo miré hacia allá y me di cuenta de que había un hombre mirándonos atentos desde allá.

Adrián.








Hola<3 no esperen aún la sorpresa jajaja.

¿Quieren que haga maratón?

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