Los últimos días Mateo no había respondido mis mensajes, y eso me estaba poniendo cada vez peor. La ansiedad de que ya este fin de semana era la pasarela estaba matándome.
Creí que iba a estar siempre lista para ese momento pero estoy más nerviosa que nunca, y más con Mateo tan distante.
Sus mensajes se limitaban con un "lo siento, estoy entrenando", "estoy ocupado, hablamos luego" o un simple visto.
Sin embargo, hoy por fin me había escrito y me había dicho que tenía tiempo libre. Iríamos a cenar hoy en un restaurante al que lo invité.
Eso tendría que tranquilizarme un poco, pero contrario a eso me está poniendo cada vez más nerviosa.
Al no recibir respuesta de Mateo le pregunté a Jorge sobre el nuevo club y me dijo que si él aceptaba, se iba a tener que trasladar a Córdoba, lo cuál me estaba volviendo loca.
¿Por qué no me lo había dicho?
No quería dudar de él, pero las palabras de Sam resonaban en mi cabeza, no por lo de que era un interesado o algo así porque Mateo nunca había demostrado algo así y lo único que le he dado se lo dí sin que me lo pidiera.
Pero, ¿por qué se había distanciado ahora qué le habían dado esa oportunidad, y por qué no me lo había dicho?
Como sea, todos estos pensamientos los estaba teniendo en el Uber mientras viajaba al restaurante. Cuando llegué pagué y me bajé.
Miré el restaurante y saqué el celular para llamar a Mateo, pero antes de hacerlo sentí un toque en mi hombro. Me giré y una sonrisa se formó en mi rostro al verlo.
Sin pensarlo si quiera planté un beso en sus labios.
—Te extrañé. —Dije antes de abrazarlo.
Escuché su risita y como me abrazaba a su cuerpo, y pese a que sabía que habían muchas cosas mal por fin pude respirar tranquila por un momento, ahí entre sus brazos me sentía bien.
—Yo igual. —Me dijo Mateo antes de besar mi cabeza.
Me alejé para mirarlo a los ojos.
¿Por qué estaba actuando así si ambos nos amábamos tanto?
Mateo tomó mi mano y caminamos dentro del restaurante para tomar una mesa de dos.
—¿Tenés hambre? —Pregunté.
—Sí. —Dijo mirando la carta.
Yo no tenía mucha hambre, solo muchas ganas de verlo.
—Me tiene agotada todo ésto de la pasarela. —Dije mirándolo con una mueca.
—¿Cuándo es? —Preguntó levantando su mirada del menú.
Fruncí el ceño. —El fin de semana. ¿Vas a ir, no?
Mi corazón se aceleró al ver que bajó un poco su mirada.
—Supongo que sí. —Dijo.
—¿Supones? —Pregunté confundida.
—Sí, no sé. —Dijo él alzando los hombros.
—No sabía que te importaba tan poco. —Dije tratando de ocultar lo herida que me sentía ante lo que él me estaba diciendo. —¿Vas a entrenar?
—No, solo no sé. —Dijo antes de volver su mirada al menú.
Mordí mi mejilla interna, comenzaba a sacarme de mis casillas. Quería controlarme porque me conocía, podía ser hiriente con tal de sentirme bien conmigo misma, siempre recurría a lo mismo cuando sentía que me estaban hiriendo, y justo en este momento me sentía herida por él.
Tomé aire y miré el menú, no quería que las palabras de Sam me consumieran.
—¿Ya está todo listo para la pasarela? —Dijo.
Alcé mi mirada y vi que sus ojos estaban fijos en mí.
—Sí, eso creo. —Dije.
Quería contarle todo lo que me estaba pasando, lo de Sam, que me iba a ir de la agencia luego de la pasarela, que también odiaba a Marlon, pero no iba a hablarle justo cuando tiene esa actitud de mierda.
Sin contar el hecho de que me estaba ocultando lo de su club nuevo.
—En serio espero que te vaya muy bien con esa agencia, que podás llegar muy lejos y ser lo que siempre has soñado. ¿Sabés? Vos no sos una piba cualquiera. Y no le creás a nadie cuando te diga que lo sos. No te dejes intimidar por nadie, y no tratés de hacerles saber que eres la mejor. Porque juro que solo basta que sonrías para amarte. —Dijo.
Mis ojos estaban picando, traté de sonreír pero no me salía, no sabía por qué me estaba diciendo eso justo ahora. Me sentía conmocionada por sus palabras pero no lo entendía.
—Te amo tanto. —Dijo mirándome a los ojos.
Yo mordí mi labio inferior, no quería llorar frente a él. Tomé aire, quería hablar pero no podía porque me iba a largar a llorar.
Mateo miró a otro lado y suspiró antes de mirarme de nuevo.
—¿Vos me amas, no? —Preguntó antes de tomar mi mano.
Asentí con la cabeza enseguida, y él sonrió antes de mostrarme su dentadura.
—Te amo mucho. —Dije mirándolo a los ojos.
Necesitaba que supiera que era así, lo necesitaba a mi lado.
En un rato, la comida estuvo servida en nuestra mesa. En realidad la de Mateo, yo solo pedí algo de tomar.
Trataba de evitar morder mis labios porque los iba a arruinar, mi pierna izquierda se movía inquieta sin embargo. Aún después de esas palabras seguía sintiendo que todo estaba mal.
Tomé una vez más de la bebida mientras miraba el sorbete. Volví a mirar a Mateo.
Tenía que preguntárselo o mi cabeza iba a terminar echa mierda esta noche cuando fuera a mi casa.
—¿Hay algo que querás decirme? —Pregunté mirándolo.
Él solo comía, pero dejó los cubiertos antes de mirarme.
—No. —Dijo, y sentí mi corazón doler más.
¿En serio no me lo planeaba contar?
—¿Y vos? —Me miró fijo antes de volver a tomar sus cubiertos.
Pasé saliva y me tragué las lágrimas que iba a soltar hoy en mi cama.
—No. —Dije y él asintió mirándome antes de volver a mirar el plato.
Siento decirles que el próximo es el último. :'D
Me encontré un Mateo chiquito con traje, así que aquí se los dejo.