Mi corazón latió con fuerza al ver al morocho frente a mí riéndose con un grupo de amigos.
—Uy, per..
Agarré mi cabello y me tapé lo que restaba de mi rostro antes de darme la vuelta bastante agitada. Sin darme tiempo a pensar comencé a caminar hacia el lado contrario, pero a un par de pasos Andy atrapó mi muñeca.
—Ey, ¿qué pasó? —Cuestionó.
Negué con la cabeza sin poder hablar. Mi cuerpo actuó por sí solo tomando el vaso de la mano de mi compañero y me lo tomé sin dudar.
Fue cuando el ardor recorrió mi garganta que me reté por mi acción.
—Ay, no. No debo tomar. —Le dije a Andy y él me miró sin entender. —No me dejés tomar, por favor.
Sentía que iba a comenzar a llorar. Primero porque la ansiedad me estaba comiendo viva luego de haberme chocado así con Mateo, segundo porque sentía que me lo iba a encontrar en cualquier momento, tercero porque me sentía mal por el pequeño que se formaba dentro de mí.
—¿Me reconociste fácil con el antifaz? —Pregunté.
Si él me había reconocido cuánto más me reconocería Mateo que me conocía bastante.
—Necesito algo más grande, necesito una máscara, no un antifaz. —Dije mirando a todas partes nerviosa por que Mateo me pudiera ver.
Miraba a todos lados cuando justo vi a alguien pasar con una máscara súper bonita.
—Te la compro. —Tomé del brazo a la piba.
Ella alzó su máscara y arrugó el ceño, abrí mi cartera y saqué un par de billetes que le hicieron abrir bastante los ojos.
—C-claro.. —Dijo aceptando el dinero y dándome la máscara.
Yo me saqué el antifaz y me puse la máscara rápidamente.
—¿Cómo me queda? —Cuestionó Andy mirándome, se había puesto mi antifaz que por supuesto no le combinaba para nada con el resto de su disfraz.
—Necesito ir al baño. —Rodé los ojos y me di la vuelta.
Comencé a caminar hasta el lugar sin saber donde se encontraba el baño.
Suspiré cuando vi en una esquina a Mateo sentando con sus amigos, entre ellos Ignacio que parecía entretenerse más mirando a la gente que bailaba.
Aproveché que estaba entre la gente para poder observarlo, él llevaba un disfraz similar al mío, lo que me hizo sonreír.
Estaba disfrazado de Michael Jackson.
Reí mirándolo, le quedaba bien el disfraz.
Mi corazón estaba siendo apretado por mi pecho, a la vez que unas pequeñas lágrimas amenazaban con salir.
Lo necesito tanto.
Me sentía culpable hasta diciéndolo para mí misma, porque en mi cabeza estaba el constante pensamiento de que yo era una mala persona. Mi consciencia me decía a gritos que yo era una mentirosa.
Con el dolor en mi cuerpo terminé por encontrar el baño.
Me saqué la máscara y me miré al espejo, me gustaría relucir más mi maquillaje, pero me escondí antes con tanta cobardía que ahora no podía simplemente salir y ser yo misma.
Arreglé un poco mi peluca que se había desacomodado.
Podía irme, quizá, a quién le importaba el premio ese.
Y como si fuera mi día de mala suerte, vi entrar al baño a “Cruella”.
Ella se acercó hasta el espejo y sacó de una pequeña cartera un labial rojo que comenzó a aplicar en sus labios.
No soportaba estar ahí con ella, pero estaba tan paranoica que tenía salir del baño y que ahí estuviera él.
—Buen intento de disfraz. —Dijo la piba.
La miré fijamente tratando de decirle solamente con la mirada que yo no le había preguntado.
Volví la vista a la puerta, aunque sentía su mirada en mí.
—Pero yo voy a ganar. —Insistió con el tema.
La miré nuevamente, y me vi reflejada en ella.
Vi mi alma destrozada y mi sonrisa que escudaba el desastre que yo era.
Por favor, yo no quería ser como ella.
—Disfrutalo. —Le dije y seguí mirando a la pared.
Ella comenzó a caminar hacia la puerta, la iba a ignorar pero no pude hacerlo cuando golpeó mi estómago con su cadera.
—¡Estoy embarazada, tarada! —Le grité enojada.
Ella alzó una ceja como con asco y se rió.
—Con razón no te queda el vestido. —Dijo antes de salir.
Mi labio inferior tembló de la impotencia y sentí enseguida un nudo en la garganta.
¿Estaba gorda?
Las lágrimas rodaron por mis mejillas ante la impotencia, más que todo sentía que me había cargado de demasiadas cosas de la nada.
Estaba decidida a irme, a dejar el estúpido concurso ahí, pero no iba a dejar que me humillaran así tampoco.
Miré la máscara y volví a ponermela antes de mirarme al espejo.
Así no le iba a ganar a nadie.
Tiré la máscara al piso y la rompí en pedazos.
Mi vestido estaba fantástico, y el maquillaje que tenía debía ser lucido como se lo merecía.
Además miren ese hermoso rostro, no era para tenerlo debajo de una máscara.
Aunque sea el de una mentirosa.
Suspiré demasiado nerviosa. Mateo me va a matar cuando me vea.
Aunque de todas formas iba a hacerlo.
Sin pensarlo más, salí del baño y comencé a caminar de nuevo hacia la multitud de gente.
Aunque quisiera hacerme la que estaba muy segura no era así, aún tenía nervios de que Mateo me viera.
Ya sabía que de esta noche no pasaba, pero no quería que fuera justo ahora.
—Dame eso. —Dije cuando encontré a Andy, robándole el antifaz de vuelta.
Me lo iba a sacar cuando empezara el concurso.
—Okay, ¿estás mejor? —Preguntó él.
—Sí. —Dije para luego suspirar. —No lo sé..
Él alzó una ceja y sin pronunciar una sola palabra, tomó mi mano para que esta vez sí comenzáramos a bailar.
Y pude dispersarme un rato, bailando con él, pero mi gozo terminó con una voz por el parlante, avisando que todos los participantes debían subir al escenario.
Mmm. ¿Mateo la verá en la fiesta o no? Vamos a probar la suerte de Olivia.
¿Uno más?