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Mateo

—Y te lo juro que eso haría, pero como la cagona acá es ella andá a saber donde está. —Solté y enseguida la sonrisa de mi papá desapareció. —¿Qué? Es la verdad, es una cagona.

—Vos no sabés lo que ella pueda estar pasando. —Dijo con esa mirada que me decía que no le gustaba para nada lo que estaba diciendo.

—No sé, vos tenés razón. Así como ella no sabe nada de mí, me gustaría que ambos pudiéramos ayudarnos en este momento pero.. viste que no todo es como queremos. Como me dijiste ayer, ella está en su derecho de elegir lo que quiera, de elegir no perdonarme, y está todo piola, cada uno re construye su camino. —Dije.

Estaba de acuerdo con eso que él mismo me había enseñado, tenía que aceptar lo que ella decidiera y debía empezar a hacerme la idea de que quizá ella nunca volvería y que yo tendría que olvidarla.

Quería tratar más que todo de hacer como si nada hubiera pasado, porque pensar en ella en otro lugar que no fueran mis brazos me ponía algo mal.

—Bueno, basta. —Dije y cuando quise ir a la cocina mi viejo me detuvo actuando con cautela. —¿Qué?

—Yo, dije que yo les doy el jugo. Andá para allá. —Dijo.

Lucía tan serio que ni lo quise cuestionar, alcé una ceja como única respuesta y me di la vuelta para regresar donde mi querida amiga Laura.

Por ese lado, había pasado una hermosa noche, llena de anécdotas y risas.

Por supuesto, nos desastrasamos de muchas cosas, fuimos a un restaurante muy grande, caminamos un poco por las calles de Buenos Aires, y terminamos caminando hasta mi casa.

—Acá está. —Dijo mi papá dándonos los jugos.

—Gracias. —Dijo Laura.

Mi viejo la veía medio raro, no la veía mal o algo, sino como pensativo.

Qué le pasaba.

—¿Van a subir? —Preguntó él.

Miré a Laura y ella alzó los hombros.

—Sí, sí. —Dije mirándolo a mi viejo, había algo extraño en él. —Vamos, Lau.

Pasé un brazo por sus hombros y de esta manera terminé subiendo las escaleras con ella.

—Está super diferente. —Dijo Laura.

Claro, papá había remodelado hasta la última esquina de la casa.

—Pedro se dedicó mucho a la casa. —Dije mirando.

Ella se quedó mirando la habitación pero yo caminé hasta la ventana cuando oí el auto de mi viejo sonar. Miré por un lado y fruncí el ceño al ver una sombra de una silueta femenina en el auto. Sin embargo, arrancó demasiado rápido como para poder reparar más.

Mi ceño se frunció confundido. ¿Papá estaba saliendo con una piba?

¿Para qué la escondía además? Me daba pena pensar que eso a mí me podía disgustar cuando no era para nada así.

Ya iba a hablar con él.

—No trajiste ropa ni siquiera. —Dijo ella, que miraba mi clóset con total confianza.

Confianza que por supuesto yo me había encargado de brindarle siempre.

—Sí, si traje. Solo que ni he sacado la ropa de la maleta. —Dije sentándome en la cama.

—Como que ya es hora, ¿no? —Cuestionó ella. —Si querés te ayudo.

—No te gastés, sentate tranqui. —Dije.

Pero mi vista se quedó en el conjunto que se veía desde mi cama.

—¿Te gusta? —Preguntó mirándolo ella también.

Mis ojos fueron también a los AF1 que estaban ahí limpios pero gastados, por lo mucho que los usé entonces, mientras que los Air Max estaban casi en completo buen estado.

Fue el regalo que Olivia me había dado el día que Jorge me vio jugar.

Me daba bronca recordarlo, un hombre que le dio algo bueno a mi vida, sembró cosas buenas como cosas malas. Me abrió la puerta que me dejó correr hasta triunfar en mi carrera, pero hizo que tantas cosas crecieran en mí, las inseguridades que terminaron haciendo que dejara a Olivia.

Negué con la cabeza pensando en que le hice daño en ese momento con todos mis mambos, y ahora simplemente por ser tan boludo terminé hiriéndola de nuevo.

La perdí de nuevo.

En ese entonces estaba en búsqueda de mi futuro, de muchas cosas; y cegado por mentiras que me inyectaron innecesariamente. Por lo que aunque la extrañaba cuando la recordaba, muchas cosas me decían que estaba haciendo todo bien y que tirara para adelante.

Ahora tengo todo lo que quería, pero perdí a quien amaba, y eso no dejaba de martillar mi cabeza, tanto que terminó haciendo que como los últimos días, las lágrimas salieran.

—¿Qué pasa, hermano? —Dijo Laura.

Me saqué las lágrimas rápido, me había olvidado por completo de Laura.

—Nada. —Dije y ella me miró obvia.

Claro, no llorás así de la nada.

—Me llené de nostalgia. —Dije sintiendo ese pequeño nudo en la garganta.

Cuando los años pasaron sin ella yo ya era una persona más segura de mí misma, con más confianza.

Verla fue solo necesitar tenerla, fue como olvidarme de todo lo que había pensado en algún momento,  fue como si el rencor se desvaneciera y las ganas simplemente de que nunca hubiera pasado nada surgieran.

Fue verla y que mi corazón escupiera un te amo.

Y lo sigue haciendo en este momento, donde fuera que ella estuviera, esperaba que no se sintiera sola, porque mi corazón seguía escupiendo una y otra vez que la amaba.

Y que por siempre ella iba a ser el desastre más lindo que me encontré, uno que me puso de cabeza y que le invitó a estar con ella, comprenderla, y ponernos ambos en un nuevo orden.

Uno en el que encajáramos los dos.

Sí quería que le sacáramos fuck you al mundo lo haríamos.

Sí, mandaría el maldito mundo al carajo mientras le re como la boca.







Solo xq dije que sí o sí iba actualizar, pero me muero de sueño.

Prometo que los próximos caps vienen mejores ajdjsj.❤️❤️

Las amo preciosas, las amo tantísimo<3

Mess [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora