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Cuando bajé del juego ya me sentía mucho mejor. Había dejado de llorar y una sonrisa tranquila estaba en mi rostro.

—Gracias. —Le dije al hombre del parque. Él solo asintió con una sonrisa y siguió mirando el horizonte. 

Empecé a caminar para salir del parque, aún acompañada por Mateo.

Abrí la cartera y saqué el dinero suficiente para pagar la entrada que Mateo había pagado por mi. Frené y le extendí el dinero para que lo tomara.

—¿Qué? No. —Dijo Mateo alejando mi mano.

—Dale, muchísimas gracias pero tenía para pagarla. —Insistí.

—No, yo quería invitarte. —Dijo él.

—Sí, pero si no te devuelvo el dinero al menos, voy a sentirme en deuda con vos. —Dije y él alzó una ceja.

—¿Cómo que al menos? —Preguntó.

—Pues.. que no me hizo mal tu compañía, creo que lo necesitaba hoy.. —Dije tomando el aire frío por la nariz.

—Sí, supongo que todos necesitamos compañía de vez en cuando.. —Dijo metiendo sus manos a los bolsillos. —Y, no me debés nada.

Yo rodé los ojos mientras guardaba la plata. Tarde o temprano iba a devolverle eso de alguna manera.

—Entonces.. gracias por.. ser un acosador y seguirme hasta aquí. —Lo jodí.

Ambos reímos y luego  miramos cada uno hacia otro lugar suspirando. Se empezaba a tornar incómodo el ambiente.

—Entonces, me voy. —Hablé tratando de cortar ese momento.

—Ah.. te llevo. —Se ofreció Mateo rápidamente.

—Está tarde, Mateo. Ve a tu casa y yo iré a  la mía a descansar. —Dije.

A parte, no quería que supiera donde vivía.

—Son las dos de la mañana, mirá si te voy a dejar ir hasta tu casa sola. —Dijo Mateo con obviedad.

Alcé ambas cejas sorprendida.

—Okay. —Dije empezando a caminar. —Pero.. ¿por qué estás tan tan amable hoy?

—Porque soy humano. —Dijo mirándome. —Porque se notaba que la estabas pasando mal y.. quería.. brindarte un poco de ayuda.

—¿Aunque me odies? —Cuestioné con un tono algo divertido.

—Aunque te odie. —Dijo alzando los hombros. Aun así reímos una vez más juntos.

Volvimos a caminar en silencio, pero esta vez se sentía cómodo. Sin embargo, éste no tardó en ser roto por Mateo.

—Lo de las fotos..

—Ni lo menciones. —Dije negando con la cabeza.

—¿Él las pasó? —Preguntó curioso.

—Que chusma sos, Mateo. —Dije y él rodó los ojos. —Y sí, ni modo que las iba a subir yo.

Él hizo una mueca y asintió con la cabeza.

—Es un hijo de puta. —Dijo Mateo.

Asentí.

—Es un GRAN hijo de puta. —Dije asintiendo.

—Lo bueno es que el karma existe. —Dijo convencido. —Ya le vendrá.

Solo asentí con la cabeza pensando en todo lo que había pasado. Ahora estaba rogando porque no suba de peso.

—Ya, puedes dejarme aquí. —Dije cuando faltaba una cuadra para llegar hasta ésta.

—Okay. —Dijo él sacando la mano de su bolsillo y extendió su mano. ¿Todo mal entre nosotros? —Preguntó riendo.

—Todo mal. —Dije también dándole la mano.

Él rió y tras soltar mi mano se dio la vuelta para irse.

Mateo Palacios era extraño, pero extremadamente agradable.








Re tarde pero bueno<3

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