Mateo me miraba en total silencio, apretaba los labios de vez en cuando y su mirada se desviaba por segundos, solo para luego volver con la mía.
—Perdón. —Soltó finalmente.
Apretaba sus manos entre sí, notoriamente nervioso.
—Yo fui un boludo con vos, lo acepto completamente. Me dejé llevar por.. no sé, me llené de pensamientos negativos, me olvidé de todo lo que estábamos viviendo y fue como solo recordar lo que antes pensaba de vos.. —Dijo, claramente sincero.
Sentía ganas de llorar por lo mucho que me conmovía el hecho de que Mateo viniera a pedirme perdón y explicarme las razones de sus acciones.
Nunca había tenido un amigo, pero dudaba que todos fuesen capaz de hacer ésto que él hacía.
Me estaba haciendo sentir especial al tener este gesto.
Mateo podría haberse dado cuenta de su error y simplemente no haber hecho nada. Sin embargo, haberlo hecho quería decir que le importaba.
—Me arrepiento de haberte dicho todo lo que te dije. —Dijo él. —Y sí te entiendo, en ese momento no porque tenía la cabeza.. no me gusta lo que pasó y más allá de ser celos o algo así me jode porque claramente vos sabés que no tendría que haber pasado, pero está bien, todos cometemos errores y yo no tenía por qué juzgarte, probablemente vos la estabas pasando mal y yo no te ayudé. Así que perdón por haberte juzgado y por haberte dado la espalda, perdón porque confiaste en mí para contarme algo tan privado y yo lo menosprecié. Y quiero que sepas que mi error fue ese, que no pienso que eso que hice estuvo bien, así que no pensés que si volvemos a hablar yo voy a seguir siendo así, o que te voy a tratar de herir..
—Ya lo sé, Teo. Se la persona que sos vos, o al menos lo que me has dejado conocer. —Dije con una sonrisa.
Tuve que hacer una pausa porque no fui capaz de seguir, mi labio inferior temblaba y mis ojos se habían mojado.
Reí ligeramente avergonzada antes de tapar mi cara con una mano.
—Eu, ¿qué pasa? No llorés. —Dijo.
Saqué mi mano y ventilé mi rostro con mi mano.
—Solo por la mascarilla. —Dije y él sonrió.
Lo miré y sin pensarlo mucho tomé su mano.
—No sé, estoy muy conmovida por tus palabras, me hiciste sentir muy especial, y.. que se yo, estoy muy feliz por tener un amigo como vos. —Dije y él me miró con atención.
—Te lo mereces. —Sonrió. —Y no sos una fea persona, lo dije porque..
—Lo dijiste porque es verdad. —Interrumpí. —Me sentí devastada cuando lo dijiste, no te voy a mentir. Pero cuando en el baño fuiste.. menos cruel.. —Reí pero él hizo una mueca de pena. —Me hiciste caer en cuenta de que tenías razón, yo no quiero ser eso que odio, eso que odié, y quiero amarme de verdad, siempre lo he querido.. y tenés razón, puede que ya no sea esa gordita que sufría de bullying, pero es peor ser lo que soy ahora.
Mateo me miró en completo silencio.
—No finjas que no estás de acuerdo ahora, vos fuiste el que me enseñó eso, y no estoy molesta. Querés lo mejor para mí y eso demuestra que sos mi amigo. —Dije y él sonrió sin mostrar su dentadura.
—De todas formas no estoy de acuerdo. —Dijo él. —De verdad lo dije de forma superficial. Si te miro bien sos muy linda persona, solo que tenés muchas inseguridades y eso te lleva a hacer lo que hacés. Pero todos necesitamos a alguien que nos ayude a ser mejor, y me gusta la idea de que yo sea esa persona para vos.
Suspiré y sonreí asintiendo.
Lentamente se acercó a mi hasta finalmente abrazarme, cerré mis ojos al sentir sus brazos rodear mi cintura y su respiración en mi cuello. Mis manos acariciaban su espalda al abrazarlo, y mi mentón se había apoyado en su hombro.
—Te quiero.. —Susurré abriendo los ojos.
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